DT Error: Pekerman en Tigres (2009)

En 2009, Tigres aún no sospechaba que se iba a transformar en uno de los conjuntos mexicanos más exitosos de la siguiente década. Su única prioridad era mantenerse en la máxima categoría.

Aquel año, después que el entrenador Manuel Lapuente declarase que su meta era clasificar a la liguilla, el equipo apenas cosechó 1 victoria en las primeras 7 fechas. La cosa no pintaba nada bien y la única tabla que se podía mirar era la de los promedios.

De esta manera, José Pekerman fue contratado para salvar a Tigres del descenso, una misión que desconocía. A pesar de contar con una amplia experiencia en el cargo, jamás había sentido las vicisitudes propias de un Caruso Lombardi.

En su primer encuentro ante la prensa, el director técnico buscó transmitir tranquilidad. “Si nosotros estamos con temor, vamos a perder la alegría de jugar, y la alegría de jugar es lo que te hace hacer lo mejor en este deporte. O sea, por más necesidad que haya, el jugador siempre apela a su instinto de jugador», declaró en su presentación. Algo confuso, aunque no tanto como poner a Cambiasso por Riquelme y a Cruz por Crespo dejando a Messi en el banco. ¿Soltar? Jamás (?).

La cuestión es que el equipo no anduvo como al DT le hubiese gustado, a pesar de contar con jugadores de experiencia como Oscar Conejo Pérez, Guillermo Marino, Lucas Lobos, Omar Bravo y Francisco Kikín Fonseca.

Durante su labor, Tigres consiguió sólo 1 triunfo, 5 empates y 4 derrotas. A pesar de la floja campaña, el equipo se salvó del descenso en la última fecha, aunque no fue por mérito propio: Necaxa perdió ante el América, y de esta manera se despidió de la Primera División. Si el equipo de Don Ramón hubiese ganado ese partido, otra hubiese sido la historia.

El campeonato había finalizado. La historia de Pekerman en Nuevo León, también. Unos días después de la salvación, la directiva despidió al argentino y al presidente que lo había contratado, Enrique Borja. Sí, el ídolo del Chavo del 8.

José, obviamente, se sintió frustrado. “Fue una decisión política que sentí como una injusticia. Fui en un momento difícil, en el que el club estaba peleando el descenso y no me dieron la oportunidad de continuar después de haberlo evitado”.

Todo terminó como tienen que terminar estas cosas: con una demanda ante el TAS, que en 2014 falló a favor del entrenador. Los mexicanos se vieron obligados a pagarle alrededor de 3 millones de dólares por ruptura del contrato, premios adeudados y daños morales.

Después de esto, es probable que algún un dirigente haya pensado que el descenso hubiese sido lo mejor. Total, ¿qué le hace una mancha más al Tigres?

DT Error: Capria en Atlanta (2014)

Elegante, vistoso y con una gran facilidad para llegar al gol. Si Rubén Capria hubiera aplicado algunas de sus buenas cualidades como futbolista en su etapa como entrenador, quizás lo hubiésemos visto mucho más tiempo con el buzo puesto. Pero no.

Retirado en 2007 luego de su experiencia en Peñarol, el Mago se tomó unos buenos años para largarse a la aventura de ser entrenador. Primero, retomó aquel viejo laburo de panelista (había estado en los comienzos de El Equipo de Primera) en la mesa de Hablemos de Fútbol, con Quique Sacco, el Ruso Verea y el Patrón Bermúdez, entre otros. Allí, se floreaba destacando lo lindo de este deporte, representando la corriente del lirismo. Pero claro, una cosa es opinar en un programa (o desde una computadora, como nosotros) y otra cosa es plasmar esa idea en la cancha.

El 20 de julio de 2014, sorpresivamente arregló con Atlanta para debutar finalmente como director técnico en la Primera B, reemplazando a Carlos Mayor, que había abandonado el barco para irse a Godoy Cruz.

Y el ex 10 de Racing y Estudiantes se ilusionaba. “Creo que el fútbol se basa en convicciones y el desafío es llevarlas adelante. Es un linda chance, y todo lo que yo pienso del fútbol, lo que digo públicamente en la tele, son convicciones”, decía Capria en una entrevista a Sentimiento Bohemio, al lado de sus ayudantes, José Luis Calderón y Adrián González.

Con un novedoso sistema 3-4-1-2 e intérpretes como Pablo Santillo, Federico Sardella y el Cebolla Sciorilli, el Bohemio del Mago se estrenó en el torneo con una derrota 1 a 0 ante Fénix. Pero bueno, los nervios de la primera vez (?), además fue de visitante, podía pasar. Avancemos.

En la segunda fecha, los de Villa Crespo cayeron 2 a 1 de local, nada menos que contra Chacarita. Pero bueno, era el clásico, partido chivo, se entiende (?). Pasemos al siguiente.

En la tercera jornada, perdió 3 a 1 con Almirante Brown. Pero bueno, quiénes somos para juzgarlo, nadie sale invicto de Casanova (?). Next.

En su cuarto compromiso, los de Ruben cayeron 1 a 0, como local, ante Estudiantes de Caseros. Pero bueno, el Pincha venía de ganar 3 seguidos en una racha estupenda (?). Además, el Mago había pasado a jugar con línea de 4 en el fondo. Seamos comprensivos, aguantemos una fecha más.

En la quinta jornada, llegó la caída 2 a 0 ante Brown de Adrogué e inexplicablemente lo echaron. Por apenas 5 derrotas consecutivas, 2 goles a favor y 9 en contra. No le dieron tiempo, después quieren resultados (?).

No está de más aclarar que fue la única experiencia de Capria como DT.

DT Error: Ricardo Gareca en Palmeiras (2014)

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El año del centenario del Palmeiras brasileño no había arrancado de la mejor manera. La sorpresiva eliminación en semifinales del campeonato paulista en manos del ignoto Ituano y un inicio flojo en la Copa do Brasil pusieron a Gilson Kleina, entrenador del Porco, contra las cuerdas.

Ya bien atrás habían quedado los dorados noventa de gloria deportiva y bonanza económica, producto de una exitosa alianza con la compañía láctea Parmalat, que hasta alguna vez soñó con contratar a Diego Armando Maradona. Con la debacle de la multinacional y sin sus valiosos billetes, el cuadro de la colectividad italiana conoció las penurias de la segunda división en 2002. Volvió rápido, sí, pero desde entonces, y hasta el título de 2016, había tenido que conformarse con campañas que oscilaban entre la mitad y la parte baja de la tabla.

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En 2012, con Luiz Felipe Scolari como DT, Palmeiras conquistó la Copa do Brasil, pero apenas un puñado de meses más tarde, ya sin Felipão, sufrió el mazazo de su segundo descenso. No tardó mucho en regresar a la Serie A. La temporada siguiente, con Kleina en el banco, garantizó el ascenso y el título varias fechas antes del final.

Pero en el centenario no alcanzaba con estar en Primera. Había que pelear campeonatos. La decepción del estatal y la derrota ante el humilde Sampaio Corrêa por la Copa do Brasil encendieron todas las alarmas. El pésimo arranque en el Brasileirão (3 puntos de 9 posibles, producto de un triunfo agónico frente al débil Criciúma y sendas caídas contra Fluminense y Flamengo) se cargó a Kleina, que estaba en el ojo de la tormenta.

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Con el Mundial a la vuelta de la esquina, el Verdão anunció rápidamente la contratación de Ricardo Gareca, que venía de un muy buen paso por Vélez. Richard pidió varios refuerzos (Pablo Mouche, Fernando Tobio, Agustín Allione y Jonatan Cristaldo como prioridades) y solo se haría cargo del conjunto paulista luego de la Copa del Mundo. Entretanto, el interino Alberto Valentim le puso el pecho a las balas y anduvo más que bien: de los 7 encuentros que dirigió, ganó 4 (Goiás, Sampaio Corrêa, Vitória y Figueirense), empató 1 (Grêmio) y perdió 2 (Chapecoense y Botafogo).

Oficialmente, Gareca asumió el jueves 17 de julio, cuando los brasileños todavía festejaban el triunfo de la Alemania del Morro sobre Argentina en el Maracanã. Aquella noche en la Vila Belmiro frente al Santos por la décima rodada, plantó en la cancha a Fábio; Wendel, Fernando Tobio, Wellington y Marcelo Oliveira; Josimar, Renato, Wesley y Bruno César; Diogo y Leandro. En el segundo tiempo ingresaron el paraguayo William Mendieta, Erik y Juninho. Con goles de Bruno Uvini y Alison, el Peixe se impuso sin sobresaltos por 2 a 0.

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Segure o tchan, amarre o tchan, segure o tchan tchan tchan tchan tchan (?)

Enseguida, Palmeiras encaró la seguidilla de la muerte: Cruzeiro (1-2), el clásico ante Corinthians (0-2), Bahía (1-1), Atlético Mineiro (1-2), São Paulo (1-2) y Sport Recife (1-2). Con apenas un punto sobre 21 posibles, los hinchas empezaron a mirar a Gareca tiene cáncer, se tiene que morir con desconfianza. La victoria por 1 a 0 frente a Coritiba por la fecha 17 le dio un poco de aire, pero no iba a ser suficiente.

En el medio, por la tercera ronda de la Copa do Brasil, el Porco eliminó al Avaí de Santa Catarina (2-0 en la ida, con doblete de Felipe Menezes, y 1-0 en la vuelta, gol de Pablo Mouche). Ya en octavos de final, con el Tigre en coma cuatro, cayó nuevamente ante Atlético Mineiro y quedó al borde de la eliminación.

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El golpe de gracia se lo propinó Internacional de Porto Alegre, algunos días más tarde, por la jornada 18 del campeonato nacional, con una derrota por 1 a 0. Gareca fue despedido el 1 de septiembre, apenas un mes y medio después de debutar, tras dirigir 13 partidos, con apenas 4 triunfos (uno extraoficial, contra la Fiorentina, por la Copa Euroamericana), 1 empate y 8 caídas, y con Palmeiras en zona de descenso otra vez.

¿Qué pasó al final? Luego de la salida del argentino, Dorival Júnior quedó al frente del Verdão. Pese a amagar una levantada, hilvanó una serie de tropezones al hilo y llegó a la última fecha con respirador artificial. En su nueva casa, debía vencer al Atlético Paranaense para no depender de nadie.

El clima se cortaba con cuchillo cuando Ricardo Silva puso el 1 a 0 para el rubronegro. Diez minutos más tarde, de penal, Henrique marcó el empate para Palmeiras, que fue una bola de nervios todo el encuentro y no pudo cumplir su parte. La permanencia solo estuvo asegurada cuando el gol de Thiago Ribeiro le dio la victoria al Santos, sobre la hora, ante Vitória, que ocupó el décimo séptimo lugar y se fue a la B junto con Bahía, Botafogo y Criciúma.

El cuadro paulista salvó el pellejo con apenas 40 unidades en 38 partidos. Hasta entonces, nunca un equipo había mantenido la categoría con un puntaje tan bajo.

DT Error: Carlos Bianchi en Atlético de Madrid (2005/06)

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Luego de un año sin estar al frente de un plantel (su último partido había sido el 1º de julio de 2004, la noche en la que Dios cambió el número de celular y las medallas para el subcampeón quedaron sin dueño), Carlos Bianchi se animó a enfrentar una nueva aventura en tierras europeas. La anterior, en Roma, había sido un trago amargo. Y esta no sería muy diferente.

El argentino fue presentado como la gran esperanza del Atlético de Madrid para volver a disputar competencias internacionales, luego de hacer una Liga mediocre, que lo había dejado en mitad de tabla. «La temporada pasada el Atlético terminó undécimo. Ahora, debe reencontrarse con Europa», manifestó el Virrey durante su presentación, fijando como objetivo principal terminar entre los equipos españoles que clasificaran a  la Champions League o a la Copa UEFA.

Para eso se requerían refuerzos de categoría, y el DT lo sabía: pidió a Javier Mascherano, al Conejito Saviola y, obviamente, a Juan Román Riquelme, de quien dijo: “Yo con Román hablo constantemente; nos tenemos aprecio mutuo y sé que desearía jugar en Atlético de Madrid.”. Obviamente, no llegó ninguno de los tres. Sin embargo, arribaron nombres destacados como Maxi Rodríguez, Martin Petrov, Mateja Kežman y Luciano Galletti, entre otros. «Pienso que, con este grupo, merecemos figurar entre los mejores», pareció darse por hecho el entrenador, destacando que «aunque el Real Madrid y el Barcelona son más ricos, el Atlético hizo una buena inversión con los nuevos fichajes».

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Las expectativas eran altas, la ilusión era grande, pero a la hora de jugar, lo del Colchonero fue bastante opaco. La campaña de Bianchi constó de modificaciones permanentes, chicanas constantes con la prensa y resultados que no estuvieron a la altura de lo que todos pretendían. A continuación, el repaso por algunos momentos destacados (no por lo bueno, precisamente) de su estadía en Madrid:

  • «Me cago en la concha de todos, es la segunda vez que nos roba». Así se refirió el técnico al colegiado (?) en el partido frente al Athletic Bilbao, al que se le fue la mano con el descuento permitiendo el empate de los vascos.
  • Una constante en la temporada fue que al Atlético le convirtieran goles de cabeza. El 11 de diciembre de 2005, el Alavés (último en ese momento) le empató un partido a pocos minutos para el final de esa manera. Al ser cuestionado por los periodistas, Bianchi encontró la solución: «habrá que fichar a Michael Jordan”, manifestó.
  • En pleno invierno europeo, hubo que visitar al Osasuna. En una cancha que había sufrido una fuerte nevada, los madrileños cayeron sin atenuantes y Carlitos eludió responsabilidades: «con un campo normal podía haber sido otra historia, pero ellos están más acostumbrados». Como si Pamplona quedara en Finlandia.
  • Por otro lado, es cierto que la fortuna no estuvo de su lado: en el mencionado partido, los cuatro arqueros principales estuvieron ausentes por diferentes motivos y tuvo que atajar Roberto Jiménez, el quinto en la lista, quien habitualmente defendía los colores del el Atlético Aviación, el segundo equipo filial del club.
  • En enero de 2006, otra muestra de que cuando la cosa viene torcida, no hay vuelta que darle: 14 jugadores del plantel fueron afectados por una intoxicación que les causó una gastroenteritis aguda, provocando la postergación del partido frente al Zaragoza, por la Copa del Rey.

Los malos resultados, sumados a declaraciones que no cayeron del todo bien («En la Argentina, siempre me han entendido. No quiero pensar que el jugador argentino es más inteligente que el de acá», dijo en una oportunidad), pusieron en jaque a Carlos, quien luego de haberse jugado mencionado encuentro (derrota en casa por los Octavos de Final) fue despedido con silbidos, pañolada y el infaltable gritó «Bianchi, vete ya».

Ahí nomás, la Junta Directiva decidió ponerle fin al ciclo de argentino, que dejó la capital española con el equipo en el 12º puesto y un acumulado de 9 partidos sin ganar (7 empates y 2 derrotas), ubicándose a sólo cuatro puntos de la zona del descenso. Su récord fue de 6 victorias, 8 empates y 7 derrotas. Números suficientes para que el Virrey tomara una sensata decisión: había llegado la hora de dormir la siesta.

DT Error: Carlos Bianchi en la Roma (1996/97)

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Con el antecedente todavía fresco del triunfo con Vélez frente al Milán por la Copa Intercontinental de 1994, el nombre de Carlos Bianchi no era desconocido en Italia. Por eso no fue extraño que Franco Sensi decidiera contratarlo para que repitiera con la Roma los éxitos alcanzados con los de Liniers. Lo que sí causo sorpresa fue el rendimiento del equipo que entrenó el Virrey, que ni siquiera alcanzó a terminar la temporada.

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Además del entrenador, a mediados de 1996 llegaron algunos refuerzos que tendrían suerte dispar: Damiano Tommasi (se transformó en un símbolo del club, jugando 10 años con la misma camiseta), Martin Dahlin (tapado por otros delanteros, sólo jugó un puñado de encuentros y en unos meses se fue con más pena que gloria) y  la gran estafa apuesta: Roberto Trotta. El defensor había llegado por 15 millones de liras y, a pesar de ser un protegido del DT, apenas participó en 6 partidos, dejando el club a comienzos de 1997. Tanto el sueco como el argentino consiguieron su merecido espacio en la versión italiana de En Una Baldosa.

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Pero las malas decisiones del Virrey no sólo pasaron por los refuerzos elegidos: dentro de los elementos con los que contaba decidió apostar por jugadores más experimentados, relegando así a un joven que pasaba de ser una promesa para convertirse en una realidad. Un tal Francesco Totti, quien años después recordó: «Él quería que me cedieran a la Sampdoria y, si me hubiera ido, no habría vuelto a este club, que es mi casa y mi vida. Ese señor no me permitía vivir el sueño que yo quería». Su antipatía hacia Bianchi fue notoria, al punto que encabezó la oposición interna en el plantel que derivó en el despido del argentino, a siete meses de su arribo.

A portrait of Carlos Bianchi the Trainer of Roma

Carlitos dejó Roma en abril de 1997 con estos números: 31 partidos dirigidos, con 12 victorias, 9 empates y 10 derrotas, válidos por las tres competencias oficiales disputadas. Quedó eliminado en la primera rueda de la Copa Italia (caída 3 a 1 frente al Cesena, en lo que fue su debut al mando del equipo), en 16º de final de la Copa UEFA y la campaña liguera fue mediocre: Bianchi colaboró para el 12º lugar de la Roma, una ubicación que el equipo capitalino no conocía desde 1979 y que al día de hoy no repitió. Al momento de dejar el banco, ni siquiera estaba a salvo de caer en la Serie B, asegurándose la permanencia unas fechas antes del final del campeonato (el equipo terminaría a 4 puntos de la zona roja).

Un año más tarde, el Virrey recuperaría la señal de su celular y comenzaría su idilio con Boca, recobrando la costumbre  de levantar copas en torneos locales e internacionales. Esos festejos y vueltas olímpicas que en Europa no se consiguen.

DT Error: Passarella en el Parma (2001)

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Mítico defensor goleador, el Gran Capitán, único bicampeón del mundo con la Selección, un referente nacional que se ganó el respeto de todos en Italia. ¿Cuándo fue que Daniel Passarella se convirtió en un ser despreciado por buena parte del pueblo futbolero? Quizás la respuesta haya que encontrarla en sus oscuros días como dirigente, esos que marcaron el descenso de River. Pero incluso antes, en su rol de entrenador, ya había dado algunos pasos en falso. Acá, el recuerdo de su breve periplo como DT en el Calcio.

Era noviembre de 2001. El Dániel llevaba varios meses sin dirigir, luego de su renuncia al seleccionado uruguayo. En Italia, mientras tanto, el comunista Renzo Ulivieri dejaba el banco del Parma luego de un arranque irregular en la liga y haber sido eliminado por el Lille en las preliminares de la Champions League. Como contrapunto, los popes parmesanos eligieron un técnico con un perfil de la vereda opuesta, más milico conservador y con disciplina. Ni más ni menos que Passarella.

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El Kaiser llegó para la 10º fecha del torneo, junto a su ayudante Alejandro Sabella. En el plantel, había jugadores como Taffarel, Sensini, Fabio Cannavaro, Benarrivo, Almeyda, Nakata, Di Vaio, Savo Milosevic y el camerunés Mboma. Lindo equipito podía armar Daniel, pero casi que no tuvo tiempo de darle su sello.

Su únicas alegrías, fueron en las competencias menos relevantes. En la Copa UEFA, eliminó al débil Brondby de Dinamarca con un 4 a 1 en el global. Por la Copa Italia, dejó afuera al Messina, de la Segunda División y hasta llegó a dirigir el primer duelo ante el Udinese, por los cuartos de final de una competición que el Parma terminaría ganando meses más tarde.

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El Parma del Káiser debutó con la Juventus de Trezeguet y Del Piero, cayendo por 3 a 1. Después, encadenó derrotas con el Milan, Udinese, Roma y Atalanta. Sí, perdió los 5 partidos que dirigió, dejando al equipo en puestos de descenso, sólo por encima del Venezia.

Rápidos de reflejos, los directivos despidieron a Passarella sólo 42 días después de su llegada. No fuera a ser cosa que el DT se peleara con el Grondona de Italia y el Parma terminase en la B.

DT Error: Pastoriza en el Fluminense (1985)

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¿Un director técnico argentino en Brasil? Raro, poco frecuente, pero hay algunos casos que podemos recordar. Uno de ellos, es el de José Omar Pastoriza al mando del Fluminense. ¿Cuánto duró la experiencia? Apenas un mes…

La década del 80 se partía a la mitad y el Flu estaba desesperado por ganar su primera Libertadores, casi tanto como ahora. Unos años antes, el Flamengo de Zico se había convertido en el primer equipo carioca en levantar el trofeo continental y eso obligaba a los vecinos, que entraron a la Copa después de obtener el Brasileirão de 1984, de la mano de Carlos Alberto Parreira.

En 1985 y después de haber probado con otros 4 técnicos brasileños, los dirigentes tricolores se convencieron de que el salto de calidad lo tenía que dar un entrenador extranjero con experiencia, por eso el 24 de mayo de ese año contrataron al argentino Pastoriza, que venía de consagrarse a nivel sudamericano y mundial con Independiente. Él era el hombre indicado, aunque no se lo demostraron mucho: el propio Pato se tuvo que pagar sus pasajes a Brasil.

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Ya en Río de Janeiro, el DT sacó a relucir el humo de sus míticos asados: «Acá se practica el fútbol que más me agrada, con arte y alegría, sin dejar de ser competitivo y agresivo, buscando el gol». Además, destacó la grandeza de la institución, a lo que los periodistas locales retrucaron:

– Pero el club está en crisis debido al atraso de los premios, lo que provocó que el equipo quedara afuera de la Copa de Oro…

«Esteeee…desconocía este asunto, los dirigentes no me mencionaron nada. Si los jugadores tuvieran este problema en el futuro, trataremos de arreglarlo de la mejor manera».

Evidentemente, los popes del Flu no sabían con quién se estaban metiendo. O sí, pero no les importaba (?). Pastoriza había sido una protagonista emblemático de Futbolistas Argentinos Agremiados, encabezando una recordada huelga en 1971, que derivó en aprobación del convenio colectivo de trabajo. Después de eso, se tuvo que retirar en Francia.

Como DT, sus convicciones seguían firmes y las demostraba en cualquier lado, parecía sobrarle nafta (?). Fue así que las cosas no empezaron bien en Brasil.

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Mientras se disputaban las eliminatorias para México ’86, el argentino tenía por delante la preparación del equipo (con Delei y Romerito como figuras) para la primera fase de Libertadores, de julio a agosto de 1985, donde compartiría grupo con Vasco da Gama, Argentinos Juniors y Ferro Carril Oeste. Ni siquiera llegó al primer partido.

El 27 de junio, apenas un mes después de haber sido contratado, el Pato renunció a su cargo, acusando la falta de apoyo y dejando en claro que el club estaba mal económicamente. Del otro lado, la dirigencia decía que Pastoriza tenía espíritu sindicalista y que sus formas no habían caído bien entre los futbolistas.

Horas más tarde, Nelsinho Rosa (no confundir con Nelson de la Rosa) se haría cargo del banco y en muy poco tiempo conseguiría la Copa Guanabara y el Campeonato Carioca. ¿Le habían hecho la cama al Pato? Tan cierto, como que se tuvo que pagar el pasaje de vuelta.

DT Error: Cappa en el Tenerife (2000)

Allá por comienzos de 2000, el discurso retórico de Ángel Cappa todavía no había cansado lo suficiente y contaba con bastante crédito, sostenido fundamentalmente por el buen torneo que había hecho con Racing en el Apertura de 1998. Eso fue lo que le permitió dirigir al Atlante de México durante 1999 y volver al fútbol español al año siguiente, donde chocaría con la realidad del fútbol europeo.

El Tenerife conocía bien a Cappa. Había dejado un grato recuerdo como ayudante de Valdano en aquel conjunto que clasificó por primera vez en su historia a la Copa UEFA. Ese fue el principal motivo por el cual lo convocaron en abril de 2000, esperando que el entrenador argentino le diera el empujón necesario a un equipo que hasta la fecha 33 de la segunda división había sido puntero, pero que había aflojado en las últimas jornadas hasta caer a la séptima posición. Quedaban 6 fechas y había que ganar la mayoría de los partidos para retornar a Primera División.

En el plantel, el conjunto de Canarias contaba con varios viejos conocidos: El Mono Navarro Montoya, el Colo Lussenhoff, Pablo Paz, Huguito Morales y Federico Basavilbaso. Material había. Posibilidades numéricas, también.

Peeeeero, ya se imaginarán cómo se dieron las cosas. En su debut en el banco del Tenerife, Cappa perdió 1 a 0 ante el Mérida, de local. A la semana siguiente, cayó 2 a 1 ante el Atlético Madrid B. En la jornada 39, rescató un empate 0 a 0 ante el Leganés, pero a continuación perdería ¡5 a 0 con el Osasuna!

Entonces, Angelito prendió la máquina de humo: «Cuando llegué había un ambiente de desunión espantoso y en esa situación, sin que nadie sea culpable, es imposible ganarle a los camareros de la cafetería de al lado, pero no por la calidad, sino por la situación de hecho. Se vio en el partido que el equipo no tenía respuestas de ninguna naturaleza».

Y agregó: «El Atlético Madrid B era un equipo con hasta cinco jugadores de Tercera División. No digo que había que ganarle, pero no hubo ningún tipo de respuesta y así se terminó. No hay más. Por más que tuviéramos oportunidades de ascenso todos los días, con eso era imposible. Además, el público mostraba una agresividad irreconciliable con algunos jugadores como Emerson, que jugó muy bien contra el Mérida, y tenía al público en contra; Navarro Montoya hizo una parada buenísima y la gente lo insultó en esa acción. Todo eso conforma una situación irremediable. No había ninguna posibilidad de ascenso, pero no por la matemática, sino porque se necesita un mínimo de unión, de espíritu, de ilusión para poder pelear el objetivo».

En las últimas dos fechas de la temporada, el Tenerife cosechó una igualdad 0 a 0 ante el Compostela y una caída 2 a 1 ante el Córdoba, redondeando un récord admirable para el DT de bigotes: 6 dirigidos, con 0 victorias, 2 empates y 4 derrotas. Terminó decimocuarto.

Lo mejor de todo es que, una vez finalizado el torneo, se mantuvo en el cargo durante algunas semanas más e incluso llegó a pedir a Nuno Molina de refuerzo. Suficiente para que lo rajaran.

Así fue como terminó la triste experiencia del técnico argentino en el Tenerife, ese club que era su segunda casa. Como dice el dicho, las segundas partes nunca fueron buenas. Y eso que Cappa sabe bocha de segundos.