Carlos Federico Castilla
Delantero salteño poco humilde que no quiso hacerse de abajo y modificar su apellido por uno menos ostentoso como Palacio o Casas y eso le jugó en contra.
A la temprana edad de 17 años debutó en la primera división de Gimnasia y Tiro en 1997 y durante dos temporadas, compartió plantel con Saldaño, Scotto, Cervera, Cuadrado, Plaza, Fornero, Iturrieta, Leone y Guiberguis, entre otros.
Su convocatoria a la Selección Argentina Sub 20 y los 4 goles en 27 partidos para el conjunto norteño llamaron el interés de los brillantes dirigentes de Independiente de Avellaneda. Por eso, el jóven se instaló en Buenos Aires en 1999 y compartió departamento con co-provincianos de otros clubes como Cristian Zurita y Renato Riggio.
No alcanzó a jugar en los equipos de Enzo Trossero y Osvaldo Piazza, por lo que se mantuvo jugando en reserva en donde sufrió una grave lesión de ligamentos que lo alejó de las canchas por varios meses. En ese equipo intervino en partidos acompañado por Gustavo Nuñez, Mariano Pernía, Orellana, Del Río, Jorge Mercado, Livio Prieto, Francisco Guerrero, Walter León Bustos y Zelaye.
Recuperado del inconveniente físico pero sin chances, pasó imprevistamente a San Lorenzo de Almagro (2001) en otro plantel de figuras como Portocarrero, Félix Benito, Paruolo, Piombo, Coria y Filomeno. No obstante, tampoco tuvo posibilidades y terminado su préstamo, retornó al Rojo.
Esa vuelta sería efímera, ya que cansado del anonimato armó las valijas y partió hacia Chile. El Huachipato (2001-2002) fue su nuevo club y allí repuntó no sólo en lo futbolístico sino también en lo anímico. Apodado «El Tanque Che» formó dupla con Sergio Gioino y tomó buenos mates con Emiliano Garré y Gustavo Dalsasso.
Pero a pesar de ello, decidió retornar al país y optó por hacerlo en el interior aunque eso implique jugar un Nacional B. Se calzó los colores de Instituto de Córdoba (2002-2003) a préstamo por un año, sin cargo y sin opción. En la tercera fecha marcó su primer gol y pareció acomodarse, más aún cuando repitió en la red nada menos que en un partido frente a Belgrano. Sin embargo poco a poco se fue apagando y no terminó realizando una gran temporada a pesar de haber estado con talentosos jugadores como Oliva y Sarría.
En busca de una revancha y con la convicción de que en el Norte podría recuperar el tiempo, firmó con Gimnasia y Esgrima de Jujuy (2003-2004) y pudo mostrar algunas de las cosas que había insinuado en sus inicios. Marcó 7 goles entre ellos a clubes importantes como Godoy Cruz, Argentinos Juniors y Unión de Santa Fé, entre otros. Pero a final de temporada se fue y en el torneo siguiente ascendieron a primera.
Aunque sonó en Atlanta, pasó a San Martín de San Juan (2004-2005), institución en la que señaló 5 tantos y fue opacado por las buenas actuaciones de Juan Casado y Mauricio Piersimone.
La nueva temporada traería un nuevo cambio de equipo y con ello, una gran desilusión. Por un lado, la de los hinchas del Gimnasia y Tiro que tomaron como traición su llegada a Juventud Antoniana (2005-2006), y por el otro, la propia, ya que al final del camino perdieron la categoría a pesar de sus 6 visitas a la red en compañía de Carlos Duré.
Seguramente estará buscando club, y con ello, un nuevo desafío con la intención de volver a ser lo que alguna vez intentó. Recién tiene 27 años, pero su ocaso, parece ser irreversible. Su revancha será entonces, buscar el indulto.
Cucu


