El 27 de febrero de 1982, Almirante Brown jugaba uno de los partidos más importantes de su historia. En un colmado estadio de Vélez Sarsfield (sí: esa cancha se puede llenar), enfrentaba al candidato del torneo de Primera B de ese año: San Lorenzo.
El equipo de isidro Casanova, dirigido por la dupla López – Caballero, aguantó hasta donde pudo y se fue derrotado por 1 a 0, dejando una imagen pobre. Desde lo futbolístico y desde lo estético.
Es que las camisetas que presentó el Mirasol aquella tarde tenían pequeños detalles que las diferenciaban entre sí. Algunas tenían el logo de Sporlandia, otras no. Algunas tenían el bastón del medio en amarillo, otras en negro y varias directamente no tenían una línea central, formando una prenda asimétrica. Por lo menos, todas tenían el cuello redondo. Desprolijos, pero no tanto.
En plena etapa de crecimiento, sabiendo que por delante tenía tres jugadores en su posición y conformándose con formar parte del plantel de uno de los equipos más importantes del mundo. Bajo estas circunstancias, este joven arquero inglés hizo su debut extraoficial en el Liverpool en un amistoso frente al Huddersfield Town, el 20 de julio de 2016.
Aunque los Reds contaban con Simon Mignolet, Loris Karius y Alex Manninger para cubrir su arco, aquella noche fue Shamal George el que tuvo su oportunidad… como delantero. Sí: a pesar de dedicarse a evitar goles, en su presentación ante el gran público tuvo otra función.
Al ser un encuentro con reglamento flexible, se permitieron una gran cantidad de cambios, como pasa en muchos encuentros informales. Jürgen Klopp exprimió al máximo esta circunstancia al meter 6 modificaciones en el entretiempo, quedándose sin jugadores de campo suplentes ante cualquier eventualidad.
Se sabe que al entrenador alemán le gusta jugar al límite, experimentar emociones fuertes. Aunque, según sus palabras, el ingreso de George como delantero no estaba entre sus cálculos. Quedaban 25 minutos cuando Lucas Leiva debió salir lesionado, y el DT no se había acordado del juvenil arquero: «estaba parando al equipo para que juguemos con 10 jugadores y me gritaron su nombre desde el banco.» Tan improvisada fue la cosa que su camiseta no tenía nombre ni número. Y así jugó.
Su tarea fue presionar a los centrales y bajar cuanto pelotazo le cayera. ¿Oportunidades de gol? Ninguna, pero pudo haber entrado en la historia si ejecutaba un penal que el Liverpool tuvo en el último minuto. Finalmente, el español Alberto Moreno se hizo cargo del remate a pesar del pedido de los hinchas para que lo pateara el debutante.
Esto fue lo más destacado de George en el club: nunca tuvo oportunidades de formar parte del primer equipo y, después de ser prestado a varias instituciones del ascenso inglés, en 2020 no logró renovar su vínculo, quedando libre. Desde entonces, la sigue peleando lejos de las luces de la Premier League. Eso sí: siempre desde el arco.
A partir de marzo de 2022, los de Mataderos comenzaron a utilizar una nueva camiseta, hecha especialmente para la temporada en curso. La gente de Mitre presentó un modelo sobrio, con los colores habituales y una gran diferencia con respecto a la del año pasado: la ausencia de un sponsor en el frente.
Hasta ese momento, La Nueva Seguros estropeaba el manto verde y negro, con su habitual combinación violeta y amarilla. Algo que, por fin, ya no se iba a ver. Sin embargo, el remedio puede ser peor que la enfermedad.
El inconveniente se presentó el 15 de marzo, cuando Nueva Chicago recibió a Agropecuario. Ante la obligación de utilizar un modelo alternativo que aún no estaba listo, se tuvo que recurrir al que se había utilizado anteriormente, pero con una salvedad: un poco delicado parche blanco tapaba el logo de la compañía aseguradora. Imperceptible (?).
La solución fue, lógicamente, mal recibida por los hinchas, aunque los aferrados a las cábalas la miraron con otra cara: con esta prenda, el Torito volvió al triunfo tras más de cinco meses. Está mal, pero no tan mal.
La hipótesis es simple: desde que se establecieron los números fijos en el fútbol argentino, la mayor cantidad de goleadores de cada torneo llevaron el 9 en la espalda. ¿Esto será así? ¿Habrá otros dorsales que puedan sorprender? ¿Vivimos en una mentira? La única manera de saberlo, es investigando. Y de eso se trata esto.
Antes de arrancar, una aclaración: para este informe, solo se cuentan los campeonatos de liga. Nada de Copa Argentina, Copa de la Superliga, Copa de la Liga o similares. Ahora sí, los datos.
Para el Apertura 1997, la AFA estableció que cada futbolista debía estar identificado con un número por todo el campeonato. La norma quedó fija a partir de la tercera fecha, y cada club hizo la lógica: el 9 fue para el goleador. Bueno, no en todos los casos. Por ejemplo, en el Deportivo Español ese dorsal lo usó el Pepe Basualdo.
La cuestión es que Rubén Da Silva fue el que más veces la metió en ese torneo. Usando el 9, obvio. Desde allí, la tradición (?) continuó hasta nuestros días, aunque hubo muchas excepciones.
Para hacerla corta, acá está el resultado: como marca la lógica, el mencionado dígito es el que más veces terminó con un jugador como máximo goleador de un torneo. Hasta el momento, desde aquel Apertura 1997 hubo 54 goleadores diferentes, y el 9 se repitió 21 veces. Lideran cómodamente.
El segundo lugar es para la camiseta número 7, con 5 apariciones. Todo gracias a las rachas de José Luis Calderón (Clausura 1999), Javier Saviola (Apertura 1999), Ernesto Farías (Apertura 2003), el Chino Luna (Clausura 2012) y el Picante Pereyra (Inicial 2013).
La sorpresa llega en el último escalón del podio. Con 4 liderazgos en la tabla de artilleros, se ubica la camiseta Nº 32. Esto es gracias a lo que hicieron Nacho Scocco (Inicial 2012 y Final 2013), Emmanuel Gigliotti (Final 2013) y Mateo Retegui (Liga Profesional 2022).
Y después, vienen varios más. De los que quedan, vale mencionar al 11, 18 y 19, con 3 tres títulos de goleo (?) cada uno.
Curiosidades:
– El goleador más repetido es José Sand, con 3 torneos en su haber: Apertura 2008, Clausura 2009 y Primera División 2016. Siempre en Lanús, siempre con el 9.
– Hay varios futbolistas que fueron 2 veces goleadores de torneos. Pero a los fines de esta indagación, se destacan los que lo consiguieron con números diferentes. Ellos son Santiago Silva (usó el 9 en el Apertura 2009 con Banfield y el 23 en el Apertura 2010 con Vélez), Javier Cámpora (usó el 19 en el Apertura 2005 con Tiro Federal y el 25 en el Clausura 2011 con Huracán) y Silvio Romero (usó el 10 en el torneo de Primera División 2014 con Lanús y el 18 en la Superliga 2019/20 con Independiente).
– El campeonato de Primera División 2014 (también conocido como Torneo de Transición) fue el único que tuvo tres goleadores. El datazo (?) es que ninguno llevaba el 9. Silvio Romero (Nº 10), Maximiliano Rodríguez (Nº 11) y Lucas Pratto (Nº 12) fueron los que más festejaron.
La tabla completa de dorsales goleadores (1997 – 2024):
Aston Villa y Charlton Athletic igualaban 3 a 3 en un emocionante encuentro de la Premier League. Quedaban 12 minutos para el final. De repente, viene un pelotazo sobre el área del visitante. Corre el delantero Julian Joachim. Sale el arquero Andy Petterson. Topetazo. El guardameta ve la tarjeta roja. ¿Lo bueno? Su equipo no había realizado ningún cambio. ¿Lo malo? No hay ninguno en su puesto entre los suplentes. ¿Lo raro? Hay un defensor que ya tiene experiencia bajo los tres palos. Y a él recurren.
Steven Byron Brown fue un histórico zaguero del Charlton: defendió esa camiseta entre 1990 y 2002. Durante ese tiempo vivió ascensos, descensos, campañas buenas, regulares y malas. Y, como en este partido, hasta le tocó atajar. Aunque esa no fue la primera vez: a lo largo de su historia en el club londinense, fueron cuatro las ocasiones en las que se puso el buzo y los guantes.
Aquella tarde ingresó en lugar del mediocampista John Robinson, pero con la indumentaria del compañero expulsado. Apenas se movió la pelota, intervino para desactivar un tiro libre venenoso. Y hasta metió algún contraataque aprovechando la potencia de su remate. La solvencia mostrada contagió a sus compañeros, que lograron el triunfo sobre el final del partido.
Esta épica victoria, conseguida en la anteúltima fecha, dejó al Charlton con posibilidades de salvarse del descenso en la jornada final. Sin embargo, esto no sucedió: la caída frente al Sheffield Wednesday los mandaría al Championship. Vaya uno a saber que pasaba si en ese encuentro también atajaba Brown.
Glamour, exquisitez, tradición y elegancia. Al pensar en Wimbledon, es inevitable no asociar estas características a dicha ciudad inglesa, gracias al histórico torneo de tenis disputado en el All England Club.
Sin embargo, durante varios años, esta localidad tuvo otro símbolo deportivo. Se trataba de Vinnie Jones, alguien que representaba todo lo contrario: violencia, hostilidad, rudeza y un desprecio absoluto por la integridad física de cualquier adversario.
Más allá de esto, se debe reconocer que aportaba mucho al espectáculo. Y no solo por su posterior carrera como actor. El mejor ejemplo se dio el 21 de octubre de 1995, cuando el Wimbledon FC visitó al Newcastle United por la 10ª fecha de aquella Premier League.
A los 12 minutos del segundo tiempo, el equipo visitante sufrió la expulsión del arquero Paul Heald. Sin cambios a disposición, y cayendo por 3 a 0, Jones no tuvo problemas en pedir un buzo, ponerse los guantes y encarar hacia la portería. Hasta se tomó un tiempo para hacerle una reverencia a la hinchada rival.
Durante más de media hora en esa posición, el improvisado guardameta tuvo mucho trabajo. Cuando le tocó intervenir, lo hizo de manera correcta, aunque sufrió tres goles que dejaron un marcador final de 6 a 1.
El sorteo de la Copa Argentina 2019 determinó que Rosario Central, campeón de la edición anterior, debutara frente a Sol de Mayo, un equipo de Viedma que jugaba en el Federal A.
La siempre polémica neutralidad de la competencia basada en un concepto de intervalo espacio-tiempo bastante particular, hizo que el partido se jugara en la cancha de Colón, a 1.200 kilómetros de la capital de Río Negro y a menos de 200 de Rosario.
Teniendo en cuenta esta particularidad, la cosa se le complicó al modesto club sureño cuando el árbitro Héctor Paletta vio el buzo del arquero Leonardo Torres y entendió que se podía confundir con la camiseta rival. Difícil ir a la utilería a buscar otro.
La solución estuvo en tomar prestado uno del dueño de casa, aunque hubiera que hacerle unos retoques: un poco de cinta para diseñar el número 1 en la espalda y un parche para tapar el escudo del Sabalero. Y a jugar.
La historia terminó de la mejor manera para los patagónicos: tras empatar en los 90 minutos, consiguieron avanzar a la siguiente ronda tras la definición por penales. Torres no detuvo ninguno, pero con su indumentaria ajena encandiló (?) a Germán Herrera y a Pablo Becker, quienes desviaron sus remates.
La imagen corresponde al debut del cuadro de Lomas de Zamora en aquella temporada. Apenas habían pasado 3 semanas del ascenso a Primera División y el partido pintaba complicado: contra un equipo grande y de visitante. Para colmo, a los 20 minutos ya estaba en desventaja. Sin embargo, con goles de sus refuerzos Víctor López y Oscar Monje, Los Andes dio vuelta el partido y se llevó un gran triunfo frente a Racing en su regreso a la máxima categoría.
#EfeméridesVXLA || QUÉ IMPORTA DEL DESPUÉS El domingo 6 de agosto de 2000, Los Andes volvía a jugar en Primera División con un triunfazo en Avellaneda. La recordada revista El Gráfico nos regalaba esta hermosa tapa.
La victoria de aquella tarde sería un hecho de excepción dentro de una flojísima campaña que terminaría con el descenso varias fechas antes del final. A pesar de un muy buen arranque (la primera derrota llegó en la 6ª fecha), el Milrrayitas terminaría el Torneo Apertura en el 19º lugar, solo por encima de La Academia. Por los malos resultados, Jorge Ginarte había dejado de ser el DT, siendo remplazado por Miguel Ángel Russo (Juan Carlos Zerrillo tuvo un interinato de un partido).
En la imagen, los once que jugaron en Avellaneda desde el comienzo. Arriba: Romero, Noce, Plaza, Salomón, Moya, Migliardi y Nasta. Abajo: Ferrer, Desagastizábal, Levato y López. Era base del equipo que había ganado el reducido del Nacional B, más un par de incorporaciones.
Para el Clausura, llegarían el Tati Buljubasich, Juan Pajuelo y Juan Pablo Rochi. Aunque la cosecha de puntos mejoró levemente, otra vez finalizó anteúltimo, perjudicado por un descuento de tres unidades debido a incidentes causados por su hinchada.
Las estadísticas de la temporada 2000/01 reflejarían que Los Andes fue el equipo que menos puntos sumó. Además, fue el que obtuvo menor cantidad de victorias (8), mayor número de derrotas (21) y el que más goles recibió (78 tantos).
Si los jugadores no estuvieron a la altura, qué decir de la vestimenta. Entre la camiseta marca ED que parecía confeccionada para un club de baby fútbol y la horrorosa prenda elaborada por Signia (que incluía una suplente azul y naranja) no parecía haber otra alternativa: ese equipo se iba al descenso desde el vestuario.