Aguirre Mariano

Mariano Aguirre
Apresurado como pocos, quiso meter todas las materias baldoseras en 2 años y se terminó recibiendo sin que nadie lo advirtiera. He aquí el ejemplo de cómo zipear una trayectoria.
Para empezar, se dio el lujo de debutar en la Primera División de Ferro Carril Oeste en una derrota ante Boca, el 3 de abril de 1993. Ese año jugó otros 2 partidos para el Verdolaga, que contaba en su plantel con el Mono Burgos, Roberto Ayala, Alejandro Peralta, Sergio Ottero, Fabio Radaelli, Marcos Samso y Facundo Sava, entre otros.
Cansado de estar tapado por el histórico Mago Garré, se fue de Caballito y cayó en Villa Crespo, donde lograría los consabidos minutos de fama con la camiseta de Atlanta, al integrar el equipo campeón de la Primera B Metropolitana en la temporada 1994/95.
Tanto en el Apertura como en el Clausura, peleó salvajemente por la titularidad en el lateral izquierdo, pero sus reiteradas expulsiones (3 en todo el campeonato) le terminaron jugando en contra y el que estuvo en las finales ante Dock Sud, y por lo tanto el que salió en las fotos, fue su compañero Ariel Pérez.
A los 16 encuentros que había disputado en la 3º division de nuestro país, Aguirre le sumó la alegría de haber conocido a glorias como Luis Bonnet, José Luis Campi, Luis Marabotto, el Cabezón Alcami, Lucho Malvárez y el Pepe Castro.
A modo de premio, jugó 1 partido ante Atlético Rafaela en el octogonal para ascender a la A. Y si bien el Bohemio se quedó sin nafta para completar la hazaña, el principal objetivo ya lo había logrado.
Conciente de que aún le faltaba algo más para lograr su homenaje, un día desapareció misteriosamente y por mucho tiempo no se supo nada de él.
En 2004 reapareció en la fiesta del Centenario de Atlanta (a esta altura, un verdadero imán para jugadores perdidos) y por fin lo pudimos ver en la foto a todo color del campeón. Se hizo justicia.

Juan Pordiosero

17 respuestas a “Aguirre Mariano

  1. Mariano Aguirre es hijo de un ex Gerente del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Aunque no lo tengo confirmado, me parece que luego de abandonar la práctica profesional del fútbol, continuó jugando en el primer equipo del Banco Provincia, en la liga interbancaria. Otros jugadores de fútbol que han vestido la camiseta del BAPRO en dicha liga han sido Matías Almeyda, Juan Briones (enganche de las Inferiores de Deportivo Español, categoría 77, no debutó en primera división), Gustavo Bartelt y Pablo Rey (delantero ex Deportivo Merlo) -por supuesto, todos ellos por ser socios del club al ser hijos o familiares de empleados del Banco-. Quienes estuvieron vinculados al mundillo del balompié profesional y también son -o han sido- empleados del Banco de la Provincia de Buenos Aires son el éx referí internacional Luis Olivetto, Carlos Amodeo (ex Huracán, Platense, Lanús, Grupo Universitario de Tandil y fútbol boliviano -como jugador y DT-), Luis Sánchez Sotelo (ex Boca, Platense, Tigre), y mi padre (vaya mi homenaje en el día de su cumpleaños), el ex árbitro de A.F.A. Luis Norberto Cuello, célebre por su «huida» disfrazado de bombero junto con Humebrto Dellacasa (h) y Francisco Lamolina de una cancha riojana, luego de una trifulca.

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  2. K-well me he cagado de la risa con el comentario de la huida de tu padre! algun link donde se puede ver la informacion?

    gracias

    el futbol da para todo, el mejor deporte del mundo

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  3. Ole, alguna vez, en un reportaje que el viejo suplemento Deportivo del DIario Clarín supo hacerle a Humberto Dellacasa (h), supo referirse al bochornoso acontecimiento, sin dar nombres de los compañeros que lo secundaron en aquella tarde riojana.
    Pero si lo desea, puedo profundizarla en detalles:
    Todo comenzó el día previo. Estamos hablando de comienzos de los 80, épocas duras de la Argentina, donde aún todo el fútbol de A.F.A. y de los distintos torneos del interior eran dirigidos por árbitros de la entidad comandada por el Sr. Julio Grondona. Culminando ya los distintos torneos clasificatorios para los viejos torneos Nacionales, esta terna (Cuello, Lamolina y Dellacasa -h-) es designada para impartir justicia entre un equipo riojano (Independiente, si mal no recuerdo la anécdota) y otro cordobés (Estudiantes de Río Cuarto, si no me equivoco). Ya en Aeroparque, dispuestos a subir al avión que los trasladaría a destino, los mencionados son interceptados en plena escalerilla por un par de morochos que portaban handies y anteojos negros -clásico bigote policíaco- que tratan de impedir el ingreso de estos hasta entonces ignotos referís. Sin mediar explicaciones, y fiel a su estilo, Dellacasa quiere encarar a los mismos. Acto seguido, Cuello también lo hace, hasta que la situación casi se desborda. El tiempo de las manos no llegó gracias a la llegada de la importante figura que estaba retrasando el ingreso de los pasajeros al vuelo. Es que esa presencia patoviquesca se trataba -ni más ni menos- de la escolta, vigilancia, guardaespaldas, patota (llámenla como deseen) perteneciente al Gobernador de la provincia en cuestión, que descendía con otro par de hombres de un reluciente vehículo. Sí señores, esa figura de apenas metro sesenta, patilluda y de peinado desprolijo, no era otra que la que luego sometería el destino de nuestro país durante diez largos y oscuros años de nuestra historia.
    Por razones obvias (sepa disculpar el lector internacional), evitaré mencionar su nombre.
    Al notar la situación, inmediatamente el caudillo riojano tranquilizó a sus hombres, permitiendo el ingreso de los árbitros -y del resto del pasaje- al avión.
    Pero esto no terminó allí. Continúa.
    Como eran los primeros en ascender y tomar ubicación, los tres referís se sentaron en los asientos asignados. Y es allí cuando nuevamente vuelven a tener problemas, ya que los custodios del hombrecito importante «amablemente» quisieron «invitarlos» a retirarse de dicho sector, el cual pretendían reservar para el entonces gobernador provincial. Fue allí cuando la situación ya se daba para los empellones, y nuevamente el líder anillaquense intervino con su pragmatismo a prueba de misiles antiaéreos para pacificar la situación. No solo permitió que los tres jueces deportivos permanecieras en sus respectivos asientos, sino que -además- con sus dotes místicas, y anticipándose al inevitable futuro, les entregó gentilmente una tarjeta de su despacho, con el objeto que -si de ocurrir algún problema durante la estadía de éstos en La Rioja-, pudieran acudir en su auxilio. Cuello guardó en la solapa de su saco la misma, y allí comenzó -finalmente- el vuelo a La Rioja.
    Ya entrando a los tristes acontecimientos siguientes, vale poner en aviso al lector acerca de los siguiente: En La Rioja existe una ley que ampara al espectador de un espectáculo deportivo en caso de no estar de acuerdo con la decisión tomada por el juez del mismo, otorgándole facultades de poder denunciarlo ante la autoridad correspondiente, podiéndosele iniciar una causa. Hecha la aclaración, también cabe destacarse que estos dos equipos no tenían ni la mínima chance de poder aspirar a luchar por nada (ni descender a la categoría regional ni promocionar para jugar el viejo Nacional con equipos de la «A»). Pero lo cierto es que, patada iba, paada venía, más el clásico encono entre provincias, hizo que a los pocos minutos de llevar disputándose el cotejo, ambos equipos se tranzaran en una maraña de trompadas y corridas. Cuello (el juez principal) mandó a llamar a sus colaboradores, los reunió en la mitad del juego, luego de dar parte de acción a la Policía local, que logró apaciguar los ánimos… hasta que el animal del mi viejo se le ocurrió impartir justicia: esto es, llamó a los capitanes, les solicitó que reunieran a los equipos en el círculo centra, y comenzó a mostrarles la roja a uno por uno. Por supuesto, el resultado de lo que era una justa pero inoportuna decisión fue la barbarie, de la cual participaron hasta el cura del pueblo. Fue así que para zafar del linchamiento, estos tres buenos hombres tuvieron que disfrasarse de bomberos para salir del estadio, subirse a un patrullero y enfilar hacia la comisaría, donde quedaron demorados por «escándalo público». Aparte de la lluvia de denuncias, quedaron virtualmente incomunicados, pero habilitados para hacer el correspondiente llamado de gentileza. Pensaron seriamente en sus familias, en sus trabajos (mi padre era Secretario de Vicepresidencia del BAPRO, Lamolina administrativo en la FORD, y Dellacasa otro tanto, pero no recuerdo en qué rubro, aunque sé que era comercial), en sus carreras en la A.F.A…. y -principalmente- en salir de allí. Fue ahí cuando vino «in memoriam» la tarjeta del famoso y hasta entonces líder pólítico de frondosa cabellera y grotescas patillas, quien gentilmente los sacó de la cárcel, y por el cual pudieron regresar sanos y salvos a sus domicilios.
    Mi padre no siguió durante mucho tiempo más en el referato oficial, aunque con el tiempo sí volvió a dirigir para una liga de árbitros denominada OMA (Organización Metropolitana de Arbitros) donde -entre otros referís no pseudoprofesionales- dirigían los tíos de Mariano Closs y Claudio Spontón. Allí supo cosechar otras jugosas anécdotas (como haber dirigido -y expulsado- a Mauricio Macri en su propio country, jugando su propia liga). Tiene un año de Director Técnico realizado, y una experiencia en un club de la liga de Mercedes junto con Jorge Caporalini (actual DT del primer equipo femenino de Atlas), e intentó representar jugadores, acercando al sobrino de Fernando Cáceres a Argentino de Merlo. Hoy se encuentra felizmente retirado de todo, gozando de su jubilación, junto a su esposa y mi hermana.
    Distintos fueron los otros casos: Lamolina, quien pareció haber aprendido la lección de aquella agitada tarde riojana, ya que con su «siga siga» llegó al status de Internacional, dirigió en EEUU 1994 y actualmente es veedor de la CSF; y Dellacasa (h), quien también llegó a primera (aunque le costó muchísimo hacer pié) luego de seguir sufriendo agresiones físicas, como la que le ocurrió el 07/11/1990 en ocasión de un Cipolletti – Atlanta, que extracto del Diario Olé:
    El 7/11/90, durante un partido que su equipo perdía 4-0 contra Cipolletti, el vicepresidente de Atlanta, Bernardo Kravetsky, entró a la cancha y agredió al árbitro Humberto Dellacasa (h). Al dirigente lo inhabilitaron por cuatro años y al club le sacaron ocho puntos (eran dos por triunfo).
    Fuente: http://www.ole.clarin.com/jsp/v4/pagina.jsp?pagId=1269360&fecha=20060911

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  4. Más apretadas sufridas por Dellacasa (h):
    En 1995 el entonces diputado nacional Alfredo Bravo, socialista, notorio simpatizante de River -luego candidato en las elecciones de diciembre 2001- ingresó al vestuario del árbitro Humberto Dellacasa (hijo) e hizo conocer su opinión riverplatense ante la expulsión del ídolo uruguayo Enzo Francescoli. Curiosamente, también jugaba Gimnasia y Esgrima con el aditamento de los mellizos Guillermo y Gustavo Barros Schelotto. El segundo de ellos en un momento del segundo tiempo -el partido estaba 1 a 1- le dijo algo a la pasada al Príncipe y figura de River. Pudo ser algo referido al fracaso de Uruguay en la no clasificación para el Mundial 1994.
    Francescoli, más tarde se supo, le habría contestado hace algo más de diez años: «Nene, cuando vos tengas la cuenta bancaria que tengo yo recién podemos seguir hablando». El mellizo, que luego fue campeón con Racing en 2001, lo insultó y el árbitro los expulsó a los dos. Cuando trascendió el episodio y estando cerrado el vestuario de Gimnasia y Esgrima, el legendario Carlos Timoteo Griguol. enterado el entredicho redobló la apuesta, pero en favor del jugador rival: «Usted fue un irrespetuoso y él respondió del modo que puede hacerlo un señor jugador de fútbol», habría dicho el entrenador. El diputado Alfredo Bravo (ex dirigente docente, secuestrado en 1976 cuando era directivo de Ctera, y torturado por el general Ramón Alberto Camps) al igual que Juan José Muñoz, el domingo último, no pudo resolver su estado emocional. Y perdió. No los fueros, pero ante la opinión pública, Bravo murió hace unos años y siempre se mostró arrepentido.
    Fuente: http://www.lacapital.com.ar/2006/09/13/ovacion/noticia_325888.shtml

    En ocasión de recordar el paso del histórico jugador CARLOS MASUERO por Douglas Haig de Pergamino, en una página partidaria encontraremos esta brevísima pero jugosa mención del susodicho en primera instancia:
    -¿Con que edad debutaste?
    -Yo debuté contra Atlanta de visitante, con Renato Corsi, fui de suplente y entré algunos minutos. Ese año es recordado porque le abrieron la puerta al árbitro Humberto Dellacasa (Hijo) y lo corrieron todos. Después a ellos le sacaron un montón de puntos y luego lo mandaron al descenso.
    Fuente: http://www.douglaspergamino.com.ar/reportaje_Masuero.htm

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  5. Otra de mi viejo, esta vez, con Mariano Aguirre (el verdadero homenajeado). Año 1990, en vísperas de un Platense – Ferro, Aguirre jugaba con la 3 verdolaga en la Reserva. Muy desubicado, puso a gritarle a Aguirre para que lo salude… ¡en medio del partido, y con media hinchada calamar detrás de él quieriéndoselo morfar crudo!. Creo que esa tarde zafó prque estaba a mi lado, que por entonces contaba con la tierna edad de 12 añitos, jue.

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  6. Este pibe jugaba al baby fútbol en el club Pampero, muy buen pibe, jugaba de 5, lo que no sabía era que la tía era Adriana Aguirre, el pibe era de Ituzaingó, desde esa época le perdí el rastro. Aprovecho a mandarte saludos.

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  7. hola soy alicia la esposa de mariano aguirre, y quiero hacer una salvedad adriana aguirre no es la tia de mi esposo , esa sra no tiene nada que ver con nosotros por suerte !!!!!jaja

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  8. Pingback: Fuera de stock: La Copa Centenario | En Una Baldosa

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