Christiano

José Christiano Pinheiro de Araújo (Christiano)

“¿Es brasileño? Traelo y vemos”. Ese diálogo, palabras más, palabras menos, pudo haberse repetido con frecuencia en las oficinas del Gigante de Arroyito en la primera mitad de los años noventa. Y es que, seducidos por la fortaleza del peso argentino (toda una utopía por estos días), varios futbolistas con acento portugués armaron el bolsito para probar suerte en estas latitudes con la camiseta de Rosario Central.

A los ya homenajeados Alex Sandro Rossi, Juca, Fábio Giuntini, Andrei Frascarelli y Márcio Peres -que estuvo a prueba y no quedó-, se suma un garoto que llegó a las divisiones inferiores del Canalla con 15 años. Esta es la historia de José Christiano Pinheiro de Araújo, o simplemente Christiano.

Delantero por derecha o volante ofensivo, nacido en Recife el 6 de agosto de 1977, y con un paso por las juveniles del Sport de su ciudad, arribó a Rosario junto con los mencionados Juca y Fábio Giuntini. Con apenas 16 años, Vicente Cantatore lo hizo debutar en Primera, convirtiéndose en el futbolista más joven en vestir los colores de Central, récord que ostenta hasta hoy.

Fue el 26 de septiembre de 1993, por la tercera fecha del torneo Apertura, ante Ferro Carril Oeste, y nada más y nada menos que desde el arranque, con la responsabilidad de reemplazar al Negro Omar Palma. Aquella tarde en Arroyito, Cantatore mandó a la cancha a Roberto Bonano; Jorge Balbis, Juan Ramón Jara, Adrián Ávila, Cristian Daniele, Claudio Úbeda, Marcelo Delgado, Federico Lussenhoff, Alex Sandro Rossi, Gustavo Medina y Christiano. A los 15 minutos del primer tiempo, Mario Pobersnik convirtió para el Verdolaga el que sería el único gol del partido.

Tres días más tarde, Rosario Central visitó a Lanús y el DT volvió a darle minutos al brasileño, que hasta entonces era parte del plantel de la sexta división. Fue derrota por 3 a 0 con tantos de Néstor Fabbri, Miguel Ángel Gambier y César Loza, en un encuentro que marcaría la despedida de Christiano de la máxima categoría.

Su carrera siguió en el modesto fútbol hondureño con las camisetas del Marathon (1994/95) y Cóndor (1995/96), hasta que el destino volvería a unirlo con Cantatore en el Viejo Continente. Fue en el Valladolid, durante el campañón de la temporada 1996/97 (con clasificación a la Copa UEFA incluida), aunque no disputó ni un minuto. Al menos, pudo darse el gusto de formar parte del álbum de figuritas oficial del campeonato español.

Luego de otra etapa en el Marathon de Honduras (1997/98), regresó a su tierra natal. Primero pasó por el América Alagoano (1998 a 2001) y luego por el Bom Jesus (2002), para retirarse un año más tarde en la segunda división ecuatoriana, vistiendo los colores del Esmeraldas Petrolero (2003), en el mayor de los anonimatos.

Lanaro Franco

Franco Lanaro

De la misma camada que Nicolás Gaitán y Josué Ayala, este delantero chajariense supo desde siempre que ganarse un espacio en la Primera de Boca Juniors no iba a ser sencillo. Un poco por la cantidad y calidad de los jugadores que tenía por encima y otro poco porque a los 20 años aún boyaba en la cuarta división, junto a otras promesas que no pudieron levantar vuelo, como Carlos Fernández Lucero, Nicolás Villafañe, Lucas Ponfil, Luis Quirulef o Marcelo Krupoviesa. De ese grupo, apenas pudieron asomar la cabecita, aunque sin demasiado éxito, Enzo Ruiz y Sebastián Vidal.

Quizás por eso no dudó mucho a fines de 2008 cuando le propusieron ir a ver qué onda a Bolivia. Lo esperaba Oriente Petrolero. Además, iría acompañado por otros ex Boca, los defensores Joel Barbosa y Federico León. Apenas 15 minutos en un clásico de verano contra Blooming y la confirmación del regreso del goleador histórico José Alfredo Castillo (sí, aquel que pasara con mucha más pena que gloria por Rosario Central en 2006) fueron suficientes para que le bajaran el pulgar.

En 2009, Lanaro recaló en Tigre, donde rápidamente se destacó por su poder ofensivo, que lo ubicó entre los pichichis de las divisiones inferiores, a la par de Maximiliano Quinteros (Racing), Damián Gómez (Quilmes), Brian Nieva (Independiente) y Adrián De León (Rosario Central), entre otras joyas dignas de este sitio. El pibe no tardó mucho en ganarse un lugar en la Reserva de Gustavo Acosta, donde coincidió con Rubén Botta, Joaquín Arzura y Joaquín Laso.

El que le abrió las puertas de la Primera no fue otro que Ricardo Caruso Lombardi, que lo llevó al banco de suplentes contra Independiente por la fecha 7 del Clausura 2010. Fue el Richard quien también le hizo firmar su primer contrato como profesional a mediados de ese año, a la par de Walter Sánchez y Juan Maldonado, otros de olvidable paso por el Matador de Victoria.

Ya con el Vasco Rodolfo Arruabarrena como entrenador, a comienzos de 2011 sonó como posible refuerzo de Gimnasia y Esgrima de Mendoza, pero terminó a prueba en el Grasshopper de Suiza, donde no pasó el filtro. De nuevo en Tigre, entrenó a la par de los marginados. Con el pase en su poder, intentó sumarse sin éxito a Almirante Brown y Gimnasia y Tiro de Salta.

En 2012, después de darse cuenta de que el fútbol no sería lo suyo, colgó los botines y agarró los libros. Y no le fue mal, eh. Graduado en Kinesiología y Fisiatría, trabajó junto al ex Argentinos Juniors Diego Cogliandro. Además, fue gerente de sucursal de una reconocida marca de ropa masculina. Para más información, pueden revisar su Linkedin, que está mucho más completo que su ficha en Transfermarket.

Mal Pase: Cristaldo a Ponte Preta (2018)

Luego de un semestre en Vélez Sarsfield (2017), donde fue noticia más por su magra condición física que por su fútbol, Jonatan Cristaldo parecía decidido a regresar a Brasil en busca de su mejor versión, aquella que había mostrado con la camiseta de Palmeiras entre 2014 y 2016, donde se había ganado a la torcida con goles y principalmente por su garra en el campo de juego.

Sin actuar desde noviembre de 2017, el Churry encendió el avispero cuando insinuó a través de sus redes sociales que estaba a un pasito de cerrar un acuerdo con un tradicional club paulista de la segunda división. 24 horas después, el Ponte Preta lo anunció como refuerzo de cara a la temporada 2018 de la Serie B del Brasileirão.

Cristaldo era esperado en Campinas para hacerse la revisión médica y firmar contrato hasta fin de año, pero los tiempos se dilataron y el avión que traería al delantero nunca llegó.

En medio de especulaciones de todo tipo, una semana después, el perfil oficial de Ponte Preta en Twitter dejó en claro que Cristaldo pedía disculpas a dirigentes e hinchas pero que, por cuestiones personales que se conocerían después, no se sumaría al plantel y esperaría hasta el segundo semestre para volver al fútbol, algo que se concretó tras el Mundial de Rusia, cuando se incorporó a Racing, donde convirtió varios goles y protagonizó algunos escándalos.

Redondo Solari Fernando

Fernando Redondo Solari

Nieto de Jorge y primo de Augusto Solari, el hijo mayor del Principito nació en septiembre de 1994, cuando su padre comenzaba a convertirse en una leyenda del Real Madrid. Fue justamente en la Casa Blanca donde dio sus primeros pasos con la número 5 bajo la suela. De regreso en Argentina, estuvo en las divisiones inferiores de Argentinos Juniors y All Boys, y luego recaló en Tigre.

Cuando parecía que estaba a punto de dar el salto a la máxima categoría, una lesión en los ligamentos cruzados le frenó el envión. Ya recuperado, en el invierno de 2012, el Vasco Rodolfo Arruabarrena lo convocó a su primera pretemporada con los profesionales, a la par de otras promesas del Matador de Victoria, como Cristian Bordacahar, Joaquín Arzura, Alexis Castro, Lucas Janson y Demian Garzo, entre otros.

“Es inevitable la comparación con mi viejo, pero lo llevo bien”, decía ante los medios en sus primeras declaraciones públicas. “Me gusta tener la pelota e intentar jugar, pero también sé que hay que saber marcar. Disfruto cuando tengo la pelota. Ahora estoy jugando de doble cinco adelantado, de enganche, me gusta ir para adelante”, agregaba.

Habitué de la Reserva, tuvieron que pasar varios años para que el heredero viera acción de manera oficial. Mauro Camoranesi lo llevó al banco de suplentes en la primera fecha del Torneo de Transición 2016, justamente ante Argentinos Juniors, pero fue el interino Fabián Castro el que lo hizo debutar, el 21 de marzo, ante Newell’s Old Boys.

Esa noche, Tigre ganaba 3 a 0 y en cuestión de minutos la Lepra consiguió el empate. En ese contexto adverso, Fernando Redondo Solari reemplazó a Ezequiel Cirigliano y disputó sus únicos 18 minutos en la máxima categoría.

Un puñado de meses después, en octubre de 2016, un golpe en un partido de Reserva ante Unión de Santa Fe encendió todas las alarmas. Días más tarde, se confirmó lo peor: se había roto los ligamentos cruzados de la otra rodilla.

Con apenas 22 años y el mandato familiar cumplido, el mayor de los Redondo dijo “no va más”, colgó los botines y comenzó a estudiar Administración de Empresas.

Mal Pase: Zandoná a América Mineiro (2001)

Poco más de 5 años después de haberse hecho famoso por pegarle una trompada de atrás a Edmundo en pleno partido, el Chino Flavio Zandoná regresó a Brasil. Y fue justamente a Minas Gerais, el escenario de aquel mítico roscazo que dio la vuelta al mundo.

Ya con 33 pirulos, y luego de un flojo semestre en Cerro Porteño de Paraguay, América Mineiro, uno de los tres clubes más populares de Belo Horizonte, lo contrató para aportarle jerarquía a la defensa de un cuadro que coqueteaba con el descenso en el campeonato estadual, fruto de un triunfo, dos empates y tres derrotas en seis presentaciones.

«Será muy bueno para mí jugar en el fútbol brasileño, y más en un club con una buena estructura como América», tiró el Chino en su presentación, a comienzos de marzo de 2001, ilusionado con repetir el desempeño de su compatriota Juan Pablo Sorín, titular indiscutido en Cruzeiro, uno de sus máximos rivales.

Sin embargo, el sueño duró poco. Semanas después de su presentación, Zandoná rescindió su contrato alegando cuestiones personales y colgó los botines sin haber vestido oficialmente la camiseta del Coelho.

A final de cuentas, América Mineiro metió una levantada fenomenal en la primera etapa del campeonato (clasificaban 8 de 12 equipos, eso sí) y luego dejó atrás a Atlético Mineiro, al que derrotó 5 a 4 en el global de la final (4 -1 en la ida, 1-3 en la vuelta) para quedarse con el título por 15ª vez en su historia.