Salinas Miguel

Miguel Ángel Salinas

Por su nombre y apellido, las chances de ser oriundo del norte argentino eran demasiado amplias como para fallar en el pronóstico. El 10 de noviembre de 1969 nació en Amaicha del Valle, provincia de Tucumán, fruto del amor de su madre y su padre, uno de los tantos Salinas que habitan esa zona del país.

De todas formas, este merecido homenaje se sitúa en su carrera futbolística, en lo realizado en el rectángulo de juego o cerca de él, y no en su vida de civil. Llegó a la Primera de Vélez Sársfield cuando Ubaldo Matildo Fillol, a punto de retirarse, seguía siendo de los mejores arqueros del país. Y permaneció allí hasta el arribo de Julio César Falcioni, de quien también fue suplente.

Sin embargo, se dio el gusto de jugar. En Liniers fueron 4 partidos, en los que recibió goles de Mario Cariaga y Adrián Taffarel, ambos Chaco For Ever, y Norberto Ortega Sánchez y Juan Ramón Fleita, de Racing Club.

Pico, como le decían, buscó nuevos rumbos y desembarcó en Quilmes, donde disputó 5 partidos, 4 como titular, siendo relegado por Carlos Silva y Alejandro Mulet. Sufrió 8 goles.

Tras esa semiamarga experiencia, que terminó con un 1-3 ante River con gol de Ornaldo Claut, desapareció de las grandes ligas, y regresó a su provincia. La información sobre su carrera no abunda, pero al menos sí trascendieron sus últimos años junto a la redonda. En la 2001/02 jugó el torneo de ascenso para 13 de Junio de Pirané, pasó por Atlético Candelaria (2002/03) y regresó por 6 meses a su anterior club.

El 2004 lo pasó en Guaraní Antonio Franco y la 2005/06 en Crucero del Norte de Garupá, donde se retiró y se convirtió en entrenador, calzándose el buzo en estas dos últimas instituciones, además de Candelaria, donde dirigió a César Lagoria y enfrentó, como se ve en la foto, a Hugo Castillo.

Martínez Armando

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Armando Daniel Martínez

El sueño de todo jugador es llegar a Primera y jugar en la Selección, y muchos suelen unirse a las inferiores de Argentinos Juniors porque ven allí el camino más allanado para lograrlo. Ésta sería una historia común, tanto como el apellido del homenajeado. Sin embargo, la forma en que terminó en el complejo de Ezeiza y todo el camino previo, son dignos de destacar.

Con 17 años, dejó su Winifreda (La Pampa) natal para instalarse en Capital Federal. ¿A probarse? Sí, como estudiante, porque su idea original fue hacer la carrera de medicina en la Universidad de Buenos Aires, y de hecho comenzó.

Lógicamente que el fútbol le gustaba, había jugado como volante y delantero en su pueblo e integrado la Selección de la provincia, y gracias a un conocido de su familia se presentó en una práctica en el Bicho, donde convenció a José Pekerman y el profe Gerardo Salorio.

En 1985, hizo su presentación de la mano del Piojo Yudica, justo con el club de La Paternal en lo más alto del fútbol argentino. Mientras los titulares disputaban la Libertadores, él lo hacía en el torneo local con el resto del plantel.

En la edición copera de 1986 tuvo su gran chance y pudo cambiar la historia en el playoff de semifinal con River. Entró a los 83 minutos, y en un avance encabezado por Claudio Borghi, quedó sólo ante Nery Pumpido, pero levantó la pelota por encima del travesaño y Argentinos quedó eliminado.

Luego de ese episodio, prácticamente no tuvo más posibilidades. Siguió ingresando esporádicamente hasta 1987 (12 partidos oficiales) y dos años más tarde, abrumado por una lesión en la rodilla de la que nunca se pudo recuperar, decidió dejar la pelota y dedicarse de lleno a su otra pasión, la medicina, en la cual logró su primer título porque se graduó en 1993.

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Dos años después, volvió al fútbol desde otro lado cuando recibió un llamado que lo sorprendió: José Pekerman lo citaba para ser parte del cuerpo técnico de selecciones juveniles.

«En Ezeiza me crucé más de una vez con Américo Gallego y como el Tolo siempre se acuerda de todo, me decía por lo del ’86: Gracias pibe, me hiciste ganar mucha plata«, contó en su momento a la revista El Gráfico.

Considerado uno de los más prestigiosos médicos deportólogos del país, también formó parte de la delegación argentina en el Mundial de Alemania 2006 y trabajó con el Checho Batista en las selecciones juveniles. ¿Ves, Ruggeri? Laburando se llega a la AFA (?).

Supichiatti Sergio

Supichiatti

Sergio Darío Supichiatti

La particularidad de su apellido fue factor preponderante para quedar en la memoria de los futboleros. Su juego, no. Volante ofensivo, con 22 años apareció en la Primera de Belgrano de Córdoba, en la última fecha del Apertura de 1994. Fue de la mano de la dupla que conformaban Enrique Nieto y Jorge Guyón.

Ya en el comienzo del campeonato siguiente la perspectiva era mejor. Si bien ingresó en los segundos tiempos de los primeros cuatro partidos, luego sumó cinco seguidos en calidad de titular. Pero imprevistamente, en la fecha 10 ya no apareció más hasta el Apertura 1995. En su tercer torneo, la historia siguió igual, comiendo banco a pleno. Fueron sólo siete partidos y entrando en los complementos.

Era tiempo de hacer las valijas y sacar un boleto interurbano, porque se quedó en la provincia para jugar para Estudiantes de Río Cuarto. Lo curioso es que de la A, bajó dos categorías.

Fue sólo una temporada en el Argentino A, la 1996/97 y el equipo tuvo una campaña apenas discreta. Supichiatti hizo 2 goles, ambos a Central Norte. Y en 1999, siguió en el tercer escalón pero jugando por primera vez en el fútbol metropolitano. Se calzó la de Berazategui para el torneo de Primera B y se salvaron raspando del descenso.

No se supo mucho más sobre él, sólo que terminó despuntando el vicio en ligas locales y que tuvo una escuelita de fútbol, donde dejó gran parte de su sueldo la mamá de un fiel lector de este sitio.

 

MC Mendez

September 1st, 2008 at 2:17 am

que se quejan a mi me toco ir a una escuelita de suspichiatti un baldoson que comio banco en belgrano con fama de ser bueno, y despues siguio choreando en la liga.

 

Pampa Sosa 2009

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El último año de Roberto Sosa es Gimnasia fue lamentable. Llegó para poner el hombro y dar una mano en un momento complicado, pero su presencia terminó siendo un obstáculo.

Declaraciones desafortunadas, expulsiones infantiles, incidentes con hinchas, 2 goles en 27 partidos, las promesas Gabriel Martinena y Denis Straqcualursi y la llegada de José Vizcarra, provocaron que el Pampa se diera cuenta que no iba a tener posibilidades.

Pero lejos de dar un paso al costado y sabiendo que Gastón Sessa es propenso a las suspensiones, probó en el arco. Hasta le hicieron una camiseta, pero ni ahí colmó las expectativas.

Estudiantes con bastones anchos y angostos 1998/99

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No hay errores en esta camiseta de Estudiantes (1998-1999), quizás sí en la formación, por contar, entre otros, con Leonardo Más como titular.

La curiosidad en esta ocasión pasa por el diseño y no hace falta ser especialista en el tema para criticarlo. Es cierto que cuesta horrores ser novedoso en camisetas a bastones, pero este intento roza lo grotesco.

Antes de que saliera a la luz la camiseta en cuestión, la gente de Olan presentó ante la dirigencia del Pincha 3 posibles modelos: uno con los clásicos bastones que se parecía mucho al utilizado en el período 1995-1998, otro con las líneas más gruesas, y éste, que combinaba cosas de los dos anteriores.

Los popes trasladaron la decisión a los jugadores, que vieron los dibujos y optaron por el tercero. Ese modelo no era nada innovador, ya que el Newcastle lo había usado en 1994. Para diferenciarse, tal vez, Olan agregó un extraño banderín debajo del cuello. En la foto, completa el adefesio el histórico buzo de Carlos Bossio.

El Nadal de los 90’s

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Es cierto que las pilchas que lleva consigo Raúl Peralta en la foto no son cuestionables. Un short blanco es algo habitual, y más de uno habrá usado alguna vez una chombita rosa.

Pero lo que también es cierto es que por la forma en que usa las prendas, merece ser condenado por utilización indebida de ropa deportiva.

En primer lugar, no hace falta subirse las medias como si estuviese usando canilleras. Y en segundo término, el pantalón alto al estilo Mono no se justifica.

La chomba se acepta, pero no para combinar con el resto de la ropa, y menos si va metida adentro.

Por último, para ponerle la frutilla al postre, los bucles de esa cabellera que caen sobre los hombros y que seguramente son los que motivan la carcajada del Beto Carranza.

Rimoldi a Argentinos Juniors (2007)

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De la mano de Diego Milito, el Génoa había ascendido a la Primera División del fútbol italiano a mediados del 2005. Sin embargo, el sueño se truncó cuando investigaciones que se dieron a conocer indicaron que el conjunto genovés había ganado partidos arreglados.

Esa situación generó que varios de los integrantes del plantel buscaran nuevos destinos, pero el argentino Lucas Rimoldi se quedó. Sin embargo, un año después y tras jugar una temporada allí y media en el Forsinone a préstamo (siempre en la C), intentó volver el país.

El volante firmó con Argentinos Juniors en 2007 e incluso entrenó, pero el Génoa se negó a dar el préstamo porque el futbolista no resignaba la deuda de 500 mil euros. En esa ocasión, el ex Racing y Talleres entre otros, advirtió que si no destrababa el asunto, quedaría parado seis meses. Y así sucedió.