Resaca: Michael Duberry, una birra al buche

De todos los roles a los que puede aspirar un ser humano en esta vida perra, hay uno que me fascina sobremanera. Y ese es el rol del “buchón. Si, el buchón, el buche, el alcahuete, el topo, el soplón o como quieran llamarle. ¿Y por qué tanto deslumbramiento por éste espécimen? Básicamente, porque él, tras hacer su gracia característica, logra llevarnos a todos –si, a todos- hacía los recónditos confines de la doble moral.

Por un lado, si somos omniscientes de algún hecho delictivo o de alguna contravención mayor aplaudimos la valentía del delator por haber sacado la verdad a la luz; a favor de la justicia y en desmedro de amistades, conveniencias o hasta dinero.

Por otro lado, si somos nosotros mismos quienes estamos en falta -sea leve o grave- consideramos como la peor de las traiciones que alguien de nuestro círculo íntimo abra la boca, para así dejar en evidencia nuestro delito o algún hecho que nos avergüenza. En el medio de todo, claro, la desconcertada humanidad del “buchón”, quien nunca logrará deducir si se transformó en el más cruel de los villanos o en el más temerario de los superhéroes…

Michael Duberry nació el 14 de octubre de 1975 en Enfield, Inglaterra, y desde sus primeros pasos como futbolista se le auguró un enorme futuro. Zaguero central negro, fuerte, grandote y con un excelente cabezazo, estaba llamado a ser el complemento ideal de Rio Ferdinand en su Selección por, al menos, diez años. Tal es así que los dirigentes británicos lo persuadieron de no aceptar la convocatoria de la poderosa nación de Monserrat –tierra de sus ancestros- para poder defender la camiseta “Pross”, libre de culpa y pecado (?).

Iniciado en el Chelsea en 1993, donde tuvo escasa continuidad, en 1999 Duberry pasó al Leeds United -por entonces gran animador tanto de la Premier League como de la Champions League- para ser el eventual reemplazante del antes mencionado Ferdinand, quien venía amagando con irse a un club poderoso a cambio de una millonada prácticamente desde la madrugada que sus padres lo concibieron (?).

La cosa arrancó para nuestro protagonista de manera timorata, pero sin desentonar. Claro que la sensación de “proyecto en espera” que dejaron sus escuetos partidos en Primera cambiaría una fría noche de enero de 2000. Y, por supuesto, para mal…

Junto a sus compañeros de equipo Jonathan Woodgate y Lee Bowyer, y a dos ignotos amigos llamados Paul Clifford y Neale Caveney, el bueno de Michael Duberry concurrió a un pub para pasar un agradable momento y para tomar cerveza hasta perder la conciencia, la noción del tiempo y hasta los recuerdos a corto plazo, como hace cualquier hijo de vecino ¿no?

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Enorme fue la sorpresa para el zaguero cuando al día siguiente el estudiante de intercambio indio, Sarfraz Najeib, denunció a los cuatro alcoholizados acompañantes de Duberry por haberles dado al asiático una etílica paliza de novela que, instantáneamente, se convirtió en escándalo nacional y que acaparó la portada de todos los diarios.

Tras la anulación de un mediático primer juicio –que llevó cerca de 15 meses en los cuales los futbolistas apenas si participaron en su equipo- el Juez David Poole decidió iniciar un nuevo litigio y dejar sin efecto la absolución en primera instancia que habían recibido los 5 implicados sobre “ponerse de acuerdo en el relato para cubrirse de culpas”. Además, manifestó tener pruebas sobre un móvil racial en el asalto, lo cual se castiga con penas aún más duras en Inglaterra. ¿¡Para qué!?

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Rápido de reflejos, Michael Duberry recuperó la memoria en la primera audiencia del nuevo juicio y manifestó bajo juramento: “habíamos consumido cerveza durante toda la tarde y toda la noche. En un momento mis amigos salieron del pub y al rato Woody (Woodgate) se me acercó y me dijo que junto a Neale y Paul le habían dado una paliza a un don nadie que los fue a agredir. No puedo decir nada de Lee, y yo en ningún momento me aparté de mi butaca en el pub”.

Tras la contundente declaración de Duberry, el Juez no se anduvo con vueltas y a los pocos días absolvió a Lee Bowyer (aunque lo llamó “cobarde y mentiroso” en La Corte); y declaró culpables a los otros tres ¿Las penas? Una ganga, papá: cien horas de trabajo comunitario para Woodgate y seis años de cárcel para el otro par de cuatros de copas, sin (?). Y bueno, viejo, que se jodan por no saber jugar a la pelota…

Pero claro, además del estudiante indio en toda esta historieta hubo otra víctima: el propio Michael Duberry, quien vio pulverizado su sueño de ser jugador internacional al instante y se mantuvo en el Leeds, casi sin jugar, hasta medidos de 2005. Luego anduvo en Segunda con la camiseta del Stoke City, regresó a la Premier para descender con el Reading y después deambuló por el Wycombe Wanderers de la League One, el St. Johnstone de Escocia y el Oxford United de la League Two, donde finalmente se retiró.

Pero por supuesto, la cosa no termina ahí. Durante todos esos años tanto los seguidores de los equipos rivales como así también los de las instituciones que integró lo hostigaron con cánticos donde se mencionaba su condición de “negro soplón”, “negro delator” y “traidor de sus amigos”. Además, debió cambiar varias veces de domicilio ya que diversos grupos concurrían a su hogar a hostigarlo con pancartas, amenazarlo y hasta a defecar en el jardín. Divinos (?).

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Con el tiempo y alimentado por los fanáticos ingleses, la fama de Michael Duberry mutó desde “estómago resfriado” hacia un apelativo tal vez peor: el de “Mufa”. ¿Por qué razón? En principio, porque con el zaguero en el plantel el Leeds United pasó de semifinalista de la Champions League a ser un animador del ascenso. De hecho, anduvo por Tercera División por primera vez en su historia y nunca volvió a jugar en la Premier League.

También se acusó al defensor por la mala fortuna de Lee Bowyer, quien era una fija en el plantel de Inglaterra que acudiría al Mundial 2002 y no solo quedó afuera de la lista, sino que nunca jamás volvió a ser convocado. Luego fue relleno de varios planteles sin poder recuperar el brillo de sus primeros años.

Qué decir de Jonathan Woodgate, quien después de su affaire con Duberry quedó afuera de la Euro 2000 y del Mundial 2002; y quien en sus años de profesional sufrió más de diez operaciones de distinta índole. De hecho, por esta endeblez física está considerado como “el peor fichaje de la historia del Real Madrid”, donde debutó con un gol en contra más expulsión y en donde compartió sanatorio con Fernando Gago…

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Todo este martirio a cuestas carga la humanidad del pobre Michael Duberry -proyecto trunco de ícono defensivo global- quien, para ponerle un poco de onda a la vida, en una de sus últimas apariciones se fotografió con una cerveza en la mano y caracterizado como la Princesa Leia Organa, interpretada originalmente por la actriz Carrie Fischer, quien al poco tiempo se convirtió en la primera del trío original de protagonistas de Star Wars en pasar a mejor vida ¿Duberry mufa? Naaahh manzana cervecita…

21 respuestas a “Resaca: Michael Duberry, una birra al buche

  1. ¿Historias de buchones quieren pibes? Escuchen, escuchen…..
    Había arrancado excelente el Bohemio el interminable torneo de la B 1985. Gran tapado de las dos fijas (Racing y Central) junto a San Miguel y Lanús no obstante tomaba ventaja de estos últimos a la hora de los malos augurios, por su historia pero sobre todo por el demoledor nivel de su capo canonnieri Darío Erramuspe.
    Pruebas al canto: Le ganó al canalla en el mismísimo Gigante atriborrado de 45.000 gargantas á̶v̶i̶d̶a̶s̶ ̶d̶e̶ ̶a̶l̶g̶ú̶n̶ ̶p̶a̶ta̶- ̶m̶u̶s̶l̶o̶ ̶d̶e̶ ̶m̶i̶c̶i̶f̶u̶s̶ ̶a̶ ̶e̶s̶a̶ ̶h̶o̶r̶a̶ ̶d̶e̶ ̶l̶a̶ ̶t̶a̶r̶d̶e̶ .
    Concentraban en el hotel (***) del caballito de dos cabezas opuestas en Plaza San Martín los auriazules (siempre tan desprendidos en materia de confort los rusos) y a la noche los más jóvenes se desperdigaban sigilosamente por los pooles de la zona en busca de meter la negra (en el más lato y omnicomprensivo sentido de la palabra), conducta costumbrista -para nada excepcional- que repetían el 110 % de los planteles argentinos.
    Cuando al final de la primera rueda (o el receso, o qué se yo cuando mierda, no le hace…) el exitoso viejo D’accorso recibe una «suculenta» (por decir una boludez, capaz que eran dos mangos) oferta de España; desembarca Victorio Cocco a «orientar táctica y tecnicamente la divisón superior del elenco bohemio» (así me enseñaron a decir todos los putos y finuchos comentaristas de época).
    En el medio campo de los de Humboldt la peleaba con mucha garra no exenta de fútbol el negro Jaime Giordanella (8 o 5 bien setentoso, by Trelew city 1,78, los cuadriceps como dos palos borrachos, chiva, flequillo, pocas palabras (mejor, no se le entendía un carajo) esa «ternura» en la mirada propia de Olmos, Batán, Rawson o Sierra Chica, gran pegada, aceptable cabezazo y gambeta corta).
    La cosa es que el arquero Domínguez, Gette y otros «históricos» se desprenden con un: «vayan muchachos al bar como siempre que nosotros lo atajamos a Cocco, como no sabemos si va a quedarse dormido, después los alcanzamos jejjj)
    («que lo parió, que macanudos son estos viejos, y pensar que son figuras», compartían entusiastas los «sub 25» del plantel rumbeando por Santa Fe aquel viernes inasible).
    Mas tarde, cuando iban marcando tarjeta por la austera conserjería del «Plaza San Martín» uno por uno después de haber ejecutado sus necesidades propias de la edad, los «pibes» no salían de su asombro: «Allí, estaban Domínguez, Gette etc. junto al comisariato compuesto por Cocco y dirigentes presentes en el acto, para tomarles pronta «indagatoria» imputados de fuga, embirriada en poblado y en banda, putaneo manifiesto, y vaya uno a saber qué otra figura punitiva.
    Arasa, quien había actuado con llamativa solvencia y «never pony» Giordanella (qué hijo de puta, me acusarán de barroco pero que tipo actual que soy!!!) no volvieron a ser titulares jamás después de aquel madrugón glorioso.
    Giordanella recién fue tenido en cuenta en la revancha de la final de Nuñez (otra historia) cuando con indiscutible pundonor (entre tanto fraude alrededor) estrelló ese tiro en el travesaño faltando segundos, que hubiera cambiado gran parte de la historia del ascenso para siempre).-
    Moraleja: » O SOS AMARGO, O SOS BUCHÓN, CON ESA GENTE NO PODÉS SALIR CAMPEÓN» (?).-

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  2. fines de los 80′ , vivìa en una casa con un muro blanco, una mañana amaneciò con la frase «feliz año para todos…menos para la gorra y los buchones» pintada con brocha, mi viejo ni se inmutò, es màs, quedò hasta que la casa se vendiò, gracias Viejo por ser la mejor escuela, gracias Ciriaco por este hermoso post, Top Faiv del año seguro.

    p.d: la foto del grone en cuestiòn con el dedito acusador es sublime

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  3. Que equipazo era ese Leeds y que mal se portaban todos afuera de la cancha.
    Hubo un caso de violación en el que estuvo metido Alan Smith, y Bowyer se anotaba en todas (aparte de ser terrible mala leche en el verde césped).

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  4. Acá va el comentario, el celu me jugó una mala pasada (?).
    El Leeds tenía un equipazo en esa época, tanto que hasta aparecía en la Liga Master de la Play 1 para los nostálgicos.
    No sé si caerle a este mufa los dos hinchas muertos que se ligaron en Estambul cuando fueron a jugarle al Galatasaray, linda piñadera se armó la noche anterior. Y otra cosa, si no me equivoco es tan mufa a su vez que perdió una serie con otro mufa…el gran Hector Cúper.

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  5. ¿Me cuentan, por favor, cuál es la conexión entre la cerveza y En Una Baldosa? Ví que publicaron una explicación, pero me dio pajarula leerla.

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    • Claramente, se trata de historias de fracasos en los que se podría culpar de alguna manera un tanto forzada a la birra (o, mejor dicho, al consumo excesivo y desatinado), pero sigo sin entender cabalmente de qué la va esta sección.

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  6. No me despiertan tanto interés la notas cervezales.
    La mejor conclusión es que estos tres nombres y apellidos citados en la nota pueden ser excelentes captchas:
    Jonathan Woodgate , Lee Bowyer,y Neale Caveney,

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  7. Después se tanto post falopa, volvió Ciriaco, impecable.
    Tan mufa el negro, que a Bowyer lo recuerdo por intentar cagarse a trompadas con Dyer en el Newcastle expulsados los dos).
    De Woodgate ni hablar, afanó más que Gago y Saviola en el Madrid.

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