¿Se miran los partidos del rival?
Archivos Mensuales: enero 2013
San Lorenzo 4 – Feyenoord 1 (1995)
El partido inaugural de la Copa Joan Gamper 1995 enfrentó a San Lorenzo, campeón argentino, y al Feyenoord de Holanda, invitado por contar entre sus filas con Ronald Koeman, símbolo Culé durante un lustro.
Ese 22 de agosto de 1995, El Cuervo saltó al Camp Nou con: Angelucci; Rivadero, Arevalo, Quinteros y Escudero; Monserrat (Gaitán), Galetto, Netto y Ortega Sánchez (Graña); El Gallego González (Rubén Rossi) y Biaggio (Arbarello).
El equipo holandés alineó a: Ed De Goey; Wynemberg, Van Gobbel, Heus, Bosz; Koeman, Iwan (Van Dijk), Trustfull (Glaucio), Vidmar; Obiku y Geovanni Van Bronckhorst (Gaston “no puedo creer que hice un gol en un Mundial” Taument) como delantero centro (?).
Cuentan las crónicas de la época, que el encuentro fue una verdadera paliza del equipo azulgrana, que ganó por 4 a 1 con goles de Monserrat, Esteban González (2) y Netto, descontando Van Gobbel para los tulipanes. Pocos días después, los dirigidos por el Bambino Veira enfrentaron al Barcelona en la final, donde todo volvería a su curso normal.
Krystell (de Sidwell)
Maradona a Deportivo Español 1980
La vida no tendría el mismo sabor si no existieran los chantas. Si, los chantas. Esos personajes entrañables y garcas que se encuentran en cada esquina, en cada barrio, en cada club. Siempre los hubo y siempre los habrá. ¿Cómo olvidar a Max Higgins y su proyecto del Disney para lelos paralelo en San Pedro? ¿Cómo pasar por alto a Lyle Lanley con su increíble monorriel en Springfield? ¿Y que decir de Ricardo Caruso Lombardi? Todos tienen su merito y hasta se ganaron una porción generosa de nuestro corazón (?).
Sin embargo, ninguno de ellos se compara, bajo ningún punto de vista, con Francisco Ríos Seoane. A mediados de 1980, el inefable Gallego ganó fama mundial al afirmar que el equipo que presidía, que se encontraba en Primera B, iba a fichar a una figura rutilante de nuestro fútbol. ¿Bochini? ¿Passarella? ¿Abel Alves? No, el Deportivo Español estaba a punto de contratar a Diego Armando Maradona, quien a esa altura ya era archi reconocido en cada rincón del planeta, en un mundo aún no tan globalizado.
El cuadro de situación era el siguiente: Argentinos Juniors había firmando un contrato con el Barcelona, por el cual el club catalán tenía la prioridad ante la inminente venta del hijo prodigo de Lanús al exterior. Pero Ríos Seoane tenía planeado realizar una oferta que nadie podría rechazar: empardar la cifra que ofrecieron los españoles con la aprobación del jugador -quién deseaba permanecer en el país- y de César Luis Menotti quien, en caso de producirse una venta al extranjero, debía desafectarlo automáticamente de la Selección. Esto haría ceder al entonces presidente del Bicho, Próspero Cónsoli, dejando sin efecto todo lo firmado con los Culés.
¿Y El Diegote iba a aceptar jugar los sábados en Primera B? Para nada. Eso no estaba en la baraja. La idea era cederlo los domingos a River o a Independiente y que juegue con la remera del Gallego los días de semana en amistosos por América, Europa y Japón. Y luego, tras el Mundial de España, sumarse al Deportivo si el equipo ascendía. Caso contrario, Maradona iba a ser vendido al club del generalísimo General Franco: ¡El Real Madrid!
Con su habitual verborragia Ríos Seoane declaró: “El ofrecimiento del Deportivo Español por Diego Armando Maradona es una realidad. El 12 de Mayo presentamos nuestra oferta en AFA que asciende a ocho millones de dólares”. Y siguió: “Nosotros no queremos que Maradona salga de Argentina. Diego es patrimonio nacional. Cierto que la oferta del Barça es importante, pero da la casualidad que mi equipo también está en condiciones de desembolsar este montón de millones. Para mi el tema ya no tiene más discusión”.
“Personalmente he tenido varias conversaciones con el chico, sin ir más lejos, en Viena tuve la oportunidad de comentar si le gustaría jugar en Deportivo Español con una serie de cláusulas y su respuesta fue afirmativa”. “Vaya o no a Español, Maradona se quedará en Argentina. Nací en Galicia y toda mi familia vive en España, pero Maradona, señores, es patrimonio nacional”.
Finalmente, Próspero Cónsoli dio por finalizado el delirio pocas semanas después: “Para especular ya estoy yo. Español es, ante todo, un club de Segunda División, donde es absurdo que un hombre como Maradona vaya a parar. Y en cuanto a que el Español una vez fichado lo cediese a un club de campanillas de aquí, tampoco me parece serio. Para eso se queda con nosotros”.
Maradona siguió seis meses más en Argentinos Juniors y luego se sumó a Boca. Recién para la temporada 82-83, el Barcelona pudo hacer efectiva esa cláusula firmada a finales de los setenta. Pero nadie podrá olvidar jamás a Francisco Ríos Seoane, aquel tierno gallego (?) que llegó a estas tierras con una mano atrás y otra adelante y que, por un momento, tan solo por un momento, se animó a soñar.
Para deleite de los lectores de En Una Baldosa, les dejamos los enlaces con la desopilante e histórica nota realizada por el diario español El Mundo Deportivo a Ríos Seoane (Parte 1 y Parte 2) en su edición del 26 de mayo de 1980, como así también la entrevista que el mismo periódico le realizó a Próspero Cónsoli (Única Parte). Recomendamos descargar los archivos y utilizar el zoom de algún visor de imágenes. De nada, putos (?).
Nota: al día de la fecha, Francisco Ríos Seoane es Residente VIP del Complejo Cohabitam Asist Hotel y esta internado con los diagnósticos de demencia vascular, trastorno bipolar, diabetes, hipertensión arterial y talasemia minor. Sin embargo, sale tres veces a la semana a regentear diferentes locales gastronómicos de su propiedad y acredita viajes periódicos a Europa. Si bien esta acusado en diversas causas penales, entre ellas la muerte de su opositor Ignacio Torres, los juicios no avanzan por el estado clínico del imputado. Aunque, sus empleados, los médicos y los abogados sospechan que El Gallego de Oro esta haciendo “La Gran Pinochet”. Francisco Ríos Seoane. De Gallego sólo el acento.
Cerdá Emiliano
Emiliano Cerdá
De la misma camada que: Lucas Viatri, Facundo Roncaglia, Bruno Uribarri, Tito Noir y El Pochi Chávez, todo parecía indicar que con él Boca se aseguraba un zaguero central para al menos diez temporadas. Tenía mucha técnica, un gran cabezazo, el timming justo para ir abajo y sobrada capacidad de liderazgo, entre otras buenas condiciones. De hecho, fue el capitán de todas las divisiones menores, además de ser un miembro estable de la Selección Sub 20 de Pancho Ferraro. Sin embargo, pasó el tiempo y acá lo tenemos, conviviendo con todos nosotros (?). Señoras y señores: Emiliano Cerdá.
Su nombre comenzó a ser conocido para el gran público en el verano de 2006, cuando integró un combinado de juveniles Xeneizes que viajó a Salta para jugar ante Racing por el Torneo de Verano. Si bien no fue de la partida, desde ese momento permaneció en el primer equipo y tuvo su bautismo de fuego en un amistoso ante Maccabi Tel Aviv (victoria 1 a 0), cuando ingresó en el segundo tiempo en lugar de Jonathan Maidana. Eso fue todo.
Al volver al país tanto Basile como La Volpe, Russo e Ischia le tiraron toneladas de juveniles encima que impidieron su germinación. A saber: Maidana, Cahais, Forlín, Roncaglia, Ezequiel Muñoz y Sauro. A la vez y con la vuelta de Hugo Tocalli perdió espacio en la Sub 20, al punto de no ser convocado para el Sudamericano de 2007.
La irreversible situación tuvo un final abrupto a mediados de 2008, cuando los dirigentes le dieron dos opciones: tomarse el palo o tomarse el buque (?), algo que le habían insinuado un año antes, cuando lo mandaron dos meses a prueba al Alemania Aachen del under teutón, operación que finalmente no se concretó.
Con el pase en su poder llegó a All Boys para la temporada 2008 / 2009 del Nacional B. Lo hizo en medio de una feroz grave intrascendente polémica ya que fue en desmedro de la llegada de Lucas Alessandría y Gabriel Loeschbor -quienes tenían todo arreglado- y sobre todo de Julián Edgardo Maid*na, quién soñaba retirarse con la remera que lo vio nacer. El dirigente Patricio Trovato declaró: «Es una lástima que no se haya podido dar lo de Julián. Pero por una cuestión presupuestaria y por una decisión de apostar al futuro, nos inclinamos por Cerdá, que tiene gran poder de reventa y de quien Pepe Romero tiene las mejores referencias, esperemos no equivocarnos». Nuestro homenajeado jugó 6 partidos y en enero de 2009 se le rescindió el contrato.
Tras seis meses cesante, en junio de 2009 Cerdá bajó un peldaño y firmó con San Telmo de Primera B, que contaba con luminarias como Juan Darío Batalla, Maxi Ayala y El Primo del Rafa Di Zeo. En una especie de deja vu, no llegó a debutar y en enero de 2010 se le rescindió el contrato.
Cumplió el sueño de jugar en Europa con un año en el KS Teuta Durrës de Albania y otro en el Kriens de la Tercera División de Suiza, tras lo cual reapareció en nuestro medio en mayo de 2012, cuando se fue de vacaciones a Jujuy con Lucas Viatri, quien al conceder una nota estuvo pillo (?) y le tiró un centro al periodista: “Emiliano es un muy buen central, así que si conocés a alguien lo ubicás por ahí (risas)”. Se ve que El Coiffeur le trajo buena suerte ya que un mes después firmó con Textil Mandiyú del Argentino B.
Sin embargo, al llegar a la capital correntina, Cerdá dio una entrevista que no deja de generar incomodidad, ya que tiene algunas reminiscencias del mejor Backroom Casting Couch. Para todos los que saben lo que eso…
Arsenal con pantalones de Quilmes 2011
La famosa Ley de Talles, esa que desde hace un tiempo obliga a los locales de ropa de Buenos Aires a tener prendas de todos los tamaños, pareciera no tener vigencia en el fútbol argentino. Al menos no en Sarandí.
A mediados de 2011 el club Arsenal terminó su vínculo con la empresa Mitre y arrancó su relación con la italiana Lotto, aunque de muy mala manera.
El 6 de agosto de 2011, fecha en la que Arsenal comenzó su participación en el Torneo Apertura enfrentando a Colón, los utileros se dieron cuenta de que la ropa que habían recibido de su nuevo proveedor no estaba en regla. O mejor dicho, los talles que les habían mandado eran cualquier cosa. Los pantalones, a varios jugadores, ni siquiera les entraban.
Fue así como los del Viaducto reclamaron unos pantalones como la gente y desde la firma de indumentaria les mandaron unos que, si bien tenían los talles correctos, no eran blancos, ni rojos, ni celestes. Eran azules. ¡Y de Quilmes!
Sí, aunque usted no lo crea, al club Arsenal recibió pantaloncitos del Cervecero, con escudo y todo. Entonces el utilero, con toda la paciencia del mundo, tuvo que tapar la insignia quilmeña en cada pantaloncito, uno por uno, utilizando los números y tratando de hacer magia para que no quedaran rastros del anterior dueño.
Los trucos, sin embargo, fueron en vano, porque por encima de los números de algunos jugadores, terminaron asomando las estrellitas del escudo de Quilmes. ¿Números con estrellas? ¿Dónde se vio? Ah, sí, en Sarandí.
Em Uma Lajota: Adrián González

Hernán Adrián González
Adrián González, la puta te parió. Esa melodía, casi como un mantra, sonó una y mil veces en las tribunas del fútbol argentino. Es cierto, al menos en el ámbito nacional, Adrián González construyó una carrera digna. Muchos años en la Primera de San Lorenzo y se fue de la A nada menos que saliendo campeón con ¡Arsenal de Sarandí!
Entonces, más de un desprevenido se preguntará ¿qué hace acá? Sobre el final de su trayectoria, al lateral por derecha lo tentó una jugosa oferta del São Paulo brasileño, uno de los más grandes de ese país, acostumbrado a pelear arriba en todo lo que disputa. Además de hacerse de una buena diferencia económica, un hecho no menor, no había muchos jugadores en su puesto. Todo pintaba bien.
Su currículum casi no hace falta contarlo: arrancó en El Porvenir, donde debutó en 1995, y luego se sumó a San Lorenzo de Almagro en el invierno de 1998. En su primer paso por el Ciclón no jugó demasiado y tuvo que marcharse a Unión de Santa Fe para tener algo más de continuidad. Un añito en buen nivel en Banfield (2003/04) le bastó para regresar al conjunto de Boedo, donde se mantuvo hasta 2009, cuando emigró a Brasil.
«São Paulo cumple otro momento feliz con la presentación de este joven jugador, con historia en su ex equipo como capitán, y viene a suplir la carencia en el lateral derecho. Por sus características hasta nos hace recordar a un jugador que se destacó aquí, que es Cicinho», tiró el vicepresidente del equipo paulista cuando le tocó presentarlo. González, que a esa altura no era muy pendejo que digamos, llegaba con cierta chapa para ser titular y un contrato por dos años.
Por las dudas, y cual estrella de rock, el defensor trató de meterse al público en el bolsillo de entrada: «el fútbol brasileño es el mejor del mundo, cinco veces campeón mundial, entonces se hace difícil llegar a Brasil. Pero creo que la actitud del futbolista argentino hace que consiga andar bien aquí».
El chamuyo barato se hizo trizas cuando le tocó entrar al campo de juego del Morumbí. En un año plagado de competiciones, González apenas disputó 9 partidos con la camiseta tricolor y no convenció a nadie. A comienzos de 2010, para colmo, lo dejaron afuera de la lista de la Copa Libertadores y le trajeron de vuelta a Cicinho (que mostró un nivel bajísimo y lo devolvieron a la Roma). Es más, Ricardo Gomes, el DT de aquel entonces, prefería improvisar con otros jugadores en su posición con tal de no ponerlo. Todo mal.
En julio de 2010 le rescindieron el contrato. En el medio dejó un par de perlitas, como la vez que se desmayó después de una conferencia de prensa. Ojo, mal no le fue, fichó con Arsenal de Sarandí, donde dos años más tarde se despediría de la máxima categoría con un título bajo el brazo.
Actualmente quema sus últimos cartuchos con la camiseta de Platense en la Primera B Metropolitana, al mismo tiempo que escucha ese mantra, que no será la marcha peronista, pero que es un grito que sale del corazón y explota en las gargantas de los hinchas rivales (y sí, algunos propios también): Aaaadriaaán Gon-zá-lez, la puta que te parió.
Publicado en simultáneo con www.unmundialparaenunabaldosa.com








