Galliquio Jhon

Jhon Christian Galliquio Castro (Tyson)
Extravagante en demasía, supo disimular muy bien su características bizarras para encausar su carrera en los rieles de las más absoluta normalidad. Nunca fue un futbolista destacado, aunque por momentos en Avellaneda creyeron que tenía condiciones de crack.
Nacido en la localidad peruana de Pisco en 1979, ya desde pequeño empezó a baldosear. Su padres lo anotaron en el registro civil bajo el nombre de «Jhon» y no «John» como se lo conoció luego. Por esa razón es que se lo registra en los medios con ambas identidades.
Igualmente él no se hizo demasiados problemas porque su aspecto de boxeador le valió el mote de Tyson.
Con ese escalofriante apodo salió a la cancha para comerse crudo al que se le pusiera por delante. Lateral derecho aunque también defensor central, debutó a fines del siglo pasado en Universitario (2000/2001, 2002, 2004/2005 y 2007) y allí regresó cada una de las veces que fracasó en otro equipo. Su pasantía de cabotaje en Deportivo San Martin de Porres (2006) provocó poco ruido. Ni hablar de su efímero paso por el Cruz Azul de México en el primer semestre de 2003.
Ese mismo año conoció la fama. No sólo disputó las Eliminatorias Sudamericanas con su Selección sino que además jugó en la Argentina, defendiendo la camiseta de Racing.
Recaló en nuestro país para el Apertura ’03 gracias al pedido del DT de La Academia, Ángel Cappa, que había declarado «para ser campeón hay que partir de una buena defensa«. Todavía se desconoce si el amigo de Valdano hacía referencia a otro equipo.
Racing no salió campeón, por supuesto, pero al menos el hombre de Perú robó varios aplausos en sus primeras presentaciones. Añorando épocas de laterales dúctiles con el balón, los hinchas que concurrían al Cilindro se emocionaron con algunas fintas tribuneras de Tyson y no dudaron en ovacionarlo irónicamente. El clásico «Y ya lo ve, y ya lo ve, es el hermano de Pelé» sonó durante algunas fechas.
La campaña no ayudó para que Galliquio fuese ídolo, claro. El desempeño del conjunto albiceleste fue malo y la llegada del Pato Fillol a la dirección técnica le cerró definitivamente la puertas. Individualmente había mostrado conceptos interesantes al principio pero su nivel cayó notablemente gracias a los viajes que hacía para jugar en la Selección y a una lesión que lo alejó un par de jornadas. Reflexivo, se fue casi lagrimeando: «Yo no tuve errores solamente acá en Argentina. Los cometí en todos los equipos que jugué . Un futbolista se equivoca y lo observan millones de personas. No me bajonean los errores. Yo sé cuando juego bien, cuando lo hago mal o regular. No me hace falta ver los diarios para confirmar lo que pienso«.
A comienzos de 2004 regresó a su tierra. Allí volvió a ser un futbolista del montón que cobró notoriedad por su fama de golpeador (según el Diario el Bocón y la Revista Magaly, le pegaba a su mujer). A comienzos de 2007, para meter un poco de presión tiró una bomba de humo y arregló un buen contrato con su querido Universitario.

Juan Pordiosero