Amarilla Roberto

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Roberto Ángel Amarilla
Zaguero paraguayo de curioso e interesante currículum, que sacó chapa por haber firmado con un club español cuando era un purrete y que transitó fugazmente por el fútbol argentino antes de darse a conocer en su tierra, donde tampoco fue gran cosa.
Nacido en Eusebio Ayala, a 80 kilómetros de Asunción, comenzó a jugar en los clásicos potreros hasta que un día lo vio Adolfino Cañete, aquel gran atacante de Ferro, y lo llevó para la Provincia de Santa Fe. Alto, flaco y con fama de buen cabeceador (sólo por la sangre guaraní), llegó a Atlético de Rafaela en la temporada 1998/99 y disputó 18 encuentros sin hacer demasiado ruido.
Truco de magia mediante, recaló en el Valencia de España (1999 a 2005) pero su insuficiente nivel y, por sobre todas las cosas, la dura competencia por un lugar en la defensa, sólo le permitieron jugar seguido en el Valencia B y ser prestado a otras instituciones, mientras los dirigentes esperaban la finalización de su largo contrato.
Casi como una mosca, lo fletaban pero volvía al primer equipo en las pretemporadas y a modo de justificación por una inversión que ya no daría rédito, los entrenadores lo ponían en los amistosos. Con ese currito disputó 17 encuentros no oficiales en el conjunto Che y, como si fuera poco, se dio el lujo de entrar un ratito en un partido de Champions League ante el Sturm Graz.
En condición de préstamo pasó sucesivamente al Getafe (2000/01), Badajoz (2001/02) y Racing Club de Avellaneda (2003), episodio fundamental en su carrera baldosera. Su paso por La Academia no fue malo ni mucho menos, pero en su brevedad alcanzó a entusiasmar a la gente con condiciones de crack y terminó defraudando como el peor, generando un comentario que encontraría eco: «¿Y éste jugaba en el Valencia?».
Sus 2 goles en 11 partidos por el torneo Clausura ’03 y su participación en la Copa Libertadores con aquel equipo dirigido por Ardiles, lo convirtieron en un momentáneo referente de la defensa, a tal punto que la dupla que formó con el colombiano Orozco le dio nombre a un sketch del programa Arde Troya, donde Gabriel Schultz y Diego Ripoll encarnaban a dos policías: Orozco y Amarilla, obvio.
Al año siguiente quiso ser profeta en Paraguay y se las arregló para actuar en Libertad junto a Guido Alvarenga y Derlis Soto; y en Cerro Porteño, al lado de Aldo Bobadilla y César Ramírez Caje.
Después de la última limosna del Valencia (62 minutos en 2 amistosos de la temporada 2005/06) finalizó su relación laboral con los Murciélagos y comenzó a desbarrancar de forma evidente, aunque siempre en la misma zona. En la 2006/07 anduvo por la 3º división española, defendiendo los intereses del Burjassot, equipo de camiseta amarilla y violeta. Cuando se enteró que no estaba en Los Angeles Lakers y que Kobe Bryant se iba a demorar un poquito en llegar, armó las valijas y a mediados del año pasado recaló en la Unión Deportiva Alzira. Hoy, a la distancia, debe estar arrepentido porque se fue de un club que tenía los mismos colores que el oso de La Nueva Seguros.

Juan Pordiosero

17 respuestas a “Amarilla Roberto

  1. Asi que el Amarilla de Valencia que sale en el Pro Evolution 5 es él… por el apellido, me sonaba a paraguayo, pero nunca pensé que su historia baldosera fuera tan deprimente.

    Lo mejor del post: LA FOTO DEL OSO DE LA NUEVA SEGUROS!! AGUANTE EL OSO!!

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  2. Entre las modas actuales se destaca oler alcohol (Roly zarate, Baldassi), Sacarse la medalla cada vez q se es subcampeón, tener el pelo largo (tipo Tévez, Gago, Messi), los claritos, y recuerdo una vieja, hablarle al árbitro con las 2 manos atrás, jaaa, q grasas sonlos futbollers.

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  3. El nombre completo de este muchacho es Roberto Angel Amarilla Lezcano, nacido en Eusebio Ayala un húmedo día 21 de Julio de 1980, como bien destaca Juan Po. Llegó a Rafaela desde un equipo regional del Paraguay, el Independiente de Campo Grande. Fue dirigido en la primera temporada por Gustavo Alfaro, y merced a sus buenas actuaciones (de hecho, fue la revelación del equipo crema de aquella temporada) y a lo barato del pase, fue colocado en España. En Atlético de Rafaela jugó junto al eficiente mediapunta coterráneo Carlos Bonet Cáceres (el de los golazos a los gallinas con la camiseta del Libertad), Lucas Bovaglio, Gustavo Buena, Alejandro Castro, Gonzalo Del Bono, Gustavo Gandín, la trinidad González (Carlos Alcides, Roberto Santiago y Raúl Alberto), Juan Carlos «La Araña» Maciel (el émulo local de René Higuita), Carlos Alberto Marczuck, Elio Medrán, Alejandro Olivera, Gustavo Semino y la gloria del PC FUTBOL 6.0, Juan Manuel Suligoy.
    Su paso por la Academia arrancó siendo prometedor, pero se diluyó luego de que la piñata tycesística se inflara hasta tal punto que terminó por explotar, con un gol en contra incluído.
    Luego, su historia es más que conocida, aún actual…
    Pero en el homenaje se mencionó a un jugador -también paraguayo- que deleitó con su habilidad al fútbol argentino durante gran parte de la década de los ochenta. Nos referimos al inmortal enganche ADOLFINO CAÑETE AZCURRA, hombre que no por destacadas actuaciones en el ¿gran? Ferro de Griguol no tendría por qué ser descartado para un aunque sea mini-homenaje baldosero, ya que también supo integrar las filas de nuestro fútbol de ascenso y sabiamente ocultar su edad en momentos convenientes (como tantos otros jugadores del ayer y del hoy, como José Daniel «Bocha» Ponce ó Jorge «Rusito» Ribolzi), cuando apremiado por la misma a finales de los ochenta convirtió su 27-03-1957 en Mariano Alonso por un más rejuvenecido 27-03-1960.
    Como se mencionaba, ¿todos? lo recordamos como el jugador distinto -junto al «Beto» Márcico- que tuvo esa manga de picapiedras verdolagas a principios de los ochenta, que magistralmente conduciera el «Viejo» Griguol hacia la gloria, aunque más no sea local. Entre ellos, podemos recordar a los arqueros Biasutto y Tursi (jugador con bigote, de dilatada trayectoria por el fútbol de ascenso), a Oscar «El Mago» Garré y Oscar Américo Agonil, A «Cacho» Saccardi, a Juan Domingo Rocchia, a Héctor Cuper y a Hugo Noremberg, entre otros. Cañete alternaba titularidad con suplencia, pero solía marcar la diferencia con sus pases precisos y su pegada incólume. Gracias a dichas faenas, el fútbol mexicano depositó sus ojos en él, y fue así que a mediado de los ochenta partió hacia tierras aztecas para defender los colores de la «cementera» Cruz Azul. La falta de adaptación al pesado clima azteca hizo que al año siguiente se encontrara defendiendo los colores de Unión Magdalena, el club que vió nacer a Carlos «El Pibe» Valderrama. Pero en la temporada siguiente, el hombre que para entonces ya había comenzado a ocultar sus pliegues fue seducido para integrar un equipo del Deportivo Mandiyú de Corrientes destinado a ascender a Primera. De la mano de Eduardo Seferián en la Presidencia y del «Viejo» Guerra en la dirección técnica, se decidió romper el chanchito y comprar su pase al poderoso elenco mexicano. Sobra decir que se tranformó en la manija del equipo, relegando en la tarea al rosarino Pablo Quiroga. No fuel el único paraguayo en integrar en un plantel que parecía un verdadero combinado uruguayo (Pedro Barrios, Domingo Rufino Cáceres Olivera, Aníbal Servando Marrero Pereyra, Daniel Martínez Tapi, Elio Rodríguez y Daniel Gregorio «Coquito» Rodríguez Lima), ya que fue acompañado en la patriada por Trigidio (sí, Trigidio) Montañez Martínez, arquero traído desde el Club Pilar. En ese equipo jugaban también varios personajes que habían transitado la Primera, y otros que alcanzarían cierto renombre y trayectoria en el fútbol grande, inclusive a nivel mundial, gracias a ese campañón coronado en ascenso: Horacio Attadía, José Horacio Basualdo, Alejandro Cánova, Omar Ubaldo Mambrín, Oscar Manís, Roberto Luis Medrán, Daniel Severiano Pavón, Luis Alberto Ramos y Pablo Sixto Suárez.
    Con el prestigio recuperado, la 88/89 lo encontró reforzando a Talleres de Córdoba. Se quedó allí por espacio de dos temproadas. Allí fue dirigido por José Omar «La Pepona» Reinaldi, Roberto Marcos Saporiti y Daniel Willington. Relegó a jugadores muchísimo más jóvenes que él, como Antonio Apud y el incipiente José Fabián Albornoz. En su última etapa en Talleres, se dió el gusto de marcar 3 tantos. Luego emigró al exigente fútbol chileno, donde reforzó al Cobreloa. Allí duró solo media temporada, por lo que esto más su paso por México, el Nacional «B» y uno de los más paupérrimos campeones de la historia de nuestro fútbol nos estaría delatando su condición de baldosa. Pero sumemos un porotito más: En el año 91 regresa a nuestro país para incorporarse al Lanús de Miguel Angel Russo, que había llegado a Primera tan solamente para regresar rápidamente al Nacional. Conformó los dos refuerzos permitidos por AFA junto con otro clase 57, el «Toti» Iglesias, que venía de echar bofes en Deportivo Español. Si bien el paraguayo se las ingenió para dotar de más fútbol a un equipo que era una verdadera constelación de canto rodado, no pudo ni supo cómo evitar el marcado descenso, y fue protagonista de cómo en una trsite y amarga noche el Club Atlético Platense lo sentenciaba -una vez más- a participar de la segunda categoría de nuestro balompié. Sería pletórico, hasta rayano a lo demagogo, nombrar a los integrantes de ese maldito plantel, pero resulta necesario: Rubén Agüero (había salido campeón en el Estudiantes de Bilardo), Guillermo Alonso (con pasado de selección juvenil), César Angelello, Cristian Araujo, José Adolfo Bárzola, Angel Ramón Bernuncio, Rolando Claudio Bertolini, el Caballero Gran Baldosa uruguayo Alberto Rafael Bianchi Gandín, Fabián Cordero, Roberto Fabián Claudio García, Alejandro Víctor «Me Cuesta Concentrarme Para Orinar» Giuntini, Armando Oscar «La Urraca» González, Sergio Esteban Gurrieri (otro ex campeón pincha), Alcides Herrera, Fernando Kuyunchoglu (otro ex selecciones juveniles), Juan Carlos López (que se comió un piedrazo la noche del descenso), Fabián Mainardi, Alejandro Marchi, Hernán Meske, Oscar Diego «Pepe» Monge, Macelo Leonardo Ojeda, Marcelo Andrés Pastorini, Miguel Angel Pla, Gabriel Schurrer Peralta, el gran uruguayo Gilmar Gilberto Villagrán Sager, Christian Beletti, Jorge Montenegro, Christian Ariel Fernández, Walter Lemma y Germán Marcelo Cáceres.
    Dándose cuenta que con semejantes antecedentes no le iba alcanzar para reforzar a otro equipo con serias aspiraciones al descenso, como si se tratara de un viejo piloto de fórmula 1 que sabe que lo único que le queda por subirse es a un Minardi, aceptó lo que le deparaba el futuro y se instaló definitivamente en el ascenso. Formó parte del plantel de Colón de Santa Fe en las temporadas 91/92 y 92/93 -aunque en medio de ellas jugó algunos encuentros en Cerro Porteño, como pa´ despedirse-. En la primera temporada -y aún en su versión 2.0, es decir, 27-03-1960-, se las ingenió para marcar 6 tantos, siendo dirigido por un ex compañero de correrías verdolaga, el «Pájaro» Miguel Angel Juárez, quien fuera reemplazado luego por Osvaldo Piazza, técnico de moda en el ascenso de aquel entonces. Allí jugó con algunos jugadores con minutos en Primera como Jorge Avalos (Platense), Abel Blasón (Chaco For Ever), Marcos Capocetti (Unión), Maximiliano CIncunegui (Vélez, Platense, Armenio), Juan José Ferrer (jugaría en Banfield con el tiempo), Adrián Marini (llegaría a Primera con Colón), Daniel Mozas (jugaría en Talleres), el arquero con bigote y relegado de Gatti José Felipe Perassi, Claudio Scalise (Rosario Central y Boca), Carlos Scheffer (Talleres) y Daniel Gazzaniga (River y Unión). Ya en la 92/93, habiéndose despedido de «su» fútbol con la azulgrana, regresó para abanderar a Colón en un campañón con desgracias incluidas, por no haberla podido coronar con el campeonato y por el triste fallecimiento de un gran técnico del ascenso como era Hugo García, quien luego fuera reemplazado por Jorge Ginarte. Comenzaba la era de los paraguayos en Santa Fe, llegando en oleada Vicente Laurentino Farina Sánchez (de Guarani), Buenaventura Ferreira Gómez (también de Guaraní, quien ya había jugado en Vélez), Jorge Alberto González Morel (quien luego tendría un pasado lamentable en Independiente y terminara sus días jugando en la «C» en Deportivo Paraguayo luego de un funesto transitar por el Deportivo Morón), Juan Alfiere Lugo (de Olimpia) y Arnaldo Antonio Vázquez Cardozo (de Guarani). También reforzaron a Colón el auténtico «Potro» Gustavo Echaníz (con pasado en Unión y primer amor sexual de Andrea del Boca), Nilton Pardal y Mario Sciacqua. De esta manera, luego de un torneo en Primera «A», de un descenso en Primera «A», de un campeonato de Nacional «B» y una final perdida en la misma categoría, de cuatro experiencias internacionales (Argentina, México, Colombia y Chile), y con 5 goles en su cuenta personal, el enganche paraguayo decidió dar las «gracias totales», declarando su verdadera fecha de nacimiento, acaecida en realidad un 13 de Septiembre de 1956.

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  4. Estaba en el Championship Manager 2000/01, en el Valencia B junto con Franco Mendoza, tambien ex Rafaela y ahora en Huracán.
    Igual, era malo el vago.

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  5. Espectacular tu comentario, K-Well. Lo de «ocultar sus pliegues» no crees que transforma a Cañete (de intrascendente paso por el Cobreloa con la peor campaña en su historia) en una especie de pionero de la metrosexualidad?

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  6. Don Adolfino tenía muchas, demasiadas, arrugas ya cuando anduvo por Chile, pero se comenta que se pegaba la viaba (o sea, se teñía el cabello).
    Devolución de gentilezas, Dr Troy (que entiendo que sea chileno): Si mis cálculos no me fallan, Cañete jugó la misma media temporada en la que estuvo el Pirata Czornomaz en Cobreloa, ¿o me equivoco…?

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  7. Gracias K-Well, por tu respuesta. Sí, soy chileno y te confirmo que Adolfino Cañete (¿habrá algún otro ser humano en el planeta con ese nombre que no sea paraguayo?) jugó para Cobreloa desde julio`90 hasta enero`91 compartiendo plantel con Adrián Czornomaz, quien había llegado al club naranja un año antes desde el Rojo Campeón del Indio Solari.
    Ambos tuvieron rendimiento dispar, Czornomaz estuvo siempre involucrado en los primeros puestos de la tabla de goleadores y tras ese año y medio fue transferido al fútbol suizo, si no me equivoco. En tanto, Cañete, quién además traía el cartel de haber sido titular de la Albirroja en México `86, no pudo hacer olvidar el notable rendimiento de Marcelo Trobbiani en el corazón de los hinchas de Cobreloa.
    Un agrado responderle, amigo K-Well.

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  8. AMARILLA!!
    me re acuerdo de ese,
    le hizo un gol a chicago
    en un CINCO A CERO
    en la cancha de velez,
    y otro a CHACA en un 2-2
    donde creo q el otro gol
    ACADEMICO lo hizo Gustavo Arce,
    q tenia la 28 en ese Clausura 2003

    Amarilla llego al mismo tiempo
    que Orozco y Mirosevic,
    era un equipazo ese Racing

    en fin me re cebe,
    no tanto como K-WELL (?

    byeee
    Ignacio/^/^

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  9. Amarilla es actualmente un referente en el Huracan Valencia CF, las dos últimas temporadas ha jugado el play-off de ascenso a la categoria de plata, su juego, contundencia y saber hacer y estar han permitido soñar con el ascenso y fue protagonista de la jugada clave que dejo al Huracan a las puertas de Segunda División Española, un referente en defensa injustamente valorado aquí.

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