Under Ladrón: Maksim Evgenevich Mankó

A mediados de la década del 2000, Rusia y Ucrania se llenaron de jugadores argentinos que se atrevieron a desafiar al frío y a lososopolare (?) para juntar petrodólares en pala. A nosotros esas historias nos gustan, pero imagínense si fuera al revés: ¿podría un jugador de esa parte del mundo probar suerte en Argentina? La respuesta está en este post, amiguitos. Hoy les contaremos la historia del ucraniano Maksim Evgenevich Mankó, fugaz crack del Sportivo Dock Sud en 2011.

Su caso es inédito. Tan único es, que para creerlo tuvimos que rastrearlo durante meses mediante periodistas ucranianos y rusos, y preguntarle vía skype por qué diablos decidió jugar en una de las categorías más bajas del fóbal argentino. Y desde Nueva Zelanda, donde hoy vive, Maskim nos contó su vida.

Dejó su Kiev natal a los 5 años, cuando sus padres tuvieron que emigrar por ser opositores al gobierno de Leonid Kravchuk, primer presidente de Ucrania tras la caída de la URSS. Se instalaron en Auckland, donde el pequeño Maksim, a pesar de todos los pibes de su edad practicaban rugby, empezó a mostrar interés en el futbol, sobre todo en el arco. Pero como el apellido no le jugaba a favor, a Mankó decidieron darle una mano (?) y lo probaron como volante por izquierda en las inferiores del poderoso (?) Three Kings United. Allí jugaba con Martín Torres, un argentino que tuvo un fugaz paso por las infantiles de River y Platense: él fue quien comenzó a vincular al ucraniano con Argentina y su irremediable futuro baldoseril.

“Martín me pasó un video del Kun Agüero y me volví loco. Empecé a tratar de copiar sus movimientos. Después empecé a ver más videos. Me fascinó ver las hinchadas, la pasión, cosas tan lejanas y raras para el fútbol de acá Nueva Zelanda. A los pocos días ya sabía la cumbia del Kun, la de ‘llevo el futbol en la sangre’, me gusta”, cuenta Maksim en perfecto español desde Auckland.

Mientras Mankó aprendía lo que hacía el ex Independiente dentro de la cancha y descartaba sus polémicos gustos fuera de ella (?), un técnico le hizo caso y lo puso de delantero. Él respondió con una interesante cantidad de goles, que lo hizo llegar a Primera en el 2009, con 19 años. Siguió mojando e inclusive fue convocado a la Selección juvenil sub 20. Hasta que un buen día decidió que si quería triunfar, debía emigrar y jugar en una liga de mayor nivel.

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“Así que acepté una invitación de Martín para veranear en Argentina. Nos fuimos los dos con un amigo de Etiopía, que estaba refugiado (!) con su familia en Auckland e hizo las inferiores con nosotros. Ni bien llegamos a Buenos Aires, empezamos a buscar equipos”. Se probaron en Acasusso sin suerte. Hablaron con un par de representantes, nada. Cuando se dieron cuenta que la vida del futbolista es una mierda a menos que tengas la guita necesaria como para delirarla toda en Cocodrilo (?), se dedicaron a pasear por la ciudad, morfar asado, escuchar cumbia y coquetear con pibas durante un par de semanas más. Finalmente pegaron la vuelta a Oceanía.

Pero a Maksim ya le había picado el bichito del baldoseo. Así que a principios del 2011 regresó a Buenos Aires. Juntó coraje, y casi sin conocer la ciudad, empezó a moverse en tren y a recorrer clubes. Estuvo en González Catán, intentando en Centro Español. “Era fuerte, rápido e iba a todas, unas condiciones físicas bárbaras, pero no entendía una goma, ni dentro de la cancha ni afuera”, cuenta Sergio Geldstein, ayudante de campo del conjunto gallego por ese entonces, y actual DT de Victoriano Arenas. Dónde estuvo más cerca de quedar fue en Excursionistas: llegó a entrenarse con la cuarta, pero a los pocos días lo limpiaron. Para colmo, en Núñez conoció la cara más peligrosa del país: Estaba caminando en un paso bajo a nivel, y de repente vi a dos pibes que sacaron armas y le robaron todo a otros tres que iban adelante. Mientras hacían lo suyo, me miraban. Me hice el boludo e me fui rapidito con los ojos en el suelo”.

Pero hablando de miradas, uno de los tantos representantes que había contactado le vio algo especial y le consiguió una prueba en Dock Sud, en la Primera B. Mankó se tomó otra vez el tren desde la casa de unos amigos en Don Torcuato donde paraba por esos días, se probó, corrió como nunca, conformó al DT Hernán San Martín y quedó en el plantel de Primera.

La adaptación en el Docke no fue sencilla: “Primero viví en la cancha del club, en una piecita que me habían conseguido al lado del vestuario. Eso fue difícil, estaba muy solo, todo era nuevo para mi”, recuerda Maksim. Arrancó el torneo 2011/12 como suplente, pero su debut como titular no pudo ser mejor: gol de cabeza en la victoria 2 a 0 ante Central Córdoba, y hasta tuvo 5 minutos de fama gracias a una nota en Olé, que se la jugó (?) con el título: “Dock Sud tiene su Schevchenko”.

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Maksim consiguió continuidad y llegó a disputar 15 partidos en los que marcó un total de 5 goles. “Cuando lo vi mojando con la camiseta del Docke no lo podía creer, me quería matar. Tenía mucha habilidad para pescar pelotas sueltas dentro del área”, recuerda Geldstein, el mismo que lo había rechazado en Centro Español.

Algunas reseñas periodísticas de aquellos partidos también reflejaban su capacidad rebotera cerca del arco rival. De la pequeña habitación en el estadio, “el ucraniano del Docke”, como empezó a conocerse en el ambiente del ascenso, pasó a un departamento que pudo alquilar en pleno centro de Avellaneda, y de a poco le empezó a encontrar la vuelta a Buenos Aires.

Para la siguiente temporada, Dock Sud se había reforzado con otros delanteros y Maksim tuvo una oferta en la siempre gélida (?) Santiago del Estero. El Club Atlético Güemes de esa provincia venía de descender del Argentino B y se preparaba para afrontar la Liga Santiagueña. Hasta allá viajó nuestro héroe en micro durante casi 20 horas. Pero cuando llegó, todo se complicó.

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El intermediario que lo había llamado nunca apareció, por lo que tampoco apareció la tagui (?) para él y varios de los jugadores que habían caído en el mismo cuento. “Encima el calor era insoportable, era imposible salir a la calle al mediodía. El club era un desastre, no teníamos ni para comer”, se ríe por skype el ucraniano. Jugó un par de partidos de pretemporada allí hasta que el desarraigo pudo más y volvió a Nueva Zelanda para fichar por su primer amor, el aún poderoso (?) Three Kings United.

Ese pudo haber sido el final de sus aventuras, pero no: “Tuve un 2012 genial en mi país, pero descubrí que tenía ganas de seguir viajando. Así que a finales del año recibí una oferta de Costa Rica. Armé las valijas, saludé a todos y me fui otra vez”.

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Maksim llegó al Santos de Guápiles, de la Primera División tica, con el mote de delantero exótico, según una nota del diario La Nación del 28 de diciembre. Se convirtió así, con 2 goles en 20 partidos, en el primer ucraniano-neozelandés en jugar en ese país.

Lo que siguió a semejante baldoseada fue el amor. Maksim no renovó en Costa Rica, y a pesar de algún interés de regresar a Argentina, eligió otra vez Nueva Zelanda y allí conoció a Javiera, una chilena de la que se enamoró perdidamente. Jugó en diversos equipos hasta que su novia lo invitó a pasar un tiempo en Chile a principios del 2015, donde el muy terco probó suerte para ingresar en algunos equipos del ascenso mientras laburaba en la empresa de su suegro. No tuvo suerte y en diciembre del mismo año, decidió instalarse definitivamente en Auckland, donde se entregó definitivamente al amor (?) y se casó.

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Fichó para el WaiBOP United, de la Primera División, donde sigue convirtiendo goles. Y encontró una nueva veta en la docencia, ya que se se convirtió en la cabeza de un proyecto único para promover el fútbol en Nueva Zelanda: Mankó es el entrenador de Mount Roskill Grammar School, una respetada escuela secundaria de las afueras de Auckland. Tiene a su cargo varios equipos de chicos de entre 15 y 18 años.

“Pasé grandes momentos en Argentina y extraño la pasión de la gente por el fútbol. Recuerdo la vez que le tiraron una piedra al auto del presidente del Docke porque perdimos un partido. O cuando nos robaron los botines a todos en el vestuario, y unos días después vinieron unos chicos a vendernos… ¡nuestros propios botines! Los echamos a patadas… pensándolo bien, mucho no extraño, jajaja”, cierra Maksim la charla por Skype, apurado por sus amigos que lo están esperando hace un rato largo para ir a pescar, no goles como cuando sorprendía a todos en Dock Sud, sino peces de verdad.

Bollino

39 respuestas a “Under Ladrón: Maksim Evgenevich Mankó

  1. Que graaaaaaande el ucraniano, hasta ario era!! Necesitamos mas jugadores asi, con pelo rubio y de ser posible largo como en los 90′, y menos wachiturros con camiseta de la selección. EL TETEQUEEEEE Bien bien Ferrari bien. Auspicia el marcianito 100% real 1 link no fake mega + crack. Auspicia Carniceria y embutidos Cacho, todo para tu parrilla escuchando el nacional V por radio, Aveeeniiidaaaa Chacho Pepeñaloza esquina Coronel Francisco José Luis Miguel Ángel María José Luis Alonso Liberman del Gran Chaco. Esquinita xD. Auspicia neumáticos constitución, avenida constitución de la republica del Líbano 17239, a pasitos del palacio de bóquinjam. Auspicia tu tía cuarta en tanga. Jamoncito del coto a las 4 de la tarde. CAMEROOOZZZA! PELADO FORRO AGUANTE EL RIVOTRIL!!!!

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      • Si. Pero jugaba por la punta y era una locomotora. No se le pedían goles.
        El que robó en aquellos tiempos con esa moda en NOB era Vojvoda, que todo el mundo creía de aquellos pagos y era más cordobés que Los del Suquía.-

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      • al búlgaro lo veíamos todos los días acá noma’ en la baldosa…en la «fachada» anterior de EUB , en la foto que pusieron estos copados no sabías si era Iotov o un huevo duro

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  2. Falta una parte de la historia que fue cuando Maxim vino a vivir a Mendoza a casa de unos primos míos que conoció en la Costa Atlántica e intentaron conseguirle una prueba en Independiente Rivadavia, algo que obviamente no próspero

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  3. Que crack el ucraniano, siempre cae bien parado en la vida. Medio jodido comerse una chilena aunque parece que tiene guita su familia así que adentrooo.

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  4. Caruso sos un hijo de puta (o unhijodeputas diria el) no sabia lo de «lososopolare» jajajajajajajaja
    ni ahi que termine de ver el post
    la puta madre Caruso como me hiciste reir

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  5. si argentina llega a jugar el repechaje con nueva zelanda, manko puede ser el guia de la selesio cuando haya que jugar el primer partido en auckland ?

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    • Tranquilamene. Fijate como nos verá de lona el resto del mundo que hoy ya tiraron la ampliación de equipos para el otro mundial. En cualquier momento «yojanesberg» Cherquis Bialo los convence de meter diez ascensos…

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  6. Con el Docke jugo en Primera C.. Vi sus goles en vivo… Me sorprendió para bien, y un pibe muy sencillo con el que pude hablar.. Luego de ese torneo vino un 9 colombiano.. Angulo Viveros que luego se fue a Tiro Federal.. Y estuvo cerca de arreglar el nigeriano Olushola. Dock Sud y sus 9 exóticos.. El partido del piedrazo fue una derrota 1 a 0 contra Liniers.. Post del año sin dudas

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  7. Lo raro es que con la combinación admirador del kun/ viajero, no se haya pegado una vuelta por la península valdes a darle murra a las toninas overas…

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  8. Excelente post muchachos, gran historia del ucranio y cuando no ole vendiendo humo a lo pavote… Tiene de todo la historia amor, robo (aunque zafo de uno) equipos medio pelo, etc. Se ve que decidieron laburar putitos.

    CRI CRI

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    • La historia de Maksim Molokedov da para una película, el guión está listo. Lejos una de las historias más insólitas que hay del fútbol chileno. Y de hecho, fue el primer ruso que jugó en el peloteo profesional y chocopandero que tenemos en Chile.

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