Claudio Marquez de Souza (Claudinho)
Pocos brasileños logran mimetizarse con el paisaje del ascenso argentino. No encajan, quedan colgados o simplemente sucumben ante una dificultad que no acepta demasiada discusión: no están hechos para ese microclima que encierra el fútbol sabatino.
Sólo algunos logran confundirse con el resto. Y Claudinho fue uno de esos. Le costó, claro. Pero por un breve lapso se transformó en un mortal más para los futboleros de las categorías menos difundidas.
Arribó en agosto de 1997 para incorporarse a Argentino de Rosario y de entrada sintió el rigor de la discriminación: “Cuando llegué, el chaqueño Andrés Aibes (un compañero de equipo) me invitó a Zarapatusa (un pub bailable, muy de moda por entonces) a tomar algo. Cuando me tocaba entrar, un tipo que estaba en la entrada me dijo: ‘Vos no entrás porque sos negro’. Yo no entendía nada porque recién había llegado y no comprendía el idioma. Pero el chaqueño se calentó, y casi se arma. Después recuerdo que me ofrecieron disculpas las autoridades de Migraciones, y yo les dije que estaba todo bien, que no pasaba nada. En aquel momento algunos me insistían para que hiciera una denuncia por discriminación, pero al final decidí que no valía la pena”, dijo al Diario Olé.
Centrado y conciente del lugar que ocupaba, no se apichonó y siguió trabajando en pos de una mejoría. Después de unos meses con el Salaíto en la Primera B, en 1998 pasó a préstamo a Platense, equipo que le dio la chance de actuar en la máxima división junto a Cancelarich, Váttimos, Chatruc, Hanuch y Paulo Miranda, entre otros. Sin el rodaje suficiente (abonado a la Reserva) se dio cuenta de que no todo era color de rosa.
En 1999 retornó a Argentino y rápidamente obtuvo el ascenso al Nacional B, categoría de la que se despediría al año siguiente con un anunciado descenso. En el segundo semestre del 2000 se cruzó de vereda y actuó para Central Córdoba de Rosario. Ya no fue el mismo delantero desequilibrante, pero al menos dejó el recuerdo de una hermosa pelea con su compatriota Elvis Sá en un encuentro ante Quilmes. Después se amigaron.
Luego de un regreso en 2001 a su querido Salaíto, este hombre nacido en Ouro Preto y con pasado en el América de Belo Horizonte (donde tuvo de compañero a Toninho Cerezo), quiso dejar su huella imborrable para los amantes de lo escaso, de la forma en la que lo hacen los grandes. Desapareciendo. Dejando lugar a miles de conjeturas sin sentido. ¿Se habrá retirado?, ¿se habrá muerto?, ¿andará firmando petitorios para un movimiento pro-Chespirito?. Nada de eso. Estamos seguros de que es alguno de los tantos Claudinhos que hoy gastan tapones en las canchas del ascenso brasileño. Ahí donde todo es tan precario como lo nuestro. Ahí donde, haciendo fuerza, cualquiera puede cerrar los ojos e imaginarse en el Barrio Sarmiento.
Juan Pordiosero
Es el periodista de La Liga Diego Alonso pero sin pelo.
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NEGRO DE MIERDA. Deberian vetarle el ingreso al verde cesped.
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UN GRANDE, EN ARGENTINO TUVO PARTIDOS INCREIBLES, EL UNICO TITULO QUE GANÓ EN SU VIDA LO GANÉ CON EL SALAITO.
LASTIMA QUE DESPUES SE VENDIO PARA LOS PUTOS DE C.C., PERO SE DIO CUENTA RAPIDO DE LO QUE HABIA HECHO Y VOLVIO AL BARRIO SARMIENTO OTRA VEZ.
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como me cague de risa, juan pordiosero sos un hpd…jajaja,
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tengo recuerdos de Claudinho, gran equipo el de Argentino del 97. Todo mal con la gente de zarapatuza, no lo habran discriminado al chaqueño Aibes por ser cahqueño?
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este ladron jugo en ben hur… que manera de robar hizo un gol una vez que gano 6 a 0 a 13 de junio de pirane y creo que fue el 5to gol
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El otro día me contó mi amigo que es albañil que entro a laburar en la obra un chabon que se llamaba claudihno! por fin encontró su lugar!
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