Mal Pase: Cristaldo a Ponte Preta (2018)

Luego de un semestre en Vélez Sarsfield (2017), donde fue noticia más por su magra condición física que por su fútbol, Jonatan Cristaldo parecía decidido a regresar a Brasil en busca de su mejor versión, aquella que había mostrado con la camiseta de Palmeiras entre 2014 y 2016, donde se había ganado a la torcida con goles y principalmente por su garra en el campo de juego.

Sin actuar desde noviembre de 2017, el Churry encendió el avispero cuando insinuó a través de sus redes sociales que estaba a un pasito de cerrar un acuerdo con un tradicional club paulista de la segunda división. 24 horas después, el Ponte Preta lo anunció como refuerzo de cara a la temporada 2018 de la Serie B del Brasileirão.

Cristaldo era esperado en Campinas para hacerse la revisión médica y firmar contrato hasta fin de año, pero los tiempos se dilataron y el avión que traería al delantero nunca llegó.

En medio de especulaciones de todo tipo, una semana después, el perfil oficial de Ponte Preta en Twitter dejó en claro que Cristaldo pedía disculpas a dirigentes e hinchas pero que, por cuestiones personales que se conocerían después, no se sumaría al plantel y esperaría hasta el segundo semestre para volver al fútbol, algo que se concretó tras el Mundial de Rusia, cuando se incorporó a Racing, donde convirtió varios goles y protagonizó algunos escándalos.

Demelchori Leonel

Leonel Demelchori

Lo ideal es que vaya antes del plato principal. Sirve como una entrada, como un preparativo para lo mejor. Por eso, el choripán se consume previamente al asado. Y por la misma razón, Demelchori solo se destacó en la Reserva, cuando esta se jugaba antes que el partido que todos querían ver.

Este atacante formado en Quilmes solía ocupar la posición de extremo derecho. Casualidad o no, la descripción concuerda con las características de otro jugador cuyo apodo remite al mismo embutido: el Chori Domínguez.

Supo destacarse en las inferiores, manteniéndose por un buen tiempo como un interesante proyecto del Cervecero. Algún que otro registro fílmico demuestra que tenía condiciones para transformarse en un delantero picante como un buen chimichurri.

Sin embargo, apenas pudo asomarse en Primera División. En la máxima categoría, Demelchori formó parte del plato fuerte en tres partidos, todos con derrota para el equipo del sur del GBA. Estos encuentros fueron ante River (2014), Lanús y Nueva Chicago (ambos en 2015). Suficiente para que las redes sociales tomaran nota.

Mientras tanto, siguió en la parrilla esperando tentar al DT de turno: fue un habitué de la Reserva en la que jugaban otros apellidos curiosos como Battistessa o Hipperdinger.

Ya en 2016, su lenta cocción no hizo más que acelerar el inevitable proceso de salida. En junio de ese año rompió su contrato con Quilmes, quedándose con el pase por falta de pago. En ese momento, el presidente del club era Aníbal Fernández. O sea, un peronista negándose a Demelchori. Insólito.

De esta manera, al futbolista no le quedó otra que conseguir un nuevo bodegón club donde mostrar sus atributos. Esto lo hizo en Dock Sud (2016/17). En la Primera C jugó poco y quedó relegado por una persistente tendinitis en el tendón de Aquiles. Desde entonces, no hubo más noticias de Demelchori. Aparentemente, no pasó el control de bromatología.

Lugano con pecheras (2019)

Sábado 11 de mayo de 2019. Por la última fecha del torneo de la Primera D se enfrentaban Cambaceres y Lugano. El que estaba en el fondo de la tabla contra el que se ubicaba un lugar arriba. Sin posibilidades de entrar al reducido ni quedarse parados un año (esa temporada no hubo desafiliaciones), el partido tenía todos los números para pasar sin pena ni gloria. Y así fue, salvo por un detalle.

La anécdota rebosante de ascenso fue el tema de la vestimenta. Teniendo en cuenta que a un equipo le dicen el Rojo y al otro el Naranja, se suponía que uno de los dos iba a usar su camiseta alternativa. Sin embargo, el visitante llegó a Ensenada con su pilcha habitual, mientras que el local no disponía de una variante.

¿Cómo se solucionó esto? Apelando a un juego de pecheras sin números, que los jugadores de Lugano lucieron con orgullo, al punto de que sirvieron (?) para ganar 1 a 0 y así decretar la peor campaña en la historia de Cambaceres, en medio de esta nota de color. De color azul.

Mal Pase: Calzada a Independiente (2015)

Tras varios años en Nacional, donde había debutado en 2009 y fue pieza importante en la conquista de varios títulos, Maximiliano Calzada sintió que era hora de dar el salto al exterior. Tampoco era cuestión de dar un salto muy alto: con cruzar el Río de la Plata alcanzaba.

En aquel verano de 2015, Godoy Cruz fue el club que pico en punta para quedarse con sus servicios. Sin embargo, cuando estaba todo encaminado para viajar a Mendoza, Wilson Pírez, representante del jugador, avisó que había recibido un llamado de Independiente. Según sus palabras, si desde Avellaneda mostraban un interés firme, el Rojo sería la prioridad.

Efectivamente, la institución presidida por Hugo Moyano comenzó a negociar y el acuerdo parecía alcanzarse. Por 4.000.000 de pesos de la época (?), se adquiriría el 50% de su pase, mientras que el mediocampista firmaría un vínculo por tres temporadas. Con todo resuelto, Calzada viajó a nuestro país y fue sometido a la revisión médica, la cual aprobó sin inconvenientes.

Sin embargo, quedaba un pequeño detalle: firmar el contrato, algo que nunca sucedió. Tras unos días de incertidumbre, el uruguayo finalmente concretó su llegada al fútbol argentino, pero su destino fue Banfield.

¿Qué pasó en el medio? La versión oficial indicó que los directivos de Independiente decidieron dar marcha atrás luego de haber recibido referencias negativas del futbolista, algo que incluso fue confirmado por su representante.

Sin embargo, otra versión sostuvo que del lado del charrúa exigieron cobrar en dólares billetes y no en moneda argentina al cambio oficial. Uruguayos, pero no boludos.

Argentina Sub-20 (2013)

Las selecciones juveniles argentinas suelen ser sinónimo de éxito y prestigio. Sin embargo, tras las etapas de José Pekerman, Francisco Ferraro y Hugo Tocalli, llegaron tiempos complicados. Fueron las épocas de los muchachos del ’86: Trobbiani, Brown, Olarticoechea, Garré. El primero de ellos tuvo a su cargo este equipo, que buscaba la clasificación al Mundial Sub-20, a disputarse en Turquía. Y, si se podía, quedarse con el sudamericano.

“La expectativa es jugar muy buen fútbol, porque tengo un muy buen equipo”, comentaba el DT antes del campeonato. “Si jugamos bien, ganaremos la mayoría de los partidos”. El optimismo de Trobbiani era el mismo del público y de la prensa.

Motivos para ilusionarse no faltaban: la base del plantel había ganado el torneo de L’Alcudia el año anterior. Además, Argentina contaba con varias figuras del fútbol local y la ventaja de la localía, ya que todos sus partidos se jugarían en Mendoza.

El debut fue una inesperada derrota frente a Chile por 1 a 0. Esa noche, salieron a jugar los once de la imagen. Parados: Juan Iturbe, Lautaro Gianetti, Alan Ruiz, Lisandro Magallán, Walter Benítez y Matías Kranevitter. Agachados: Ricardo Centurión, Luciano Vietto, Manuel Lanzini, Lucas Romero y Carlos Ruiz.

También formaron parte de ese plantel Andrés Mehring, Juan Musso, Alan Aguirre, Eros Medaglia, Jonathan Valle, Lucas Rodríguez, Agustín Allione, Marcos Fernández, Federico Cartabia, Juan Ignacio Cavallaro y Lucas Melano.

Luego de esta caída, llegó el cruce ante Paraguay, en el que Argentina se puso en ventaja gracias a un gol de Vietto. Sin embargo, Derlis González y Cecilio Domínguez lo dieron vuelta, para que la Albirroja ganara 2 a 1.

Obligados a sumar, los pibes enfrentaban a Bolivia, el rival más débil del grupo. Una vez más, no se pudo obtener el deseado triunfo. Fue empate 2 a 2, y a sacar la calculadora.

Finalmente, la única victoria albiceleste llegó en la última fecha: fue 3 a 2 ante Colombia, aunque de nada sirvió. De hecho, al momento de jugarse este partido la Selección ya no tenía chance alguna de avanzar de fase. El fracaso estaba consumado.

Si bien varios futbolistas no pudieron acudir al certamen porque no fueron autorizados por sus clubes (Icardi, Dybala, Ocampos), hubo una ausencia llamativa: la de Leandro Paredes, por entonces mediocampista de Boca. Trobbiani lo había dejado afuera de la convocatoria, indicando que era “lagunero e irregular”. Luego de la mala campaña, no se mostró arrepentido: «en su club, no demostró nada», declaró.

Tras la decepcionante actuación de sus elegidos, el entrenador dejó su cargo. Unos días después, se animó a dar explicaciones: “me pasó lo que a Marcelo Bielsa en el Mundial de Corea-Japón: llegamos con todas las expectativas y no pasamos la primera ronda».

Más allá del frustrante torneo, se supone que el principal objetivo de los combinados juveniles, es la formación. Y, en este sentido, esta experiencia sirvió para que jugadores como Musso, Kranevitter y Lanzini supieran lo que es ponerse la camiseta de su país. Aunque, de aquel grupo, el que mayor recorrido tuvo con su selección fue Juan Manuel Iturbe, quien llegó a disputar Eliminatorias y Copa América… con la camiseta de Paraguay.

Insfrán Jorge

Jorge Pantaleón Insfrán (El Ropero)

Corpulento delantero paraguayo nacido el 27 de julio de 1950 que cumplía con las típicas características del futbolista oriundo de ese país: juego aéreo, cabezazo y potencia física. Suficiente para construir una buena carrera que lo llevó a vestir las camisetas de Sportivo Luqueño, Olimpia, Zaragoza y Granada antes de llegar a Boca Juniors, en 1980.

Su paso por el Xenieze fue tan breve como poco recordado: apenas disputó 5 partidos en aquel Campeonato Nacional, siempre entrando desde el banco de suplentes. En total, ni siquiera llegó a transpirar la camiseta durante 90 minutos.

Continuó con su profesión en Libertad, Jorge Wilstermann, The Strongest y nuevamente Sportivo Luqueño, donde colgó los botines.

También tuvo su paso por la Selección de Paraguay: con la Albirroja se lo recuerda por haber convertido el gol decisivo en la única victoria en La Paz por eliminatorias, en 1973.

Si el Ropero tuvo una trayectoria más que digna, no se metió en escándalos ni vivió otros hechos que merezcan destacarse, ¿por qué ocupa un lugar en este sitio? La respuesta tiene nombre y apellido: Guillermo Coppola.

Antes de alcanzar la fama al lado de Diego Maradona, el representante era amigo de varios jugadores de Boca. En octubre de 1980, el plantel le hizo un regalo por su cumpleaños: por un día sería uno más del equipo. Esto sucedió en un amistoso ante Acerías Bragado, en el que posó como parte de la formación inicial antes de ubicarse entre los suplentes.

Pero la sorpresa no estaba completa: en el segundo tiempo, el cumpleañero entró a la cancha y jugó unos minutos. Según sus palabras, esta travesura fue posible gracias a que “en la planilla me habían anotado como el paraguayo Insfrán, que ni estaba ahí”.

La anécdota termina con el relato de una jugada en donde Guillote enfrentó al arquero, remató al arco y la pelota pegó en el palo. Eso fue lo más cerca que estuvo Insfrán de hacer un gol en Argentina.

Aldosivi «Gracias Tandil» (2001)

El viejo Torneo Argentino A reunió, durante dos décadas (1995 a 2014), a muchos de los equipos más populares, y otros no tanto, de las ligas regionales, que intentaban año tras año subir a la Primera B Nacional. El camino era durísimo, con viajes largos, presupuestos cortos, canchas complicadas y muchas veces con un solo ascenso como premio. Y claro, también estaban los obstáculos inéditos.

En enero de 2001, Aldosivi de Mar del Plata arrancaba una nueva ilusión dirigido por Alejandro Giuntini. En sus filas, tenía jugadores como el ex Boca Andrés Bogado, el ex Lanús Claudio Lacosegliaz y el colombiano Graceliano Mosquera, un lateral por izquierda que perdió la vista de un ojo en ese torneo y tuvo que dejar de jugar al fútbol gracias a un artero golpe que le aplicó el delantero Mariano Martínez, de Belgrano de Santa Rosa.

Más allá de los futbolistas de escaso renombre, el principal enemigo del Tiburón en esa oportunidad fue su propia ciudad, que le dio la espalda cuando el club se vio acorralado por la utilización del estadio José María Minella para el Mundial de Seven de Rugby, los excesivos costos de los operativos policiales en plena temporada de verano y las exigencias del organismo de seguridad de la Provincia, el COPROSEDE, comandado por el ex árbitro Javier Castrilli.

Aldosivi tenía que hacer de local, pero no tenía cancha. Y ninguno de los otros estadios de la ciudad eran habilitados. Le buscaron la vuelta y finalmente la encontraron, jugando lejos de Mar del Plata: a 170 kilómetros.

Tandil fue la ciudad que abrió las puertas, prestando el Estadio Municipal General San Martín (ahí jugó Ronaldinho en el Sudamericano sub 20 de 1999), para que el equipo marplatense recibiera a Luján de Cuyo por la 4º fecha del Torneo Argentino A.

Según las crónicas, unos 350 hinchas acompañaron al equipo del Puerto y colocaron una bandera que decía: «MDP, metete el estadio en el culo». Clarito.

Y si bien los mendocinos ganaron 2 a 0, el detalle inolvidable para los de Aldosivi es la camiseta alternativa de la marca Envión que usaron ese día, con la leyenda «Gracias, Tandil».

Mientras tanto, ese mismo 28 de enero por la noche, el Estadio Minella se vio colmado para celebrar la presencia del all black Jonah Lomu y el tercer puesto de Los Pumas en el rugby de 7 jugadores. Algo más marketinero, para la gente bien, que el viejo y querido Torneo Argentino A.


Créditos de la foto: Diario La Capital.

Voy Al Arco: Bonifacio (2016)

Pasarán los años, los jugadores y los torneos. Sin embargo, el futbolero promedio nunca podrá olvidarse de la hermosa batalla campal entre los futbolistas de Gimnasia y Estudiantes en el verano de 2016. Antes de eso, hubo un partido. Y, mientras la pelotita rodaba, también pasaron cosas raras.

Porque ver a un jugador de campo vestido como guardameta no es algo precisamente normal. Y eso fue lo que pasó con Ezequiel Bonifacio durante apenas unos segundos.

Tras la expulsión de Enrique Bologna por una inexistente mano afuera del área, el Pincha, que ganaba 1 a 0, tenía una buena oportunidad para estirar la ventaja. Con los cambios agotados, el defensor tuvo que ocupar una posición a la cual no parecía adaptarse bien… ¡si ni siquiera se había puesto los guantes! Ni los de arquero, ni los de boxeo.

Se jugó ese tiro libre, la pelota rebotó en la barrera y el contragolpe terminó en un poético murrazo de Santiago Ascacíbar. Las imágenes que se vieron a continuación aún están en la memoria de todos. Y nunca está de más volver a verlas.