Los Andes (2000/01)

La imagen corresponde al debut del cuadro de Lomas de Zamora en aquella temporada. Apenas habían pasado 3 semanas del ascenso a Primera División y el partido pintaba complicado: contra un equipo grande y de visitante. Para colmo, a los 20 minutos ya estaba en desventaja. Sin embargo, con goles de sus refuerzos Víctor López y Oscar Monje, Los Andes dio vuelta el partido y se llevó un gran triunfo frente a Racing en su regreso a la máxima categoría.

La victoria de aquella tarde sería un hecho de excepción dentro de una flojísima campaña que terminaría con el descenso varias fechas antes del final. A pesar de un muy buen arranque (la primera derrota llegó en la 6ª fecha), el Milrrayitas terminaría el Torneo Apertura en el 19º lugar, solo por encima de La Academia. Por los malos resultados, Jorge Ginarte había dejado de ser el DT, siendo remplazado por Miguel Ángel Russo (Juan Carlos Zerrillo tuvo un interinato de un partido).

En la imagen, los once que jugaron en Avellaneda desde el comienzo. Arriba: Romero, Noce, Plaza, Salomón, Moya, Migliardi y Nasta. Abajo: Ferrer, Desagastizábal, Levato y López. Era base del equipo que había ganado el reducido del Nacional B, más un par de incorporaciones.

Con el tiempo se sumarían otros nombres como Lucas Bovaglio, Germán Denis, Ezequiel Maggiolo, Matías Marchesini, José Luis Marzo, Cristian Muñoz, Carlos Netto y Fernando Troyansky.

Para el Clausura, llegarían el Tati Buljubasich, Juan Pajuelo y Juan Pablo Rochi. Aunque la cosecha de puntos mejoró levemente, otra vez finalizó anteúltimo, perjudicado por un descuento de tres unidades debido a incidentes causados por su hinchada.

Las estadísticas de la temporada 2000/01 reflejarían que Los Andes fue el equipo que menos puntos sumó. Además, fue el que obtuvo menor cantidad de victorias (8), mayor número de derrotas (21) y el que más goles recibió (78 tantos).

Si los jugadores no estuvieron a la altura, qué decir de la vestimenta. Entre la camiseta marca ED que parecía confeccionada para un club de baby fútbol y la horrorosa prenda elaborada por Signia (que incluía una suplente azul y naranja) no parecía haber otra alternativa: ese equipo se iba al descenso desde el vestuario.

Argentina Sub-20 (2013)

Las selecciones juveniles argentinas suelen ser sinónimo de éxito y prestigio. Sin embargo, tras las etapas de José Pekerman, Francisco Ferraro y Hugo Tocalli, llegaron tiempos complicados. Fueron las épocas de los muchachos del ’86: Trobbiani, Brown, Olarticoechea, Garré. El primero de ellos tuvo a su cargo este equipo, que buscaba la clasificación al Mundial Sub-20, a disputarse en Turquía. Y, si se podía, quedarse con el sudamericano.

“La expectativa es jugar muy buen fútbol, porque tengo un muy buen equipo”, comentaba el DT antes del campeonato. “Si jugamos bien, ganaremos la mayoría de los partidos”. El optimismo de Trobbiani era el mismo del público y de la prensa.

Motivos para ilusionarse no faltaban: la base del plantel había ganado el torneo de L’Alcudia el año anterior. Además, Argentina contaba con varias figuras del fútbol local y la ventaja de la localía, ya que todos sus partidos se jugarían en Mendoza.

El debut fue una inesperada derrota frente a Chile por 1 a 0. Esa noche, salieron a jugar los once de la imagen. Parados: Juan Iturbe, Lautaro Gianetti, Alan Ruiz, Lisandro Magallán, Walter Benítez y Matías Kranevitter. Agachados: Ricardo Centurión, Luciano Vietto, Manuel Lanzini, Lucas Romero y Carlos Ruiz.

También formaron parte de ese plantel Andrés Mehring, Juan Musso, Alan Aguirre, Eros Medaglia, Jonathan Valle, Lucas Rodríguez, Agustín Allione, Marcos Fernández, Federico Cartabia, Juan Ignacio Cavallaro y Lucas Melano.

Luego de esta caída, llegó el cruce ante Paraguay, en el que Argentina se puso en ventaja gracias a un gol de Vietto. Sin embargo, Derlis González y Cecilio Domínguez lo dieron vuelta, para que la Albirroja ganara 2 a 1.

Obligados a sumar, los pibes enfrentaban a Bolivia, el rival más débil del grupo. Una vez más, no se pudo obtener el deseado triunfo. Fue empate 2 a 2, y a sacar la calculadora.

Finalmente, la única victoria albiceleste llegó en la última fecha: fue 3 a 2 ante Colombia, aunque de nada sirvió. De hecho, al momento de jugarse este partido la Selección ya no tenía chance alguna de avanzar de fase. El fracaso estaba consumado.

Si bien varios futbolistas no pudieron acudir al certamen porque no fueron autorizados por sus clubes (Icardi, Dybala, Ocampos), hubo una ausencia llamativa: la de Leandro Paredes, por entonces mediocampista de Boca. Trobbiani lo había dejado afuera de la convocatoria, indicando que era “lagunero e irregular”. Luego de la mala campaña, no se mostró arrepentido: «en su club, no demostró nada», declaró.

Tras la decepcionante actuación de sus elegidos, el entrenador dejó su cargo. Unos días después, se animó a dar explicaciones: “me pasó lo que a Marcelo Bielsa en el Mundial de Corea-Japón: llegamos con todas las expectativas y no pasamos la primera ronda».

Más allá del frustrante torneo, se supone que el principal objetivo de los combinados juveniles, es la formación. Y, en este sentido, esta experiencia sirvió para que jugadores como Musso, Kranevitter y Lanzini supieran lo que es ponerse la camiseta de su país. Aunque, de aquel grupo, el que mayor recorrido tuvo con su selección fue Juan Manuel Iturbe, quien llegó a disputar Eliminatorias y Copa América… con la camiseta de Paraguay.

Huracán (1998/99)

A la distancia, se puede decir que no faltaban buenos jugadores. Sin embargo, a pesar de Luis Islas, Marcos Ánguila Gutierrez, Martín Ríos, Sebastián Morquio, Rodolfo Graieb, Gustavo Chacoma, Daniel Garipe, Lucho González, Raúl Peralta, Sixto Peralta, Daniel Montenegro, Gastón Casas y Andrés Silvera, era una utopía que aquel equipo se salvara del descenso.

Para sus rivales, enfrentar a Huracán durante aquella temporada fue un lindo entretenimiento, algo tan divertido como el uso de este Código de registro Luckia, donde las oportunidades de juego son interminables.

Antes de arrancar, las campañas anteriores (había sido 18º en 1996/97 y 19º en 1997/98) ubicaban al Globo bien al fondo en la tabla de los promedios. Para colmo, la mayor parte del plantel era un rejunte de refuerzos sin categoría y pibes que fueron incinerados en búsqueda del milagro.

¿Algunos de estos nombres? Ariel Graña, Leonardo Asencio, Gustavo Artaza, Juan Contreras, Marcos Barlatay, Mariano Toedtli, Alfredo Torres, Cristian Fernández, Roberto Chaparro y Pablo Calandria, entre otros.

También se destacaba Fernando Ávalos, un defensor que había tenido un rendimiento tan bajo que obligó (?) a algunos hinchas Quemeros a publicar una solicitada en el diario Clarín. Allí, simplemente se le pedía a los entrenadores: “Por favor, no pongan más a Ávalos (ni en el banco)”.

Con Oscar López y Oscar Caballero como dupla técnica, Huracán fue 18º en el Torneo Apertura. Lo más recordado de ese semestre fueron un triunfo por 4 a 3 ante River en el Monumental y la camiseta adidas sin publicidades, pero con la inscripción “Huracán es de primera”. Así era, aunque no por mucho tiempo más.

A pesar del caos deportivo e institucional (el club estaba en convocatoria de acreedores y al borde de la quiebra), la ilusión era lo último que se perdía. Y mucho más cuando la pretemporada regaló un resultado sorprendente: una victoria ante la Selección Argentina de Marcelo Bielsa que se preparaba para su debut oficial.

Sin embargo, la realidad volvió a golpear cuando hubo que jugar por los puntos. El rendimiento del equipo fue tan malo que a falta de seis fechas para el final del Torneo Clausura ya estaba condenado. Para colmo, durante varios partidos no contó con sus principales figuras, el Mumo Peralta y el Rolfi Montenegro, que estaban jugando el Mundial Sub-20.

Los dirigidos por Carlos Babington ocuparon la 20ª posición al finalizar este certamen: por primera vez en su historia, Huracán terminaba un torneo en el último lugar. Y así, el Nacional B le daba la bienvenida.

Atlético de Rafaela (Apertura 2003)

Cuando un equipo logra un ascenso tiene dos opciones básicas: mantener el plantel o reforzarse sin ton ni son (?). Para disputar el Torneo Apertura 2003, Atlético de Rafaela se inclinó por la segunda, manteniendo algunos nombres de la campaña anterior. Una mezcla que podía salir bien, regular, mal, pésima o desastrosa. ¿Qué salió? Una combinación de todas ellas.

La mira estuvo puesta en traer jugadores que no se achiquen en los grandes escenarios, dejando un poco de lado a los hombres que habían obtenido el título en el Nacional B. Con esta premisa, llegaron apellidos como Alacón, Comizzo, Di Lorenzo, Miliki Jiménez, Larrosa, Norberto Testa, Gabriel L*b*s y Emanuel Villa.

En la imagen, la formación que cayó 2 a 0 frente a Boca por la 9ª fecha. De pie: Bovaglio, Rodas, Lobos, Comizzo, Testa y Larrosa. Hincados: Araujo, Forestello, Di Lorenzo, Iván Juárez y Del Bono. También jugaron ese torneo Ezequiel Medrán, Ignacio Celaya, Hugo Barrientos, Fabricio Sánchez Varela, Darío Gandín y Franco Mendoza, entre otros.

La campaña no fue buena. Mejor dicho, fue bastante mala: finalizó con 17 puntos, en la anteúltima posición, con 3 partidos ganados, 8 empatados y 8 perdidos. Además, por el banco de suplentes pasaron tres entrenadores: Cachín Blanco desde el inicio hasta la 13ª jornada, Alejandro Zurbriggen en la 14ª y Osvaldo Piazza desde la 15ª hasta el final.

La segunda parte de la temporada sería mejor para la Crema, aunque no lo suficientemente exitosa como para evitar la Promoción, en donde perdería su lugar en la categoría frente a Huracán de Tres Arroyos.

Banfield (2011/12)

Un equipo que consiguió algo único y prácticamente irrepetible: irse al descenso con un promedio que incluía una campaña de campeón. Lo del Taladro fue tan malo que, a pesar de haber dado la vuelta olímpica en el Apertura 2009, apenas dos años y medio después se aseguró su lugar en el Nacional B.

El desastre se produjo en su última temporada en Primera División, que arrancó con Banfield en una cómoda posición con respecto a otros equipos más comprometidos. Los del sur del GBA aspiraban a otros objetivos, por eso se reforzaron con nombres como Walter Acevedo, Juan Eluchans y Rodrigo López, entre otros. Además, regresaron al club hombres campeones como Cristian Lucchetti, Ariel Broggi y Maximiliano Laso.  

El comienzo del Apertura 2011 no podría haber sido peor: 5 derrotas seguidas le pusieron fin al ciclo de Sebastián Méndez y al interinato de Raúl Wensel. Sin embargo, se viviría un renovado aire de optimismo con la llegada del nuevo DT: Ricardo La Volpe.

Lo del Bigotón estuvo lejos de ser bueno. No solo por los flojos resultados (Banfield terminó último ese torneo), sino también por la tirante relación que tuvo con el plantel.

Como no podía ser de otra manera, se fue criticando a dirigentes y jugadores, especialmente a Ezequiel Carboni, quién había dicho que no era un técnico motivador y no tenía la mejor forma de hablarle a los jóvenes. El entrenador le respondió con uno de sus habituales dardos: «no me falta energía para motivar, les preguntaría a varios si saben lo que es jugar una Eliminatoria, un Mundial… el verso siempre existe cuando el jugador es mediocre».

El paso del Kelly por el club también terminó de manera abrupta. Aunque nunca escondió ser hincha de Banfield, en diciembre de 2011 fue fotografiado comprando camisetas de Lanús para sus hijos. Esto desencadenaría en su desvinculación y posterior retiro del fútbol. Años más tarde, confesó: «yo quería que, además de jugar ahí, ellos fueran hinchas del Granate».

Para 2012, hubo un cambio en la indumentaria: se fue Mitre y llegó Kappa. Arribaron Agustín Alayes y Roberto Brum. ¿El encargado de formar al equipo? Jorge Da Silva. ¿Cuánto duró? Sólo 3 partidos. La curiosidad es que dejó el cargo tras su única victoria, ya que decidió aceptar una propuesta de Peñarol.

Un nuevo interinato de Wensel le allanó el camino a otro uruguayo: Eduardo Acevedo, quien no podría evitar una pésima performance. Apenas 1 triunfo, 4 empates y 9 derrotas dejaron al equipo otra vez en el fondo de la tabla, concretándose el descenso con una derrota 3 a 0 ante Colón.

La crisis no solo fue futbolística. En medio del caos político, institucional y económico, el presidente Carlos Portell presentó la renuncia, dejando una deuda millonaria. Y una campaña de campeón que no pudo evitar la debacle.

Huracán (1997/98)

Tras una mediocre temporada, y en medio de una profunda crisis económica e institucional (no importa cuando leas esto), Huracán enfrentaba el inicio de un nuevo campeonato sabiendo que tenía que hacer las cosas muy bien para no sufrir con el promedio. Para cumplir con el objetivo, era necesario traer refuerzos de categoría, confiar en un estilo de juego y no presionar a los juveniles. Spoiler: no pasó nada de eso.

El conjunto entrenado por Carlos Babington tuvo un mal arranque en el Torneo Apertura 1997, con un par de derrotas en fila. Para colmo, el Inglés presentó la renuncia luego de la 2ª fecha. Una salida extraña, que se entendió esa misma semana, cuando fue presentado en Racing.

Al DT le faltaron códigos, como los que se pueden encontrar visitando sportium 2021, un lugar donde el entretenimiento está garantizado.

Con Carlos Ferrero en el banco, la situación no cambió demasiado. El equipo sumaría sólo 3 victorias en todo el certamen, aunque una tuvo un gustito especial. Fue la del 9 de noviembre, cuando se impuso por 2 a 0 ante La Academia. Sí, el equipo de Babington.

Después de otra mala racha, Pancho dejó el cargo y Osvaldo Crosta asumió como interino. El cierre del año debía ser ante San Lorenzo, pero el partido nunca se completó: graves incidentes entre las hinchadas impidieron que el juego continúe cuando se jugaba el primer tiempo y el marcador estaba 0 a 0. Ulises Fernández, hincha Quemero, fue asesinado. Y el encuentro se le dio por perdido a ambos equipos.

Para el Clausura 1998 llegó un nuevo entrenador, Omar Larrosa, que logró un milagro: mantenerse en su puesto por todo el semestre. ¿El rendimiento del equipo? Igual de flojo. Al menos se quedó con el clásico ante el Ciclón, gracias al esfuerzo de los jugadores de la imagen: Cristante, Chacoma, Orsi, Cotera, Graieb, Magnín y Biscay; Peralta, Padula, Montenegro y Barijho.

Una formación con varios pibes, a los que se le sumaban otros como Christian Ferreyra, Gastón Casas, Maximiliano Castano, Gabriel Lettieri y Emiliano Romay. También había gente de experiencia, claro. Pedro Barrios, Norberto Fernández, Alejandro Giuntini, Hugo Corbalán, Diego Germano, Roger Morales, Damián Maltagliatti, Hugo Guerra y Rubén Darío Piaggio eran algunos de los futbolistas con mayor recorrido.

Más allá de lo deportivo, el club no pasaba por un buen momento. A principios de 1998, el presidente Juan José Zanola había renunciado. “Esto es inmanejable”, fue una de las primeras frases de Norberto Renzi, su sucesor, que inmediatamente llamó a elecciones.

Además, la cantidad de socios escaseaba, ya que muchos habían dejado de pagar la cuota debido a las pobres campañas futbolísticas. La barra brava solía “visitar” a los jugadores. Y, para colmo, Claudio García, el último ídolo que quedaba en el plantel, sumaba más conflictos que goles.

El 19º lugar en el Apertura y el 17º puesto en el Clausura dejaron al Globo como el conjunto con menor cantidad de puntos en la temporada 1997/98, igualando la línea de Gimnasia y Tiro de Salta, aunque con mejor diferencia de gol. Al año siguiente, Huracán perdería la categoría. Sería un descenso tan anunciado como inevitable.

Racing (verano 2011)

Una verdadera tragedia. No, en este caso no hacemos referencia al equipo que presentó Racing en su debut por la Copa Ciudad de Mar del Plata, el 13 de enero de 2011. La auténtica desgracia había sucedido un par de días antes, durante un entrenamiento de La Academia en Open Door, cuando un rayo cayó cerca del sector que ocupaba el plantel.

La descarga eléctrica alcanzó al masajista Cesar Nardi, provocando su fallecimiento. La pérdida de un querido empleado de la institución (llevaba una década trabajando en el club) fue muy sentida por el cuerpo técnico y los jugadores, acercándose varios de ellos al velorio realizado el día siguiente.

Ante semejante panorama, se tomó la lógica decisión de afrontar el debut veraniego con un conjunto alternativo… muy alternativo. Se trataba de un equipo repleto de juveniles dirigidos por Juan Barbas, entrenador de la Reserva. Aquella noche, posaron ante los fotógrafos: Esteban Saveljich, Gabriel Colombatti, Daniel Pellegrino, Gastón Campi, Leonel Caffarati, Raúl Poclaba (arriba); Sebastián Mayorga, Juan Cruz Respuela, Gonzalo Pérez, Valentín Viola e Ignacio Colombini (abajo).

El rival era Estudiantes, último campeón del fútbol argentino. Aunque Alejandro Sabella reservó varios titulares, fue un partido sin equivalencias. El Pincha se impuso por 4 a 0, con goles de Maximiliano Núñez, Pablo Barrientos, Federico Fernández y Mayorga en contra.

Habiendo transcurrido una década de este encuentro, la pregunta surge sola (?): ¿Qué fue de la vida de aquellos pibes? ¿Cuántos llegaron a jugar oficialmente? ¿Por lo menos pudieron vivir del fútbol? Repasemos brevemente cada caso, incluyendo a los que ingresaron desde el banco de suplentes:

Leonel Caffaratti: sin chances en La Academia, este eterno arquero suplente recorrió el país jugando en varios equipos del interior. Actualmente, se encuentra en Central Córdoba (Santiago del Estero), donde comparte plantel con César Taborda, el guardameta de Estudiantes en aquel 4 a 0.

Gabriel Colombatti: aunque no vistió la camiseta de Racing en un partido por los puntos, pudo darse el gusto de jugar en el club del cual es hincha: Sportivo Belgrano de San Francisco. Desde 2017, pulula por diferentes clubes del ascenso italiano.

Danilo Pellegrino: uno de los que no llegó. Oriundo de Arata (La Pampa), quedó libre sin tener oportunidades de codearse con los grandes y se fue a Alvear FBF, de su provincia natal.

Esteban Saveljich: por fin un apellido conocido. Estuvo en Avellaneda hasta 2015, jugó en varios equipos españoles y fue convocado a la selección de Montenegro.

Gastón Campi: otro de los que pudo dedicarse de lleno a la pelota. Pasó por Atlético Rafaela, Estudiantes, Chaves (Portugal), Trabzonspor y Karagümrük (ambos de Turquía).

Juan Cruz Respuela: una de las grandes promesas de las divisiones inferiores, en febrero de 2011 hizo su debut oficial. Ese año jugó 5 partidos con Miguel Ángel Russo, pero no fue tenido en cuenta por Diego Simeone. Luego de pasar por Sportivo Rivadavia de Venado Tuerto, el joven nacido en Mercedes reformuló su vida: viajó como mochilero por toda América, hasta que varios años después regresó a su ciudad de origen.

Sebastián Mayorga: un caso extraño, ya que sus únicos 4 encuentros oficiales con La Academia fueron previos a aquel verano. Posteriormente, deambuló con más pena que gloria por el fútbol de ascenso.

Raúl Poclaba: mediocampista central que ese mismo año disputó sus únicos 3 partidos en Racing. En 2014, jugando para Gimnasia y Esgrima de Jujuy, fue suspendido por diez partidos por empujar a un árbitro. Anduvo por Uruguay, Venezuela y Bolivia. Conclusión: baldosero de pura cepa.

Gonzalo Pérez: volante ofensivo de escasa estatura, sus únicos partidos en Primera División fueron en 2009 (derrotas ante Lanús, Independiente y Argentinos). Jugó en Uruguay, Ecuador y en el ascenso argentino.

Ignacio Colombini: entre 2010 y 2013, este delantero sumó minutos en 5 encuentros antes de continuar su carrera en Miramar Misiones (Uruguay), Almagro, Quilmes, Almirante Brown, Atlanta, Sol de América (Paraguay) y Defensor Sporting.

Valentín Viola: de todos estos pibes, ninguno jugó tanto en Racing como él: sumó más de 80 cotejos oficiales en dos etapas. Sin embargo, Titín nunca se quedó quieto: va por su 9º club y todavía no cumplió 30 años.

Brian Risso Patrón: el primer recambio de aquella noche. Un delantero peligroso, que antes de debutar en Primera División fue encontrado culpable de un homicidio y condenado a 11 años de prisión. En 2018 le otorgaron la libertad condicional, volviendo a jugar en Berazategui e Ituzaingó.

Matías González: otro de los chicos que no alcanzó a jugar entre los grandes y se tuvo que ir del club. Pasó por Ferro, El Porvenir, Ben Hur y Camioneros. Al menos no tuvo problemas con la Ley.

Alejandro García: fue el que tuvo menos tiempo en cancha frente a Estudiantes (13 minutos), pero se dio el gusto de disputar 8 encuentros oficiales entre 2013 y 2014. También pasó por Los Andes y Estudiantes de Buenos Aires.

Huracán (1985/86)

En la actualidad, cuesta imaginarse a los hinchas del Globo jactándose de no conocer las canchas del ascenso. Sin embargo, esto era habitual hasta mediados de la década de los 80’s. En aquella época, los fanáticos de San Lorenzo y Racing, por ejemplo, ya sabían lo que era jugar en la B. Algo que Huracán estaría a punto de vivir en carne propia.

En la imagen, una de las últimas formaciones de los de Parque Patricios antes del primer descenso de su historia. Arriba: Juan Amador Sánchez, Christian Angeletti, Carlos Gay, Rodolfo Raffaelli, Claudio Cabrera y Osvaldo Damiano. Abajo: Claudio Turco Garcia, Daniel Messina, Carlos Mendoza, Juan Tutino y Carlos Torino.

Entre otros, también fueron parte de ese plantel: Héctor Herrero, el Toti Iglesias, López Turitich, Eduardo Papa, Marcelo Bottari, Carlos Taracido, José Luis Zuttión y Ángel Beltrán, quien fallecería ese mismo año a causa de una leucemia.

Sin embargo, sería injusto responsabilizar solamente a estos nombres. Es que, más allá de la mediocre temporada 1985/86 (obtuvo el 13º puesto), el equipo terminó siendo condenado por el pésimo promedio arrastrado de las campañas de 1983 (14º) y 1984 (17º).

Aunque el descenso directo fue evitado gracias a una pésima campaña de Chacarita, los Quemeros no pudieron zafar del Reclasificatorio, un octogonal en donde se enfrentaron con los mejores equipos de la vieja Primera B.

Luego de dejar en el camino a Lanús y a Los Andes, el sorpresivo Sportivo Italiano lo derrotó después de tres finales muy parejas, decretando que el Globo jugaría en el flamante Nacional B. En las instancias definitivas, Huracán utilizó una vestimenta muy particular: camiseta roja y pantalones azules. Sí, se fue al descenso usando los colores de San Lorenzo.

Si bien la atención del mundo futbolero estaba puesta en lo que sucedía en México (al mismo tiempo se estaba jugando el Mundial 86), la caída de un histórico participante de los torneos de Primera División no pasó desapercibida.

Sin dudas, se trató de un hecho histórico para nuestro fútbol: quedó confirmado que los sextos grandes también descienden.