Aunque su esposa terminó bajándole el pulgar a una mudanza a Argentina, lo cierto es que la (im)posible llegada de Genaro Gattuso estaba resuelta sin necesidad de poner como excusa a la familia.
Primero, porque el interés de Boca Juniors nunca fue real, ni tampoco existió una oferta concreta. Apenas hubo un acercamiento por parte de Pablo Budna, secretario técnico del club a mediados de 2012, quien en un viaje por Italia reconoció que le gustaría incorporar al mediocampista. «Si él quiere, estamos listos», tiró sin importarle que al equipo le sobraban futbolistas con características similares, como Somoza, Ledesma, Erbes y Rivero.
Además, a pesar de que en el pasado el italiano le había hecho un guiño al Xeneize (en 2009 se refirió a la posibilidad de jugar en la Bombonera), aquel año tenía algunos problemas en la vista, y decidió no irse lejos de casa. “Yo quería ir al 100 por 100 y para ir así, preferí no ir», reconoció años más tarde.
Por último, y principalmente, el tema de la mujer. “Ella manda en casa y no me dejó. Mis chicos eran muy pequeños y no era la situación familiar para ir», expresó con total sinceridad.
Finalmente, en aquella oportunidad, el jugador dejó el Milan y se mudó a Suiza, para disputar la última temporada de su carrera en el FC Sion. Así, ganó en tranquilidad. Y en aburrimiento.
De estar a punto de irse a Francia, a quedarse en Rosario. Cualquiera en su lugar podría haberse bajoneado por tratarse de una oportunidad única que pasó de largo, y que probablemente no se repetiría. Pero Milton Casco le metió para adelante.
En los primeros días de agosto de 2015, el prestigioso diario francés L’Équipe informaba que el Olympique de Marsella pondría algo así como 3.000.000 de euros por el 85% del pase para quedarse con el defensor de Newell’s. Los dirigentes del club no estaban convencidos de realizar semejante inversión, pero el DT insistía. Sí: se trataba de otra locura de MarceloBielsa.
Pero poco le duró la ilusión al tesorero de la Lepra (?). Unos días más tarde, cuando las negociaciones parecías resueltas, la transferencia se cayó por un motivo más que válido: el Loco renunció y, lógicamente, ya no hubo más interés por contratarlo.
“Me dio bronca porque hubiese sido lindo ir a jugar a Europa, pero enseguida cambié el chip y pensé: “Ya está, no me puedo quedar con esto, la carrera sigue, tengo que estar bien para lo que viene”, contó unos años más tarde.
“Me llamó la dirigencia de Newell’s para preguntarme cómo estaba, si me quería tomar unos días, y les contesté que no. “Mañana ya voy a entrenar, no me voy a quedar con esto”, les dije”. Al poco tiempo llegó la oferta de River, y a fuerza de vueltas olímpicas con el Millonario, lo de Francia quedó en el olvido.
El paso de Jorge Almirón como DT de Independiente mostró varios altibajos en el campo de juego. ¿El equipo jugaba bien? A veces sí, a veces no. ¿Ganó los clásicos? Algunos sí, otros no. ¿Obtuvo más triunfos que derrotas? El balance numérico fue positivo (14 victorias, 11 empates y 10 caídas), pero no lo suficiente para un club con tanta exigencia.
Sin embargo, el apoyo de los hinchas sufrió un quiebre durante el único mercado de pases en el que estuvo al mando.
A fines de 2014, el técnico decidió pasar la escoba. Jugadores emblemáticos como Federico Insúa, Daniel Montenegro y Sebastián Penco dejaron la institución, ya que no iban a ser tenidos en cuenta. El entrenador buscaba sacarse de encima pesos pesados e incorporar futbolistas de su confianza. Por ejemplo, al defensor uruguayo Jonathan Lacerda.
Venía de vestir la casaca de Olimpia de Paraguay y había estado bajo las órdenes de Almirón (cuando trabajaba como ayudante de campo de Juan Carlos Chavez) en el Atlas de México, en 2011. “Estuvimos poco tiempo porque me fui a Puebla, pero uno se da cuenta cómo es la persona. Le gustaba apostar al ataque.” Con respecto a su llegada a Avellaneda, se ilusionaba: “Independiente está entre los mejores equipos de Argentina. A cualquier futbolista le gustaría jugar allí”.
Estas declaraciones parecieron alcanzar para que el vicepresidente Noray Nakis lo confirmara como refuerzo: «llega entre el lunes y el martes para hacerse la revisión médica», avisaba el directivo, quien además agregaba que “en el libro de pases anterior fuimos a buscar a Sergio Escudero porque justamente no pudimos traer a Lacerda».
La cuestión es que el zaguero nunca apareció de este lado del charco. Aunque hasta los medios de su país ya lo daban como jugador del Rojo, prefirió volver a México para disputar la Liga de Ascenso con Dorados. ¡La de chistes gordofóbicos que nos perdimos!
Mirándolo desde afuera, la cosa parecía estar encaminada: un futbolista sin club que quería seguir jugando, al que se le ofrecía el mejor contrato posible y, además, estaba de novio con una mujer oriunda de este país. Si todo eso era cierto… ¿Por qué José María Gutiérrez nunca se puso la camiseta de River?
La propuesta, efectuada a mediados de 2012, fue acercada por el empresario Carlos Prunes, quien también oficiaba como representante de Manu Ginóbili. A pesar de que no disputaba un partido desde octubre del año anterior, vistiendo los colores del Besiktas de Turquía, los dirigentes del Millonario pensaban en que el español podía hacerse un lugar entre apellidos como Cirigliano, Ponzio, Aguirre, Acevedo y Ledesma.
Desde el punto de vista contractual, el ex Real Madrid recibiría la misma remuneración que David Trezeguet, el hombre mejor pago de aquel plantel. Nada mal para un equipo recién ascendido.
A pesar de que la transferencia parecía encaminada, el propio jugador decidió rechazarla. Así lo anunció a través de Twitter: «No voy a ir a jugar a River y la verdad es que no me apetece jugar en Argentina, aunque les doy las gracias por el interés”. En la misma red social, agregaba que su intención era jugar en Estados Unidos, Qatar o Dubai. El proyecto deportivo ante todo (?).
Un tiempo después, confirmó el motivo de su decisión. «Estuve en un 99% de ir a jugar a River, pero mi mujer y yo pensamos la situación y decidimos que no era lo más conveniente. Argentina está muy lejos y ella está embarazada y necesita estar cerca de su familia», afirmó. Lo que parecía ser una ventaja, terminó siendo contraproducente.
Finalmente, Matías Almeyda debió conformarse con lo que tenía, aunque siempre aclaró que nunca había pedido por el mediocampista. Por su parte, Guti no arregló condiciones con ninguna institución, y unos meses más tarde anunciaría su retiro definitivo.
En su primer (y único) mercado de pases en Independiente, Jorge Almirón tuvo la intención de hacer varios retoques en el equipo. Por ejemplo, en el lateral izquierdo. La partida de Sergio Escudero, además del inconformismo del entrenador sobre el nivel de Lucas Villalba y Alexis Zárate, exigía un nuevo nombre que ocupara ese sector de la cancha.
Zurdo, joven y con poder de reventa, Rafael Delgado cumplía con los requisitos necesarios para adueñarse del puesto. Además, después de rescindir su contrato con Rosario Central, llegaba con el pase en su poder, lo que facilitaría las negociaciones.
"No hablé con Almirón, pero estoy muy contento porque pasar a Independiente es un gran paso para mi carrera". Rafael Delgado en #Indirecto
El convenio se acordó rápidamente: el Rojo compraría la mitad del pase y el jugador firmaría un contrato por tres temporadas. «Es un paso muy importante en mi carrera por todo lo que representa jugar en Independiente. Estoy muy contento y espero ponerme a entrenar lo antes posible», comentaba el defensor en aquel verano de 2015.
Rafael Delgado NO paso la REVISION MEDICA en #Independiente.Oculto que se habia operado los meniscos de rodilla izq.. Que pasara entonces ?
Sólo quedaba un detalle: aprobar la revisión médica. Lo que suele ser una formalidad, en este caso se transformó en el impedimento de la llegada del lateral a Avellaneda. Una reciente operación de meniscos en su rodilla izquierda fue el detonante para que la transferencia no se concretara. Según los facultativos, todavía le quedaba más de un mes de recuperación.
Sin embargo, la historia tuvo final feliz (?). Por un lado, Almirón recibió una compensación por esta desagradable sorpresa: Emiliano Papa y Nicolás Tagliafico llegarían para jugar por ese costado. Mientras que Delgado, a pesar de sus problemas físicos, alcanzaría un acuerdo con Estudiantes.
Bastante extraña parecía ser la contratación por parte del Pincha de este colombiano sin antecedentes destacados y un CV lleno de pasantías. Zaguero de casi 2 metros de estatura, apodado La Muralla, lógicamente fue presentado como impasable en la parte aérea, justo lo que buscaba Mauricio Pellegrino para reforzar la defensa del equipo.
Con 26 años, ya era un verdadero trotamundos: había pasado por nueve conjuntos de seis países diferentes, aunque en varios solo hizo turismo. Por ejemplo, en 2009 formó parte del plantel de Godoy Cruz sin pisar la cancha ni un minuto. Tampoco tuvo mucho rodaje en otros conjuntos como el Olaria (Brasil), Fénix (Uruguay) o Santiago Morning (Chile).
En fin, la historia dirá (?) que César Augusto Mena Mosquera estuvo unos días en el Country de City Bell, practicó con sus compañeros y casi se sube a un micro rumbo a Mar del Plata para jugar un amistoso frente a Independiente. Pero lo bajaron.
Es que su pase todavía pertenecía alAtlético Huila, que a último momento intentó cambiar las condiciones previamente acordadas. Algo que en La Plata no aceptaron.
Según un comunicado de la institución que comandaba Juan Sebastián Verón, “el jugador no pudo desvincularse del club colombiano por lo que Estudiantes decidió hacer marcha atrás, ante estas condiciones, de su contratación”. Y a Mena no le quedó otra que seguir con su periplo baldosero por otras tierras.
Hasta no hace mucho tiempo, el fútbol carioca en general, y Flamengo en particular, era un gigante dormido. Sin títulos relevantes desde 1992, cuando había conquistado por última vez el Brasileirão, en 2005 el Mengão atravesaba otra de sus tantas malas rachas deportivas y financieras, y coqueteaba con el primer descenso de su historia.
Decimonoveno entre 22 equipos, con apenas 9 puntos en 11 fechas, el cuadro más popular de Brasil necesitaba refuerzos de manera inmediata, y uno de los que entró en el radar fue el mediocampista de Boca Juniors Matías Donnet. Héroe inesperado de aquella noche de Yokohama ante el Milan en 2003, Puchero había actuado a cuentagotas con el Chino Benítez y no estaba dentro de los planes de Alfio Basile, flamante DT del Xeneize.
«Es un buen jugador, joven, pero con experiencia y un currículum maravilloso. Como todos los argentinos, es un jugador de mucha garra y será interesante que le transmita eso a sus compañeros del plantel», decía el gaúcho Celso Roth, DT de Flamengo, en declaraciones que habrán caído muy bien entre sus dirigidos, claro.
Si bien aparentemente estaba todo encaminado y apenas faltaba la firma del contrato, el pase de Donnet al fútbol brasileño se cayó porque la esposa del jugador no quería saber nada con mudarse a una ciudad tan violenta como Río de Janeiro.
Finalmente, Roth no aguantó mucho tiempo más en el cargo (“lo eché porque no lo quería nadie”, argumentaría semanas después Márcio Braga, mandamás del Mengão) y el Rubronegro terminó el campeonato en el 15º lugar, 6 puntos arriba de la zona de descenso.
En un conflicto con los dirigentes que nunca fue aclarado, Puchero continuó colgado en Boca hasta mediados de 2006, cuando, con el pase libre, partió a Estados Unidos para sumarse al DC United de la Major League Soccer.
¿La Juventus siguiendo los pasos de un jugador Nueva Chicago? Hoy en día parece broma, pero realmente sucedió. Claro que eran otros tiempos, y valga una breve contextualización… sobre todo para nuestros lectores centennials (?).
Finalizaba el año 2006, el dólar rondaba los $3, Chicago jugaba en Primera, Pellerano la descosía en El Torito y Área chicas era una sección que no generaba controversia Juventus era un equipo del ascenso italiano que tenía -además de un escudo tradicional– el objetivo de regresar rápidamente a la Serie A y comenzar a dejar atrás los fantasmas del Calciopoli.
Todos estos variopintos planetas se alinearon el 26 de noviembre de 2006, cuando un conocido ojeador de la Vecchia Signora se hizo presente en Mataderos para observar de cerca a Cristian Pellerano, en lo que fue un vibrante empate entre Chicago y Vélez.
En menos de dos años, Pellerano había pasado de descender a la B Metropolitana con Defensores de Belgrano a ser posible refuerzo de la mismísima Juventus. Al ser consultado sobre esta posibilidad, el 5 de Chicago prefirió tomárselo con humor:
Al parecer hizo bien en no encandilarse con esos rumores, ya que el traspaso a la Juve no fue más allá de ese episodio en Mataderos, esfumándose de manera muy rápida la idea de verlo en una cancha junto a nenes de la talla de Buffon, Del Piero, Nedved y Trezeguet. No obstante, el malpase le sirvió para hacer un poco de ruido en el mercado, elevar su cotización (?) y despertar el interés de otros equipos (entre ellos el Murcia de España).
Recién un mes después, en enero de 2007, Pellerano cruzaría el charco… del Riachuelo. Su destino se encontraba finalmente en Avellaneda y más precisamente en Racing, quien durante el mercado de pases le ganó la pulseada a su clásico rival: «Racing quería que se haga lo antes posible e Independiente quería esperar, porque no estaban decididos. Mi decisión fue firmar para el que más me quería en su equipo», expresó el jugador luego de que Blanquiceleste S.A. pusiera los 1.200.000 dólares del pase.
El amor a la guita Las vueltas de la vida hizo que -tres años después- Pelle pase a defender los colores del club argentino al que le tiene mas cariño, con el cuál levantó su primera Copa Sudamericana. Esa ráfaga triunfal en Independiente pareció abrirle nuevamente las puertas al Viejo Continente. Y vaya capricho del destino… ¡otra vez lo buscaron desde Turín! Aunque esta vez no se trataba del Día de la Marmota de Juventus sino del otro equipo de la ciudad: el Torino.
Fue así que el mayor de Los Pelleranos nunca llegó a jugar en Europa. Su lugar en el mundo sería la Patria Grande (?), cosechando títulos en México y su segunda Copa Sudamericana, esta vez como capitán y cerebro del cuco de los argentinos de Independiente del Valle.
Sin más que agregar a todo ésto… Pellerín Pellerano (?), este doble-malpase a Turín se ha terminado.