Del vestuario al camión: ¿Qué fue de Quique Seccafien?

¿Cómo es retirarse con apenas 33 años y cambiar de rubro, después de una vida dedicada al fútbol? La cuarentena nos dio tiempo para charlar con Enrique Quique Seccafien, aquel volante creativo de Morón, Rosario Central y Aldosivi, entre otros, que hoy se gana la vida como camionero.

“Me costaba ir a entrenar, físicamente no estaba de la mejor forma, y anímicamente tampoco porque estaba atravesando momentos familiares duros, como la muerte de mi mamá. Entonces, no dudé mucho. Aunque me querían ofrecer a otros clubes, no estaba motivado”, recuerda Quique, de último paso por Barracas Central en la B Metro.

A mediados de 2018, dejó de ser jugador para transformarse en chofer profesional de camiones y así continuar con el legado de su papá Juan Carlos, con quien hoy comparte el oficio. “Mi viejo tiene ya 75 años y estuvo con algunos temas de salud, al principio no quería que subiera al camión porque él me tenía idealizado como el jugador de fútbol, después lo aceptó porque ya no le quedó otra”, dice Secaffien, que actualmente tiene 35 años .

Las primeras experiencias no fueron las más agradables arriba del camión: desde chocar en la ruta 29, hasta mandarse por la avenida Luis María Campos de Buenos Aires, sin reparar en la altura máxima permitida para transitar y poner en peligro el acoplado.

Al margen de esas anécdotas, el oriundo de Morón destaca la solidaridad que existe entre los compañeros de ruta y remarca la diferencia entre el camión y el fútbol: “No te aburrís. Acá, no tengo horarios, podés salir por un viaje a las 2 de la tarde de un día y volvés a las 5 de la madrugada del siguiente”.

Después de dejar el fútbol, a contramano de lo que suele suceder, pudo salir de la depresión y cambiar el ánimo: “Muchos amigos y familiares me dicen que me ven mucho mejor que en mis últimos tiempos de jugador”.

Su momento futbolístico

“Recuerdo que en la época en que nos dirigió Darío Franco en Aldosivi, veníamos muy mal peleando el descenso en la B Nacional, pudimos salvarnos y terminamos jugando muy bien. El entrenador sacó lo mejor de mí, porque me hacía jugar pero también marcaba, porque veía que todos los hacían. Nos exigía atacar y defender a los 11. Esa temporada recuerdo que marqué un lindo gol, puse el pie a lo Riquelme, contra Almirante Brown en Mar del Plata”.

La pandemia

“El futbol es parte de la burbuja en la que estábamos antes de que pasara todo esto. Lo que vemos en las primeras categorías del fútbol mundial es el negocio en su máxima expresión. Que a un jugador lo paguen 200 millones de dólares es un despropósito. Antes los deportistas tenían cierta rebeldía ante los dirigentes, se le plantaban, pero ahora ya no y eso es por la plata. Hoy, son una parte más del circo. El negocio es por los jugadores, la TV y la publicidad, pero en un mundo en el que hay muchas necesidades, es una locura que se manejen estos números”.

Respecto a la situación de ex compañeros de clubes de ascenso, Seccafien remarca que los jugadores están a la buena de Dios. “Hay jugadores que no cobran sueldos desde diciembre. Es delicada la situación, tal vez con la solidaridad de algunos jugadores que cobran buenas sumas y están al día, se podrían pagar sueldos de algunos planteles del ascenso que están atrasados”.

Martín Zelaya

River juvenil con refuerzos (1983)

En 1983, las selecciones juveniles argentinas andaban a los tumbos (y a las piñas) por el mundo, y aún así recibieron una invitación para participar en un cuadrangular en Corea del Sur, junto a la selección local, la mexicana y Flamengo de Brasil.

Por cuestiones organizativas, la AFA no pudo enviar un combinado para ese compromiso, entonces fue que el presidente de River, Rafael Aragón Cabrera, ofreció enviar una grupo de juveniles del Millonario, pero reforzado con algunos pibes que ya venían teniendo rodaje en Primera División, incluso en otros clubes.

Arriba: Alejandro Montenegro, Esteban Ricardo Solabarrieta (Kimberley), Jorge Cacho Borelli (Platense), Adrián Rodriguez, Carlos Nicosia y Oscar Olivera (Independiente).
Abajo: Héctor Enrique (recién llegado de Lanús), Roberto Oscar Zarate (All Boys), Daniel Messina, Néstor De Vicente y Pipo Gorosito.

Lejos de sacar ventaja con tantos pibes que se consagrarían años más tarde, la actuación de conjunto de Núñez en Seúl dejó mucho que desear. En su debut, el representante argentino cayó 1 a 0 con México. En la segunda fecha, jugó ante los locales y cayó por el mismo marcador. Lo peor, sin dudas, ocurrió en la última jornada, cuando River perdió 3 a 0 ante Flamengo.

Dacko, Cochela, Enrique, Medina, Solaberrieta, Borelli, Olivera, Gorosito, Rodríguez ,Zarate, Montenegro, Trillo, Dalla Libera, Karabín, De Vicente, Nigro, Nicosia.

Los de la banda (aunque sin banda, con una camiseta que pide placard a gritos), terminaron el torneo con 0 puntos y 0 goles a favor. El campeón fue el Flamengo, que en la final se impuso por 1 a 0 ante Corea.

 

Ale_Carro

Organicémonon

Que los campeonatos de AFA son un verdadero entuerto, no es novedad. Medios campeonatos, torneos con zonas, competencias con 30 o más equipos con una revancha, desempates por penales,rondas de perdedores y un campeón de liga de un solo partido, han hecho de un fútbol argentino un divertido pandemónium organizativo.

No es novedad que los campeonatos argentinos tengan una organización caótica. Los dirigentes de la Asociación del Fútbol Argentino han demostrado su originalidad con toda variedad de competencias. Aunque en los últimos se desplegó la variedad histórica, lo cierto es que los torneos de AFA han brillado por su “randomismo” a lo largo de toda su existencia.

Desde que los angloparlantes porteños decidieron refundar la liga en 1893 y junto a ella, lo que hoy es la AFA, los torneos fueron los regulares y tradicionales “todos contra todos, ida y vuelta» (TCTIYV). Sin anomalía alguna, los equipos disputaron sus encuentros ligueros entre los meses de mayo y septiembre, ya que el calendario estaba basado en las costumbres inglesas de jugar en invierno.

Con un máximo de 7 participantes en los primeros 15 años, hubo que entonar algo nuevo para el campeonato de 1906; el calendario apretaba fuerte y ahora había 11 equipos en Primera. La AFA (para ese entonces era la Argentine Football Association), puso en práctica un nuevo formato de competencia, dividiendo a los once equipos en dos grupos (uno de 6, otro de 5), con una final para determinar el campeón.

La solución inmediata para el problema del calendario fue extenderlo hasta noviembre y así se volvió al formato regular, que se sotuvo hasta la escisión de 1912. La Asociación Argentina, acotada por falta de tiempo, puso en marcha el primer campeonato anual sin revanchas. Fue el de 1913, primero de la seguidilla que ganó Racing. También lo utilizaron en 1914, 1915 (a partir de este torneo, con las dos ligas unificadas), 1916, 17, 18 y 1919 inclusive. Racing Club se hizo heptacampeón sin dar revanchas.

Un punto importante de la historia de los campeonatos argentinos está en 1919, en la competencia de la Asociación Argentina. Ese año, con el campeonato en avanzado estado de putrefacción, se produjo la segunda escisión del fútbol argentino. River, San Lorenzo, Independiente y Racing (los clubes más convocantes), junto con otros 10 equipos, crearon la Asociación Amateur de Football (disidente). En la Asociación Argentina quedaron Boca y Huracán (?) como los poderosos, que mantenían la representación de FIFA y CONMEBOL, por ende a la Selección.

 Aún siendo la liga oficial, fue donde más caos se produjo en la historia del fútbol argentino.

boca-1919

El campeonato del 19 no terminó y se consagró campeón a Boca (con justificativo); el de 1923 fue terminado abruptamente en abril de 1924, definiéndose con una final entre Boca y Huracán, que estaban primeros en el momento del corte; el de 1925 tuvo la participación de Boca en tan solo 7 fechas y se definió con un desempate entre el Globo y Chicago. Irónicamente empataron en el desempate, pero como Chicago se negó a jugar tiempo suplementario, le dieron el título a Huracán.

En el de 1926, previo a la unificación, seis equipos abandonaron la Asociación y se pasaron a la Amateurs, Asociación que con buen orden, todos los partidos de todos los campeonatos disputados y con espectáculo en sus tribunas, era la que más poder acumulaba. En el Congreso de la FIFA de Roma, se hizo una revisión reglamentaria, donde ahora permitía rever si la Asociación representativa era merecedora de la afiliación.

Para la unificación de 1926, la Asociación Amateur hizo “TAC” sobre la mesa y dio toda una demostración de poder con la nueva resolución de FIFA: una sola conducción denominada Asociación Argentina Amateurs de Football, incorporó a su primera división a sólo siete equipos de la Asociación Argentina (el resto fue a segunda división), y sentenció que sus equipos solo iban a descender, si ocupaban los últimos lugares por dos años consecutivos. Esa norma, pese a haber unificación, no corría para los ex equipos de la Asociación.

En 1927, con 34 equipos en la Primera División, la liga argentina tenía una gran similitud con la que está en disputa en la actualidad. La excesiva cantidad de participantes comenzó a mostrar aquel viejo problema de 1906, con el calendario corto, nada más que a esta altura se pasaba la línea de los 31 de diciembre y no había más fines de semana para inventar.

gimnasia1929

Aún así, todos los campeonatos finalizaron con normalidad y para el de 1929 se volvió a utilizar el formato con dos zonas y una final, donde Gimnasia y Esgrima La Plata ganó su único título de liga. Para 1930, con las fechas acomodadas, se volvió al torneo de 36 equipos, todos contra todos, sin revanchas. Con el mismo formato se jugó la primera fecha del Campeonato de 1931, pero una vez finalizada esta, los futbolistas entraron en huelga pidiendo por la libertad de sus pases (googlear cláusula candado) y los dirigentes aprovecharon el rio revuelto para crear el tan mentado profesionalismo.

Los pases se liberaron, los clubes más convocantes se quedaron con los mejores jugadores, crearon la disidente Liga Argentina de Football, con sólo 18 de los 36 equipos que había en primera y le dejaron a la Asociación Amateur la afiliación a FIFA, el manejo de la selección y un puñado de clubes con jugadores promedio (?), poquísima convocatoria y algo de pobreza honrada.

Los campeonatos de la Liga se jugaban todos contra todos, ida y vuelta, pero en 1934, con el afán de recaudar más dinero con mayores disputas entre los equipos poderosos, la AFA dio a la luz el más horroroso campeonato de la historia del fútbol argentino. Antes que eso, creó una Segunda División con las reservas de los equipos de Primera, a los que se debían sumar Quilmes y Tigre, porque fueron los que menos recaudaron entre 1931 y 1933. La segunda medida fue mejor aún, ya que obligó a que se fusionaran los equipos de Atlanta y Argentinos (al cual denominaron Unión Atlanta Argentinos) y a Lanús con Talleres de Escalada, denominada Unión Lanús Talleres.

Con 14 participantes se pudo llegar al objetivo de jugar tres (3) ruedas para definir al campeón. Fue una idea moralmente insostenible, que tuvo que ser desactivada de inmediato, porque además volvía a haber una sola Asociación (por segunda vez la disidente absorbió a la oficial), agregándose la mayoría de los equipos de la Amateur a la nueva Segunda División del fútbol argentino. Muchos otros teams murieron cuando se vieron sin chances de nada.

casla1936

Igualmente, en 1936 se modificó nuevamente el formato de la competencia, para darle más a emoción a la cosa. Se crearon dos campeonatos iguales (Copa de Honor y Copa Campeonato), pero con un solo fixture. Por primera vez iba a haber dos (2) campeones de liga en un mismo año. Había nacido el formato que medio siglo más tarde, iba a permanecer por décadas en nuestro fútbol.

A partir de 1937 se empezó a jugar el TCTIYV, perdurando en el tiempo hasta 1967, año en el que comenzaron a disputarse los Nacionales A. ¡Y ahí sí que se inventaron cosas! Se reutilizó el sistema de las ligas de 1906 y 1929, con dos zonas y hasta hubo campeonatos de 4 zonas. Y no sólo eso, los primeros de las zonas iban a jugar semifinales o zona campeonato (otra liga después de la liga), los del medio jugaban un promocional para clasificarse al Nacional (que no era para todos los equipos) y los últimos, la permanencia, donde tenían que hacer valer su lugar en primera con equipos de la B.

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Los Nacionales llegaron a jugarse desde formato de liga sin revanchas, hasta un calco del Mundial ’82, pero con 8 zonas de 4 equipos. El Nacional del ’83 tuvo una primera fase donde fueron eliminados solamente los últimos de cada zona, y luego una segunda fase con 3 equipos, donde también se eliminaba uno por zona. A partir de ahí comenzaban las llaves.

Es extraño que a un campeonato con formato de Copa y llamado Copa Nacional en su fundación, haya sido considerado como segundo título de liga en el fútbol argentino. Pero eso se terminó con el Nacional del ’85 (que tuvo cero eliminado en la primera fase porque había RONDA DE PERDEDORES).

A partir de ese momento se volvía a la regularidad de los campeonatos de liga de TCTIYV (que se intercalaban entre Metropolitanos de formatos con dos zonas), pero ya sin el Nacional (con los del interior ocupando la Segunda División), se adoptaba el calendario europeo para favorecer la venta de jugadores al viejo continente.

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Cuando la FIFA, por intermedio de Marco van Basten, sugirió hace unas semanas que podrían acabarse los partidos con empates, no estaba siendo original. El Campeonato 1988/89 de Argentina no tuvo empates ya que los equipos que igualaban en los 90 minutos, definían un punto extra por penales. Por primera vez se le daban 3 puntos al ganador de un encuentro y si había empate se dividía 2/1, para el vencedor de los tiros de los doce pasos.

El rotundo fracaso de ese sistema llevó a que una nueva modificación se produjera en 1991, con la incorporación de los Apertura/Clausura, palabras que se escuchaban desde principios de 1989. Un primer experimento, el 90/91, tuvo a un solo campeón, Newell’s, porque el reglamento establecía que los ganadores de ambos torneos (no campeones), tenían que disputar una final.

Desde el Apertura 91 todo marchó sobre ruedas con campeonatos sin revanchas, muy similares a los de la década de 1910 y 1920, iguales al de 1936. Dos campeones por año fue la naturalidad del fútbol argentino hasta 2014 (con cambios de denominaciones en los últimos años), con una mancha enorme en 2013: se consagraron campeones Vélez y Newell’s, pero por el negocio incluyeron una final, que le dio otro título de liga a Vélez, pero de un solo partido.

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Para aumentar la recaudación llegaron los treinta equipos a Primera División y junto a ello, la misma insostenibilidad que hubo a principios de los años 30, los que provocará que los equipos más débiles vayan a competir prontamente en la Segunda División.

Los ciclos en AFA se repiten con todos los aciertos y la mayoría de los errores. El único objetivo es sumar en las arcas y la próxima Súper Liga (de la cual no se sabe que formato utilizará, de todo el abanico creador de AFA) será una nueva mutación de piel de este hermoso, cruel, injusto y apasionante juego denominado fútbol.

Eduardo Cantaro

Under Ladrón: Maksim Evgenevich Mankó

A mediados de la década del 2000, Rusia y Ucrania se llenaron de jugadores argentinos que se atrevieron a desafiar al frío y a lososopolare (?) para juntar petrodólares en pala. A nosotros esas historias nos gustan, pero imagínense si fuera al revés: ¿podría un jugador de esa parte del mundo probar suerte en Argentina? La respuesta está en este post, amiguitos. Hoy les contaremos la historia del ucraniano Maksim Evgenevich Mankó, fugaz crack del Sportivo Dock Sud en 2011.

Su caso es inédito. Tan único es, que para creerlo tuvimos que rastrearlo durante meses mediante periodistas ucranianos y rusos, y preguntarle vía skype por qué diablos decidió jugar en una de las categorías más bajas del fóbal argentino. Y desde Nueva Zelanda, donde hoy vive, Maskim nos contó su vida.

Dejó su Kiev natal a los 5 años, cuando sus padres tuvieron que emigrar por ser opositores al gobierno de Leonid Kravchuk, primer presidente de Ucrania tras la caída de la URSS. Se instalaron en Auckland, donde el pequeño Maksim, a pesar de todos los pibes de su edad practicaban rugby, empezó a mostrar interés en el futbol, sobre todo en el arco. Pero como el apellido no le jugaba a favor, a Mankó decidieron darle una mano (?) y lo probaron como volante por izquierda en las inferiores del poderoso (?) Three Kings United. Allí jugaba con Martín Torres, un argentino que tuvo un fugaz paso por las infantiles de River y Platense: él fue quien comenzó a vincular al ucraniano con Argentina y su irremediable futuro baldoseril.

“Martín me pasó un video del Kun Agüero y me volví loco. Empecé a tratar de copiar sus movimientos. Después empecé a ver más videos. Me fascinó ver las hinchadas, la pasión, cosas tan lejanas y raras para el fútbol de acá Nueva Zelanda. A los pocos días ya sabía la cumbia del Kun, la de ‘llevo el futbol en la sangre’, me gusta”, cuenta Maksim en perfecto español desde Auckland.

Mientras Mankó aprendía lo que hacía el ex Independiente dentro de la cancha y descartaba sus polémicos gustos fuera de ella (?), un técnico le hizo caso y lo puso de delantero. Él respondió con una interesante cantidad de goles, que lo hizo llegar a Primera en el 2009, con 19 años. Siguió mojando e inclusive fue convocado a la Selección juvenil sub 20. Hasta que un buen día decidió que si quería triunfar, debía emigrar y jugar en una liga de mayor nivel.

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“Así que acepté una invitación de Martín para veranear en Argentina. Nos fuimos los dos con un amigo de Etiopía, que estaba refugiado (!) con su familia en Auckland e hizo las inferiores con nosotros. Ni bien llegamos a Buenos Aires, empezamos a buscar equipos”. Se probaron en Acasusso sin suerte. Hablaron con un par de representantes, nada. Cuando se dieron cuenta que la vida del futbolista es una mierda a menos que tengas la guita necesaria como para delirarla toda en Cocodrilo (?), se dedicaron a pasear por la ciudad, morfar asado, escuchar cumbia y coquetear con pibas durante un par de semanas más. Finalmente pegaron la vuelta a Oceanía.

Pero a Maksim ya le había picado el bichito del baldoseo. Así que a principios del 2011 regresó a Buenos Aires. Juntó coraje, y casi sin conocer la ciudad, empezó a moverse en tren y a recorrer clubes. Estuvo en González Catán, intentando en Centro Español. “Era fuerte, rápido e iba a todas, unas condiciones físicas bárbaras, pero no entendía una goma, ni dentro de la cancha ni afuera”, cuenta Sergio Geldstein, ayudante de campo del conjunto gallego por ese entonces, y actual DT de Victoriano Arenas. Dónde estuvo más cerca de quedar fue en Excursionistas: llegó a entrenarse con la cuarta, pero a los pocos días lo limpiaron. Para colmo, en Núñez conoció la cara más peligrosa del país: Estaba caminando en un paso bajo a nivel, y de repente vi a dos pibes que sacaron armas y le robaron todo a otros tres que iban adelante. Mientras hacían lo suyo, me miraban. Me hice el boludo e me fui rapidito con los ojos en el suelo”.

Pero hablando de miradas, uno de los tantos representantes que había contactado le vio algo especial y le consiguió una prueba en Dock Sud, en la Primera B. Mankó se tomó otra vez el tren desde la casa de unos amigos en Don Torcuato donde paraba por esos días, se probó, corrió como nunca, conformó al DT Hernán San Martín y quedó en el plantel de Primera.

La adaptación en el Docke no fue sencilla: “Primero viví en la cancha del club, en una piecita que me habían conseguido al lado del vestuario. Eso fue difícil, estaba muy solo, todo era nuevo para mi”, recuerda Maksim. Arrancó el torneo 2011/12 como suplente, pero su debut como titular no pudo ser mejor: gol de cabeza en la victoria 2 a 0 ante Central Córdoba, y hasta tuvo 5 minutos de fama gracias a una nota en Olé, que se la jugó (?) con el título: “Dock Sud tiene su Schevchenko”.

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Maksim consiguió continuidad y llegó a disputar 15 partidos en los que marcó un total de 5 goles. “Cuando lo vi mojando con la camiseta del Docke no lo podía creer, me quería matar. Tenía mucha habilidad para pescar pelotas sueltas dentro del área”, recuerda Geldstein, el mismo que lo había rechazado en Centro Español.

Algunas reseñas periodísticas de aquellos partidos también reflejaban su capacidad rebotera cerca del arco rival. De la pequeña habitación en el estadio, “el ucraniano del Docke”, como empezó a conocerse en el ambiente del ascenso, pasó a un departamento que pudo alquilar en pleno centro de Avellaneda, y de a poco le empezó a encontrar la vuelta a Buenos Aires.

Para la siguiente temporada, Dock Sud se había reforzado con otros delanteros y Maksim tuvo una oferta en la siempre gélida (?) Santiago del Estero. El Club Atlético Güemes de esa provincia venía de descender del Argentino B y se preparaba para afrontar la Liga Santiagueña. Hasta allá viajó nuestro héroe en micro durante casi 20 horas. Pero cuando llegó, todo se complicó.

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El intermediario que lo había llamado nunca apareció, por lo que tampoco apareció la tagui (?) para él y varios de los jugadores que habían caído en el mismo cuento. “Encima el calor era insoportable, era imposible salir a la calle al mediodía. El club era un desastre, no teníamos ni para comer”, se ríe por skype el ucraniano. Jugó un par de partidos de pretemporada allí hasta que el desarraigo pudo más y volvió a Nueva Zelanda para fichar por su primer amor, el aún poderoso (?) Three Kings United.

Ese pudo haber sido el final de sus aventuras, pero no: “Tuve un 2012 genial en mi país, pero descubrí que tenía ganas de seguir viajando. Así que a finales del año recibí una oferta de Costa Rica. Armé las valijas, saludé a todos y me fui otra vez”.

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Maksim llegó al Santos de Guápiles, de la Primera División tica, con el mote de delantero exótico, según una nota del diario La Nación del 28 de diciembre. Se convirtió así, con 2 goles en 20 partidos, en el primer ucraniano-neozelandés en jugar en ese país.

Lo que siguió a semejante baldoseada fue el amor. Maksim no renovó en Costa Rica, y a pesar de algún interés de regresar a Argentina, eligió otra vez Nueva Zelanda y allí conoció a Javiera, una chilena de la que se enamoró perdidamente. Jugó en diversos equipos hasta que su novia lo invitó a pasar un tiempo en Chile a principios del 2015, donde el muy terco probó suerte para ingresar en algunos equipos del ascenso mientras laburaba en la empresa de su suegro. No tuvo suerte y en diciembre del mismo año, decidió instalarse definitivamente en Auckland, donde se entregó definitivamente al amor (?) y se casó.

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Fichó para el WaiBOP United, de la Primera División, donde sigue convirtiendo goles. Y encontró una nueva veta en la docencia, ya que se se convirtió en la cabeza de un proyecto único para promover el fútbol en Nueva Zelanda: Mankó es el entrenador de Mount Roskill Grammar School, una respetada escuela secundaria de las afueras de Auckland. Tiene a su cargo varios equipos de chicos de entre 15 y 18 años.

“Pasé grandes momentos en Argentina y extraño la pasión de la gente por el fútbol. Recuerdo la vez que le tiraron una piedra al auto del presidente del Docke porque perdimos un partido. O cuando nos robaron los botines a todos en el vestuario, y unos días después vinieron unos chicos a vendernos… ¡nuestros propios botines! Los echamos a patadas… pensándolo bien, mucho no extraño, jajaja”, cierra Maksim la charla por Skype, apurado por sus amigos que lo están esperando hace un rato largo para ir a pescar, no goles como cuando sorprendía a todos en Dock Sud, sino peces de verdad.

Bollino

[Baldosa Olímpica] El oro en casa

A minutos de la definición por el oro entre los seleccionados olímpicos de Brasil y Alemania, sabiendo el deseo generalizado del hincha argentino, surge la pregunta: ¿Cómo les fue a los locales a lo largo de la historia? Este breve repaso revelará el misterio.

Los comienzos

El fútbol es parte de los Juegos Olímpicos desde antes que existiera el campeonato oficial. En Juegos de la Segunda Olimpíada, los de París 1900, se disputaron dos encuentros de exhibición entre el Club Français de París y sus rivales: Upton Park y un combinado de estudiantes belgas. Lo mismo sucedió en los Juegos de St.Louis 1904, donde se presentó a disputar unos encuentros de exhibición el Galt Football Club de Canadá, que jugó contra el Christian Brothers College (7-0) y el St. Rose of St. Louis (4-0). Ambos triunfos tuvieron una gran repercusión, sobre todo en Canadá, y eso les valió una medalla de parte del Comité Olímpico a cada jugador. Opinólogos creen que el Galt fue campeón olímpico, pero muy lejos están, esos encuentros que tuvieron una duración de 30 minutos por tiempo, de ser encuentros oficiales regidos por la FIFA.

Fue en Londres 1908 donde debutaron los campeonatos Olímpicos de Fútbol, gracias a que el presidente de la FIFA, Daniel Burley Woolfall, fue el encargado de organizar la competencia junto al Comité Olímpico Internacional. No fue fácil armar el campeonato, ya que las dificultades de traslado de las delegaciones era caro y los gastos corrían por las federaciones, pero aquellas más cercanas a la isla, se hicieron presentes. Dos grandes potencias futbolísticas de Europa Central, Hungría y Bohemia, recibieron la negativa de viaje de parte del Imperio Austro-húngaro, dicen, por cierta envidia de éxito deportivo.

Los británicos, primeros locales de la historia, se quedaron con la medalla de oro y repitieron en Estocolmo 1912 con comodidad, por lo que la cuenta de locales da uno y uno. Suecia terminó perdiendo con Holanda por la medalla de bronce, tal como había sucedido en Londres. Parejo por ahora.

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Época de entreguerras

Amberes 1920 mostró un torneo cargado de novedades y le dejó, de manera muy polémica, la medalla dorada al local. Bélgica se cargó el primer Campeonato Mundial Amateur de Fútbol, en la última competencia donde los europeos hicieron capote. A partir de París 1924 aparecieron (aparecimos) los sudamericanos en la élite del fútbol mundial y comenzó una trapeada tal, que todavía les duele.

Uruguay se quedó con los oros de 1924 y 1928 (París y Amsterdam). La concurrencia a París fue realmente inesperada, ya que 23 seleccionados se hicieron parte del torneo, en el cual los campeones no tuvieron un rival digno hasta la semifinal, donde le ganaron por 2 a 1 a Holanda. En su recorrido le hicieron 7 a Yugoslavia en la Pre, 3 a Estados Unidos en octavos, 5 a Francia (y aca mancaron la campaña del local), luego Holanda y cerraron con un contundente 3 a 0 a Suiza.

En 1928 la cosa fue más o menos igual, pero con el agregado de Argentina, que estaba a la par y le disputó el oro hasta el último minuto del partido de desempate. Holanda, que hizo las veces de local y fue semifinalista de todas las ediciones anteriores, tuvo la suerte de debutar contra los celestes. 0-2 y a colgarse de un tulipán.

La ausencia de fútbol en 1932 hizo que el COI perdiera un billete importante y se tuvo que bajar un cachito las calzas ante la FIFA. Fue así que el deporte rey volvió con todo para los juegos hitlerianos de 1936, que consagraron campeones a Italia por primera vez. Hitler, que rajó a los peruanos porque eran negros e inferiores, se tuvo que conformar con la eliminación temprana de su seleccionado (Cuartos de Final), pero se la bancó porque los noruegos eran más arios que él.

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La guerra fría

Londres, más o menos recuperada de los bombardeos y la destrucción total, fue sede de los Juegos de las XIV Olimpíadas en 1948. El fútbol también volvió para la alegría infinita de los sobrevivientes de semejante masacre mundial, aunque la ausencia de Sudamérica hizo que fuera menos “mundial”. Sí fueron representantes de Asia (India, Afganistán, China, Corea unificada), de Norteamérica (Estados Unidos y México) y de Africa (Egipto). El oro fue para Suecia, que en ese entonces no conocía al profesionalismo en su fútbol y contaba con tres jugadores que marcarían historia tras aquella competencia: el trio GreNoLi, conformado por Gunnar Gren, Gunnar Nordahl y Nils Liedholm. Tras ganar el oro en tierras británicas (a todo esto, Gran Bretaña perdió por el bronce contra Yugoslavia), los suecos brillaron más que sus preseas en el fútbol italiano.

1952

En 1952 los juegos se volvieron a disputar en una ciudad europea, Helsinki, y fueron donde comenzó a marcarse la tendencia del dominio de la Europa comunista en la competencia. La sutil diferencia entre amateurismo y profesionalismo, cosa que a pocos le resulta fácil comprender, se hacía presente en el olimpismo. Hungría se quedó con el oro, participando con una selección que era imbatible. Pero claro, como sus jugadores no eran profesionales, la restricción del COI se la pasaban por la hipocresía: ningún jugador cobraba dinero alguno por jugar al fútbol, pero todos recibían jugosos sueldos del estado, muchos con altos rangos en la milicia y la policía.

No hubo rival para los húngaros, que salvo un ajustado 2-1 ante Rumania, y el 2-0 en la final contra Yugoslavia, hicieron 16 goles en los otros tres partidos. Finlandia, como local, tuvo una digna derrota 3-4 contra Austria (estuvieron 3 a 2 arriba, pero los otros eran buenos) y se quedaron afuera en octavos de final.

Por primera vez los Juegos Olímpicos iban al hemisferio donde el agua del inodoro gira en la dirección opuesta al hemisferio norte. Melbourne 1956 iba a ser arrasado por los húngaros, no había duda casi. Podían encontrar oposición seria contra Yugoslavia o la Unión Soviética, pero la URSS invadió unos meses antes Budapest y a la mierda con la mejor selección del mundo. Con Lev Yashin como figura descollante, los soviéticos se quedaron con el oro derrotando a Yugoslavia. Australia hizo lo que pueden hacer 6 canguros, 3 koalas y 2 cocodrilos; les ganaron 2 a 0 a Japón y perdieron el de cuartos contra India.

La década del 60 mostró un orden diferente en la competencia, se dejaba de lado el sistema de eliminación directa y sólo 16 equipos, divididos en cuatro grupos, iban a jugar la primera fase de la competencia. Roma 1960 le dio por fin el oro a Yugoslavia, que venía levantando plata de manera consecutiva desde Londres 48. En la semifinal, los yugoslavos dejaron afuera a los locales, que luego de un empate en 1, definieron el pase a la final con una moneda. Italia perdió el partido por el bronce ante Hungría, que volvía a ser protagonista de los campeonatos olímpicos.

Los húngaros tienen el récord de tricampeones olímpicos, tras ganar los torneos de Tokio 1964 (2-1 a Checoslovaquia) y de México DF 1968 (4-1 a Bulgaria). Su jugador estrella, Dezso Novak, pasó a ser el único jugador con 3 medallas en su cuenta, dos de ellas doradas. Las campañas locales fueron muy disímiles. Los japoneses se clasificaron después de empatar con Argentina y con Ghana (Italia renunció a último momento). En cuartos fueron apabullados por Checoslovaquia (4-0) y en el torneo por el quinto puesto se comieron 6 de parte de Yugoslavia. En cambio, México fue semifinalista en su competencia, cayendo allí ante Bulgaria. En el partido por el bronce se encontraron con una sorprendente selección japonesa, que en cuatro años aprendió algo y les fumó la presea a los locales.

Los setenta, los ochenta y los boicots

Munich, República Federal de Alemania. Occidente sigue organizando los Juegos Olímpicos pero Europa Oriental domina. Son los momentos más álgidos de la Guerra Fría, la amenaza del reparto de átomos está más latente que nunca. Los enfrentamientos entre musulmanes radicalizados e israelíes comienzan a extenderse de los límites de medio oriente. Un atentado terrible en los Juegos Olímpicos deja un saldo total de 17 muertos. Once de ellos, atletas israelíes.

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El COI era dirigido por uno de los hijos de puta más grandes de la historia del deporte, Avery Brundage, que en el discurso de conmemoración por las víctimas, remarcó que “los juegos deben continuar” y siguió con la competencia. El fútbol seguía siendo dominado por profesionales disfrazados de amateurs y Polonia, con Gadocha, Deyna y Lubanski, se quedó con el oro. La Alemania de occidente fue eliminada por la hermana oriental, en lo que sería un adelanto del Mundial 74.

Cuatro años más tarde, en Montreal, Alemania Democrática consiguió su mayor título a nivel futbolístico, superando a Polonia (que ya contaba con Lato, Deyna, Szarmach, Zmuda y Tomaszewski), por tres tantos contra uno. La débil Canadá, local de la competencia, sólo cosechó derrotas.

Si de un organizador se esperaba que consiguiera la medalla dorada, cosa que no se daba desde 1920, la Unión Soviética se llevaba todas las fichas. Pero los rusos chocaron contra Alemania Democrática en semifinales de Moscú 1980 y se tuvieron que conformar con el bronce. Los alemanes orientales, que parecían indestructibles, perdieron la final ante Checoslovaquia, que empezaba a mostrar nombres importantes como Frantisek Stambarch, Jindrich Svoboda y Werner Licka.

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Para devolver el boicot occidental a los Juegos de Moscú, el bloque oriental decidió no ir a Los Angeles 1984, aunque la hicieron un poquito mejor, anunciando su retiro un par de meses antes de la competencia. El más perjudicado en todo este asunto fue Mc Donald’s, que se tuvo que poner con bocha de hamburguesas tras un intento de promoción cuasi fraudulenta. Francia le ganó a Brasil 2 a 0 en la final y del local poco se esperaba, así que no defraudaron y se quedaron afuera en la Primera Ronda. Como también se quedó afuera Corea, de los Juegos de Seúl 1988, que les dieron el oro por segunda vez a la Unión Soviética y la segunda plata a Brasil.

La era sub 23

Lo que nadie pudo lograr en 72 años, lo hizo España de manera agónica en los Juegos de Barcelona 1992. Con toda la carne al asador (o el pulpo al disco) los locales convocaron juveniles de alto nivel.  A esta altura las modificaciones reglamentarias permitían un sub 23 puro y entre los españoles estaban Quico, Pep Guardiola, Ferrer y Luis Enrique.

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Cuatro años más tarde, en Atlanta, Nigeria le ganaba la final a la Argentina de Daniel Passarella y Estados Unidos, otra vez local, arafue de una. Allí se hicieron conocidos Amunike, Babangida, Jay Jay Okocha, Amokachi, Kanu y otros.

Sydney 2000, además de contar con la ausencia del Dream Team de Pekerman (Aimar, Riquelme, Saviola), que perdió la clasificación con Chile, hizo temblar a sudamericanos y europeos con otro triunfo africano. Esta vez Camerún, que contaba con Eto’o, Geremi, Mboma, Etame y Kameni, se quedó con la medalla dorada. Australia, el peor organizador, hizo cero punto.

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A las ya conocídisimas historias del bicampeonato dorado argentino de Atenas 2004 y Beijing 2008, y todos sus records, se sumó la de México, que de manera sorprendente se quedó con el oro en Londres 2012, con los brasileños otra vez sumergidos en la plata y los locales eliminados en cuartos por penales.

Rio de Janeiro tiene al local, que quiere esta medalla con muchas ganas, en la final. Nunca un local que llegó a la final se quedó con la medalla de plata. Tanto Gran Bretaña, como Bélgica y España, hicieron lo que tenían que hacer. Lo que tiene que hacer Brasil.

Eduardo Cantaro

[Baldosa Olímpica] Selecciones baldoseras

El torneo Olímpico de Fútbol le dio lugar a muchos seleccionados que, ni por asomo, se arrimaron a una Copa Mundial de FIFA. Algunas selecciones, baldoseras eternas, han logrado dignas representaciones; otras, por siempre goleadas, son las delicias de todos. Unas y otras son comunmente llamadas “Selecciones de mierda” y aquí el listado:

Luxembourg1920

Luxemburgo

“Si se juntan con Gimnasia, son 200 años sin salir campeón”. Luxemburgo existe desde siempre y nunca se clasificó a ningún lado. Pero el fútbol olímpico le dio la chance de meter seis (6) participaciones y allí conoció las mieles de los triunfos: 6-0 a Afganistán en Londres 1948 y 5-3 a Gran Bretaña en 1952. Fuera de joda, ganarles a los ingleses fue lo mejor que les pasó en la vida y fueron héroes. La peor derrota, un 0-9 contra Alemania en 1936, pero seguro fue porque Hitler compró a todos.

Tailandia

Casi número puesto para la Copa Mundial de Rusia 2018, los tailandeses ya tienen cierta experiencia en esto de torneos internacionales. O al menos la tuvieron hasta hace 50 años con su generación de plomo. Cuatro partidos, cuatro goleadas. La más fuerte, un 0-9 contra Gran Bretaña. Pero además se fumaron un 0-8 con Checoslovaquia; un 0-7 de Bulgaria y golearon 1 a 4 a Guatemala.

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Qatar

Si Qatar no se clasifica a Rusia 2018 se va a convertir en la primera selección que juega un Mundial solamente porque es local. Aunque para ser un poco justos, siempre se quedaron ahí de clasificarse. Lo más cerca que estuvieron fue en el repechaje contra Trinidad y Tobago para Alemania 2006. En cuanto a la trayectoria olímpica no fue tan mala, ni fueron goleados (de hecho en Barcelona ’92 llegaron a cuartos de final), pero no deja de ser una de las selecciones pedorras mundiales. Y sí, Qatar con Q; al que no le guste, que le raspe el escroto a la RAE.

el ciclónyafganistan

Afganistán

El récord afgano es de un partido, una goleada en contra y una desparición por más de 50 años de cualquier competencia, amistoso o entrenamiento. Después de aquel 0-6 ante Luxemburgo en Londres 1948 (único partido que no se jugó en Londres), Afganistán decidió que el fútbol no era para ellos. Después del sueño americano de los 60, la invasión soviética de los 70, los talibanes en los 90 y la venganza final de USA en los 2000, volvieron en 2004 para mantenerse 12 años jugando. No es poco.

Sudán

Resulta que ahora también hay un Sudán del Sur. Pero en este caso hablamos del Sudán original, el unificado a la fuerza. Ese país donde vas caminando por las calles de arena, vienen unos bereberes a caballo y te cagan a escopetazos porque alguien quiere poner un oasis o algo así. Entre tanta arena, de tanto en tanto han sabido juntar once matungos para competir. En Munich 1972 no la pasaron taaaan tan mal: tres derrotas, y la peor, un 0-2 ante el equipo de abajo.

Birmania

Tranquilo lector necesitado de google, Birmania, o Burma, hoy es más conocida como Myanmar o bien, Burma o Birmania. Para no ahondar en la etimología histórico política, ideológica y religiosa de este estado del sudeste de Asia, recalamos en su única participación, que se produjo en la trágica Munich 72. Ya eliminados tras perder 1 a 0 contra la mítica URSS y el chichilocueteado México, se volvieron a su dictadura con un contundente 2-0 ante el equipo de arriba, salvándose así, de ser ejecutados. Cosa incomprobable porque nadie los amenazó ¿O sí? Andá a saber.

1972 Malasia Alemania

Malasia

Munich ’72 le dio la chance a muchos de figurar, aunque sea una vez, en los anales(?) del fútbol internacional. Los malayos se encontraron en un grupo jodido, donde fueron empernados sin piedad por los locales 0-3, y por Marruecos, que les mandaron 6 panchos sin mostaza. Para el júbilo malayo, en el grupo había un equipo aún peor que ellos: Estados Unidos. Aprovechando lo que parecía un conjunto conformado por gorditos comedores de pizzas de hamburguesas, y alentados por sexies Soccer Moms, los asiáticos se despacharon con un 3 a 0 que no le importó absolutamente a nadie.

Curaçao

Antes Curaçao, luego Antillas Holandesas y ahora Curaçao, es un paradisíaco estado enclavado en el Mar Caribe y que tiene un toquecito de fuerza futbolística extra, en comparación a sus vecinos isleños. Aun así, ni de casualidad se meten en una competencia grosa, salvo que sea con inscripción abierta y sin eliminatorias, como los juegos de Helsinki 1952, donde entraron directamente en los octavos de final. Allí los caribeños perdieron 1-2 ante Turquía, que ni por asomo tenía un equipo como el actual, que es malo. Las crónicas del partido aseguran que el arquero turco fue la figura, así que, derrota digna.

siria

Siria

Moscú 1980 tuvo muchas invitaciones para reemplazar a los equipos que se sumaron al boicot impuesto por el Demonio Imperial, los señores de Estados Unidos de América. Así entró Siria en lugar de Irán y se comió 3 goles de parte de Argelia y 5 de la Alemania zurda y envidiosa. La medalla de lata se la ganaron empatando 0 a 0 con España, que tenía un arquero que se llamaba Paco.

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Venezuela

¡Apa! No la tenías a la Cenicienta en una competencia grosa. Venezuela tuvo un cierre magnífico, ganándole a Zambia por 2 a 1. Antes de ese gran triunfo perdieron 0-4 con la URSS y 1-2 el clásico de la revolución con Cuba. ¿Dónde, cuándo y por qué? En Moscú 1980 y reemplazando a la Argentina, que pensaba ir con Diego Armando Maradona. Pero los milicos del orto se plegaron al boicot yankee y uno de los mejores seleccionados juveniles de la historia, se quedó sin su medalla.

Fiji

Los nuevitos en la competencia se acaban de volver con 23 goles en el fondo del ojillo. Queda a su favor el peludo que le dieron a México, antes de darse cuenta que eran fijianos.

Formosa

Aca sí te re cabió la googleada. La provincia participó en un Torneo Olímpico de Fútbol, jugó 3 partidos y perdió los 3. Encima les tocó Gran Bretaña, Brasil e Italia, por lo que los formoseños se volvieron con 12 goles en la canasta. Ojo, les hicieron uno a los tanos y dos a los ingleses.

India

Los indios se llevan un párrafo extra en la historia del fútbol olímpico, con la historia de sus jugadores descalzos que ya hemos recordado en esta sección.

Otros

Gabón, Guinea y Mali todavía no jugaron un mundial, pero en cualquier momento lo hacen. Como Ghana, que ganó la medalla de bronce en 1968 y recién apareció en la Copa Mundial de Alemania. Entre nosotros, es cosa de subsaharianos. El que mejor falsifica los DNI, se clasifica.

Eduardo Cantaro.

[Baldosa Olímpica] Los indios sin Flecha (1948)

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“India renunció a participar porque no se les permitía jugar descalzos”, una referencia de Brasil 1950, es una de las curiosidades más extrañas de la historia de la Copa Mundial de la FIFA. Y aunque un mito vaya a caer (no fue ese el motivo de la renuncia india), sí había jugadores en patas y es parte de una historia olímpica.

Cuando India se independizó de Gran Bretaña en agosto de 1947 la All India Football Federation, que se había fundado 10 años antes, logró su afiliación a FIFA. Inmediatamente se conformó un equipo sin británicos, pero con experimentados jugadores nativos y se le envió una misiva a la FIFA mostrando interés en participar del torneo olímpico de fútbol de Londres 1948.

Para aquella competencia, la primera post Segunda Guerra Mundial, se inscribieron 23 seleccionados de los cuales 14 jugarían una eliminatoria directa para acceder a los octavos de final, donde esperaban los nueve equipos más poderosos y “constantes” en la historia del torneo. India había sido emparejada con Birmania para la ronda clasificatoria.

Pero los birmanos (como también Pakistán, Hungría, Polonia y Palestina) se bajaron a último momento del campeonato, lo que obligó a rearmar el fixture. Allí, los héroes indios, fueron sorteados para jugar ante Francia, que por supuesto no competía con su selección A, más sí contaba con un buen plantel juvenil.

En la soleada tarde del sábado 31 de julio de 1948, los 17.000 espectadores que poblaban las tribunas del Ilford Park, en la parte oriental de Londres, se sorprendieron en la salida de los equipos cuando notaron que los indios salían a la cancha sin zapatos. En realidad no todos, sólo tres de ellos usaron botines en aquel histórico partido, que comenzó con total normalidad y cerró la primera parte con los franceses ganando por 1 a 0.

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Los indios no tenían demasiado por perder, de hecho aquel era su primer encuentro en una competición oficial de FIFA y consideraban que haber llegado a participar de ella, era demasiado. Habían arribado a Londres una semana antes, donde habían tenido cinco partidos de entrenamiento ante clubes amateurs y con 39 goles convertidos y sólo 5 en contra, se daban por satisfechos.

En un “nada que perder” de esos, llegaron al arco francés y faltando 20 minutos para el final del partido su mejor jugador, Ahmed Khan, hizo una especie de pared con Sahu Mewalall, que derivó en Raman y definió ante el arquero francés. De manera increíble los indios dominaban el juego, los galos perdieron los estribos y lo impensado se hacía realidad.

Aprovechando robos y pelotas divididas, los indios empezaron a empujar a su rival contra su arco y las patadas francesas se repetían. Una de ellas fue en el área, obligando al sueco Gunnar Dahlner a cobrar penal. Sailendra Manna, defensor y capitán del equipo se hizo cargo del tiro, pero lo desvió.

Unos minutos después, nada cambiaba en el partido, el dominio de los seguidores de Ganesha se hacía más contundente y los “Blues” seguían pegando. Otra vez penal para India. Ahora sí, Manna se dispone a poner el 2-1. Pero decide no patearlo, ya que le quedaba la duda por haber errado el anterior y así fue que se lo cedió a Balaram Parab, quien también lo mandó a la tribuna.

Faltando 120 segundos para el final del encuentro, los franceses consiguieron el segundo tanto tras un contraataque que no tuvo oposición ni reacción de parte de los indios, ya que estaban agotadísimos porque en India, en aquel entonces, los partidos duraban 70 minutos.

No todos los indios jugaban sin botines (a los cuales reemplazaban con un fuerte vendaje), sino que quienes lo hacían descalzos, aprovechaban el confort que les daba la ausencia de calzados, sólo cuando el tiempo lo permitía. Si el terreno no estaba en condiciones ideales y el tiempo no se mostraba favorable, todo el equipo usaba botines.

Entusiasmados con aquella primera competición, India se inscribió para participar de la Cuarta Copa Mundial de la FIFA, en Brasil. Las eliminatorias eran con Birmania, Filipinas e Indonesia, pero la renuncia de todos los rivales dejó a India clasificada directamente. Cuando llegó el momento del sorteo del Mundial, el 22 de mayo, había 15 seleccionados confirmados para la competencia. India cayó en el Grupo 3, con Suecia, Paraguay e Italia y el Grupo 4 era el único que quedaba con tres equipos: Uruguay, Bolivia y Francia.

Luego de una interminable lista de excusas con los organizadores, la selección del Presidente de la FIFA, Jules Rimet, decidió no ir a la competencia. India se preparaba para lo mismo. Desde la Federación llegaba a Brasil la excusa oficial para no jugar, aludiendo a que no había dinero para trasladar al equipo (aunque la FIFA se ofrecía a pagarles el viaje), que con la renovación del plantel no habían llegado a prepararse para competir y que reglamentariamente habría problemas porque sus players preferían jugar descalzos.

indios1948

En un reportaje antes de su muerte (jodido hacerlo después), en el libro “History of Indian Football (1975), Sailendra Manna, el capitán del equipo del 48 y que repetiría la cinta en el 50, aseguró que: “en aquel entonces no dimensionamos lo que era un Mundial. Estábamos muy contentos con la participación en los Juegos Olímpicos y era lo máximo para nosotros. Lo de no ir porque no nos permitían jugar descalzos fue una excusa por la falta de interés para ir a Brasil. Si teníamos que usar botines para jugar, los usábamos, sólo que nos resultaba más cómodo jugar descalzos”.

Dos años después de la renuncia mundialista, llegaba el Torneo olímpico de Helsinki 1952, donde India tuvo que enfrentarse en la Ronda Preliminar ante la subcampeona de 1948, Yugoslavia. Ahmed Khan, aquel que le hizo el gol a Francia, hizo el único de su equipo en el último minuto, para sellar el 1-10 final. La realidad del fútbol mundial les mostraba un panorama diferente a los asiáticos, que ya usaban botines.

Cuatro años más tarde llegaron a su cénit futbolístico, cuando en Melbourne 1956 eliminaron a los locales, derrotándolos por 4 a 2 y accediendo así a la semifinal. Es que apenas 11 seleccionados disputaron aquel torneo que era por eliminación directa y la renuncia(?) de su rival en Octavos, Hungría, les allanó el camino. Pero otra vez estaban los yugoslavos enfrente, que también habían sido subcampeones en 1952. Y aunque aguantaron lo máximo posible y estuvieron por 2 minutos ganando 1 a 0, el poderío europeo se impuso (terminaron 1-4) en la semi y en el partido por el tercer puesto, donde cayeron 0-3 ante Bulgaria.

La generación dorada India contaba con un triunfo y cuatro derrotas en 8 años. Aún así, llegaron a competir por una medalla, y para el cierre de aquella era faltaban los Juegos de Roma 1960, donde el definitivo uso de botines les dio derrotas más dignas (1-2 con Hungría y 1-3 con Perú). El corolario fue, ahora sí, aguantarle un empate a Francia.

Eduardo Cantaro

[Baldosa Olímpica] Aleksandar Duric, el goleador que hizo agua (1992)

Su nacionalidad ya delata que estamos ante un personaje especial: Aleksandar Duric nació yugoslavo, luego de la caída del muro le tocó ser bosnio, la Guerra de los Balcanes lo transformó en serbio y más tarde eligió ser singapurense, cuando ya tenía 30 años.

En Singapur alcanzó su esplendor futbolístico, anotando 321 goles en 439 partidos jugados. En las 16 temporadas que estuvo en el sureste asiático ganó 8 S. League, 3 Singapore Cup, 5 Charity Shields, y defendió la camiseta de cinco equipos: Tanjong Pagar (1999), Home United (2000), Geylang United (2001-2004), Singapore Armed Forces (2005-2009), Tampine Rovers (2010-2014).

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En el 2007, cuando ya tenía 37 años, debutó en la selección de Singapur y llegó a jugar 53 partidos, marcando 24 goles y además ganó el título de la Asian Football Championship, algo así como una copa donde juegan los países del sureste asiático.

Pero antes de ser una estrella futbolística, el Aleks de la gente la pasó mal, como toda persona que sobrevivió a la fragmentación de la República Socialista de Yugoslavia. Su provincia natal, Doboj, estaba en un enclave jodido y le quedaba de pasada (?) a los serbios, por lo que el padre de Aleksandar le dijo que aprovechara su habilidad para los deportes y se fuera a la mierda de Bosnia o el país que fuere ese territorio en ese momento.

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Dolido por dejar a los suyos, en 1991 Duric emprendió el exilio voluntario dejando atrás una brillante carrera en el canotaje y un promisorio arranque futbolístico en el Sloga Doboj, donde empezó como arquero pero a esa altura ya era un volante zurdo que mostraba buenas condiciones.

Su otro deporte, el canotaje, era el que lo había consagrado: había sido campeón juvenil yugoslavo a los 15 años y estaba 8º en el ranking mundial juvenil. La partida lo dejaba sin nada, o eso creía él.

Siendo un refugiado deambuló por Hungría y hasta fue a probarse a un equipo del ascenso sueco, pero sin suerte. En 1992, decidido a jugarse su última carta dentro de tanta miseria, recaló en el FC Szeged (24 partidos 7 goles), un equipo semi profesional del interior del país de Puskas; no era la gran cosa, pero al menos recibía un sueldo, casa y comida. Faltaban noticias de su familia, con quienes había perdido el contacto desde su huída y a los que no podía volver a visitar, ya que los serbios lo fusilarían por bosnio y los bosnios porque había desertado del ejército. Win Win (?).

Mientras Aleksandar penaba en el centro europeo, el Comité Olímpico Internacional resolvía aceptar a Bosnia como un país independiente y lo habilitaba a participar de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. Con muchos atletas peleando en el frente y otros exiliados a la fuerza, a los bosnios se les hizo difícil armar una delegación pero lo consiguieron. Una de las pruebas en las que podían competir era en Canotaje Individual sobre 1500 metros. Los gordos de traje (?) se acordaron que unos años antes un tal Duric, de la provincia de Doboj, la rompía. Así fue que empezaron su búsqueda por toda Europa. Cuando dieron con él, le comunicaron que estaba seleccionado para representar a Bosnia (que todavía estaba en guerra) en los juegos de Barcelona ’92.

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“Vamo’, arriba comida, techo y transporte gratis”, habrá pensado el homenajeado. “NO” le respondieron del Comité Olímpico de Bosnia, “te damos una carta de la Federación y manejate”. Entonces después de mucho pensarlo y ya sobre la fecha límite, el Aleks emprendió la aventura: sin plata, con pasaporte de un país que ya no existía y sin haber entrenado canotaje durante dos años ¿Qué podía salir mal?

El viaje a Barcelona lo hizo en camión hasta la frontera con Austria, donde no lo dejaron pasar. Después de muchas idas y vueltas, una llamada del COI destrabó todo. Desde ahí hizo dedo hasta Eslovenia y luego de dos días de viaje pudo tomarse el vuelo que lo depositaría en la capital catalana. A todo esto, los otros 9 atletas que integraban la delegación de Bosnia ya estaban en la ciudad y listos para la ceremonia inaugural que sería 48 horas después.

El resultado de su carrera fue el previsible, pero según sus propias palabras igualmente fue una experiencia maravillosa. Y como prueba, este video donde se lo ve luciendo el número 4.

Al año siguiente a su participación olímpica y de compartir copetines con Magic, Jordan y Boris Becker, él seguía vegetando en el equipo húngaro, lejos de los flashes y sin esperanzas de crecer futbolísticamente.

En ese mismo verano de 1993, su madre murió en el patio de la casa, víctima de un ataque de nervios serbios. Sin posibilidades de despedirse de ella y medio podrido de estar en Hungría, a mediados de 1995 se fue a probar suerte al fútbol australiano, donde jugó cinco temporadas en el ascenso, interrumpidas por su pase al Locomotiv Shanshan del under chino.

Defendió a siete equipos en Australia y convirtió 34 goles en 122 encuentros, hasta que en 1999 voló a Singapur a cimentar su leyenda. A los 44 años se retiró con un récord de 386 goles oficiales en 650 partidos, nada mal sabiendo que la mitad de su carrera fue volante o lateral izquierdo. El día de su retiro, el 5 de noviembre de 2014, perdió la final de la Singapore Cup contra el Brunei DPMM pero recibió un homenaje que reíte del Gordo Kenig.

Cabeza1979