Cecchi Jorge

Jorge Carlos Cecchi

El debate está abierto: ¿puede ser baldosero un jugador que actuó en la Selección Argentina? En el caso de Jorge Cecchi no quedan dudas de que la respuesta es afirmativa. Nacido el 15 de mayo de 1963 en San Nicolás, comenzó a tomar contacto con la pelota en el Club SOMISA, donde luego aparecerían otros hombres que vistieron la albiceleste, como Nelson Vivas, Andrés Guglielminpietro y Leo Franco. Allí estuvo hasta 1979, cuando lo llevaron a Boca Juniors, donde empezó jugando en séptima y fue avanzando categorías.

A fines de 1980 se produjo lo inesperado: sin haber debutado en la Primera del Xeneize, Cesar Luis Menotti convocó a este delantero a la Selección mayor. “Me volví loco, tenía ganas de llorar. Me presenté de saco y corbata y fui de los primeros en llegar”, comentaba sin salir de su asombro. Como si fuera poco, en diciembre se dio el gusto de jugar dos amistosos con la Selección, ante la Unión Soviética y Suiza.

Llegó 1981, un año movidito para Cecchi: el Sudamericano Sub-20 que clasificó a Argentina para el mundial de Australia, el debut en la primera de Boca y, como si los días de bonanza no se acabaran, se dio el gusto de formar parte del campeón del Metropolitano, junto a nombres como Maradona, Ruggeri, Gatti, Brindisi y otros olvidados como José Luis Tesare, Jorge Ramoa y su coterráneo Carlos Acevedo. En octubre de ese año participó del Mundial Sub-20: disputó todos los partidos de la Selección, formando la dupla delantera con el Turco García, y hasta convirtió un gol en la victoria ante Camerún, pero el equipo que dirigía Roberto Saporiti fue eliminado en la primera ronda.

Como si ese fracaso hubiese sido una maldición, la carrera de Cecchi cayó en picada: totalizó 12 partidos en Boca (sin marcar goles) y en 1983 fue transferido a Temperley, donde marcó su único tanto en la máxima categoría, ante Nueva Chicago. Viendo que en el fútbol de los domingos no encontraba regularidad, decidió probar suerte en el ascenso: usó las camisetas de Almirante Brown en 1984, El Porvenir en 1985 y Tigre a partir de 1986, hasta que, cansado de recorrer el conurbano, a fines de la década decidió colgar los botines.

Estrellas de Córdoba 1 – Sparta (Praga) 2 (1981)

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La presencia de un equipo europeo en Argentina siempre fue motivo de interés por parte de los hinchas. Bueno, no siempre: el 16 de enero de 1981 el Sparta de Praga enfrentó en el Chateau Carreras a un combinado denominado Estrellas de Córdoba, ante solo 800 personas. El equipo de la tierra del fernet, integrado por jugadores de Talleres, Belgrano, Racing e Instituto, formó con Munutti (Quiroga); Del Mul (Oropel), Noriega, Nieto, Sanchez; Mastrosimone (Ludeña), Armayo, Gasparini; Bocanelli, Bravo (Reinaldi) y Amuchástegui (Baldesarri). Los europeos se impusieron 2-1, con tantos de Kotta y Raska, descontando Bocanelli.

River (1983)

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Pobres pibes. Algunos pudieron hacerse un lugar en el fútbol. Otros no sobrevivieron al voraz incendio y se perdieron en el camino.

El tema es que, con edad para jugar en cuarta o quinta división, tuvieron que poner la cara para salvar las papas y representar al primer equipo de River durante muchos partidos del Metropolitano 1983.

Como los titulares estaban en pleno conflicto con los dirigentes, los juveniles tuvieron que hacerse cargo de la situación y, obviamente, hicieron lo que pudieron.

Si bien River nunca estuvo cerca de irse al descenso gracias al promedio, no de casualidad terminó a los tumbos en la cancha y penúltimo en la tabla de posiciones. La campaña fue muy mala. En 36 partidos jugados, ganó 10, empató 9 y perdió 17 (casi una rueda entera). Hizo 37 goles y le metieron 50.

Aquí en la foto vemos al equipo de Pando antes de ganarle 1-0 a Instituto. Arriba: Montenegro, Gorosito (era el 5), Adrián Rodríguez, Karabín, Nicosia y Ariel Dacko. Abajo: Mercado, Dalla Líbera (por entonces con bastante pelo), Andreani, De Vicente y Fabio Nigro.

Turrismo Aventura: Tre Penne de San Marino

La situación está dura, la crisis económica mundial achicó las chances de varios baldoseros que no encuentran club y la búsqueda, en muchos casos, se hace angustiante. Para colmo, De Narváez lanzó su Mapa de la Inseguridad y varios vecinos ya han denunciado a futbolistas que robaron durante un año en la misma zona con total impunidad.

Pero como nosotros estamos del lado de los jugadores y queremos que les vaya bien, inauguramos esta sección que los ayudará a ubicar nuevos horizontes, o al menos a planear su próxima estadía en un lugar apto para…¿triunfar? No, para seguir baldoseando. ¿Sino con qué nos divertimos?

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La Societá Polisportiva Tre Penne es una escuadra del humilde país de San Marino, sí, el que se come un promedio de siete pepas (?) en los partidos de Eliminatorias. Aunque usted no lo crea, tiene una pequeña liga, que según el ranking de la FIFA, es la de menor nivel de Europa, cabeza a cabeza (?) con la de Andorra.

El equipo hoy homenajeado no es uno de los mejores, básicamente, así que imagínense cuánto saldría un amistoso contra el Barcelona. Es de la ciudad más densamente poblada, Serravalle, aunque es más conocida por ser una de las ciudades más viejas (la primera mención de ella es de año 962). De todos modos, se identifica más con el barrio donde está su sede: Galazzano. Su cancha, si es que así se la puede llamar, es el Fonte dell’Ovo (traducido es ¡Fuente del Huevo!), con apenas capacidad para 500 curiosos.

En fin, el Tre Penne nunca ganó un campeonato. Siempre fue un equipo de mitad de tabla para abajo (nunca descendió porque no hay una segunda división en el fútbol sanmarinense). Sus únicos logros son cinco Copas Titano, el equivalente a la Copa del Rey española, y un Trofeo Federale, una especie de Supercopa.

Claro que no todo es malo para el baldosero que quiera ganarse unos mangos, porque el sueldo es euros. Nada despreciable para el que ganó Lecops. A todo esto surge una pregunta que es fundamental en esta sección. ¿Qué baldoseros que penetrarían perfectamente en este plantel? Cae de maduro que el Turbina Navas encajaría de maravillas. O por qué no el Pelado Meijide, que haría una gran dupla con Luisito Islas. También podemos incluir al futuro posteado Mariano Trípodi. Claro que no sólo por gustos se podría baldosear aquí, sino Manduca, Mea Vitali o el Chupa López se sentirían ofendidos.
De todos modos, de una cosa estamos seguros: si te vas para este pequeño club, grande será tu homenaje.

Argentinos que actualmente hacen turrismo: Hoy en día ninguno se anima a robar por allá.

Argentinos que han hecho turrismo: Hasta ahora ninguno, pero en cualquier momento alguien rompe el hielo.

Probabilidades de baldosear en ese club: 95%.

Tabi William

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William Etchu Tabi

No. El de la foto no es el Subcomandante Marcos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, tampoco es el lisérgico Comandante Clomro, mítico personaje que copaba todo tipo de programa televisivo clase Z a mediados de la década del noventa.

El que posa con el codo del Estadio Pedro Bidegain de fondo no es otro que William Etchu Tabi, un volante central camerunés nacido el 13 de noviembre de 1982 que estuvo en San Lorenzo de Almagro allá por el 2002.

Formado futbolísticamente en el UCB FC y el Sable de Batié de su país, y con la experiencia de haber disputado el Mundial Sub 20 de Nigeria en 1999 (jugó un rato contra Estados Unidos), Tabi apareció en la Argentina de la mano de sus representantes Pedro Aldave y Juan Carlos Peñalba para probar suerte en Chacarita junto a su hermano John y otro compatriota más cuyo nombre jamás fue revelado.

Al parecer el nivel de Tabi convenció en San Martín, pero no llegaron a un acuerdo económico y los morochos se fueron a patear la pelota a otra parte.

«Sabíamos del buen nivel del fútbol argentino, aunque también entendemos que hay otras ligas más fuertes, como la de España e Italia. En mi país se habla de Boca, River, Independiente, Racing y San Lorenzo. Del resto, no«, comentó el grone que pretendía usar nuestra liga como un trampolín para llegar a Europa.

En el Bajo Flores encontraron una nueva oportunidad a prueba con la casaca del Ciclón. William gustó pero sus acompañantes no y terminaron buscando suerte en Bolivia.

Cuenta la historia que una vez Walter Perazzo lo mandó a jugar para la Cuarta en un picado con la Reserva y a los cinco segundos Tabi apareció detrás del DT con la pechera de los titulares puesta. «¡Este negro no entiende nada!«, tiró el técnico, provocando una carcajada generalizada.

Lejos del Nuevo Gasómetro, rumbeó para Turquía, donde se sumó al Samsunspor (2002/2003) y desde entonces se mantiene dando vueltas por la Península Balcánica, defendiendo los colores del Siroki Brijeg (entre 2004 y 2006), Posusje (2006/2007), ambos de Bosnia Herzegovina, y posteriormente el Sibenik (2007/2008) y Croatia Sesvete de Croacia (desde mediados de 2008).

Biaggio a Independiente 1993

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A inicios de 1993, Pedro Marchetta por entonces entrenador de Independiente, sugirió su nombre para reforzar el ataque. Es que los escasos 15 goles en los 19 partidos del Apertura ’92 preocuparon a los dirigentes rojos, que fueron buscar un delantero. Ese atacante era el pampeano Claudio Biaggio, sin historia en el fútbol grande argentino, ya que de All Boys de La Pampa había saltado al fútbol uruguayo.

Tras seis meses en Peñarol, pasó a Danubio donde tuvo un gran año 1992. Por entonces Independiente habría ofrecido una cifra poco despreciable en esos momentos, 400.000 dólares. Finalmente cuando todos daban el pase hecho, y ya el «Pampa» se había probado la camiseta de los Diablos Rojos, la operación se frustró y dos meses después, Biaggio debutó con la casaca de San Lorenzo.

(Gracias Diego)