Alguna vez vimos como el Beto Acosta, en 1991, defendió el arco de San Lorenzo en un partido ante Estudiantes. Lo que no sabíamos, por entonces, es que la fama de arquero improvisado la había ganado también en Francia, donde ese mismo año se calzó el buzo y los guantes ante el Montpellier, en su último partido con el Touluse, antes de regresar a la Argentina.
