Especiales: del Siglo pasado (parte 1)

Transcurridas casi dos décadas del corriente milenio y con el reciente anuncio del inminente retiro del Rolfi Montenegro, vamos a recordar a aquellos jugadores que participaron en Primera División durante el Siglo pasado y que se han convertido en venerables señores que aún corren detrás de una pelota en pantaloncitos cortos en relativo primer nivel.

Por tal razón, vamos a obviar a aquellos jugadores que despuntan el vicio en ligas regionales o del ascenso profundo. También a aquellos baldoseros que militan en equipos de Quinta, Sexta o Séptima División de algún país europeo. No habrá espacio ni consideración para quienes hace años se retiraron, pero que aún no se dieron cuenta. Habrá, por supuesto, algunos cuantos ladris. Pero de finísimo guante blanco…

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Pablo Horacio Guiñazú (39)

El más antiguo en debutar, ya que lo hizo el 3 de noviembre de 1996 en Newell´s Old Boys, jugando nada más y nada menos que un clásico rosarino como visitantes. Fue un empate 1 a 1 en uno de esos encuentros típicos entre estos dos equipos en el que ninguno quiere arriesgar. De esos que abundan en todas las décadas. ¿los goles? Mauro Gerk marcó para La Lepra e igualó El Tano Facciuto para El Canalla.

El Cholo ingresó a los 57 minutos por El Piojo Manso y mirá si pasó el tiempo que sus compañeros Bruno Gimenéz y Walter Luján todavía no se llamaban Bruno Marioni y Walter Samuel, respectivamente. Y claro, al arquero rival, Roberto Abbondancieri, todavía no se le había cruzado por la cabeza cambiar la “C” de su apellido por una “Z” para conseguir un pasaporte europeo. Fueron de la partida, entre otros, Ricardo Rocha (55), Fabián Basualdo (54), Larry Saldaña (50) y El Polillita Da Silva (50).

En el año 2000, Guiñazú pasó al Perugia de Italia y luego hizo historia en Independiente (2001 a 2003), otra vez Newell´s (2003), FC Saturn de Rusia (2004), Libertad de Paraguay (2004 a 2007), Inter de Brasil (2007 a 2012), de nuevo Libertad (2013), Vasco da Gama (2013 a 2015) y Talleres de Córdoba, donde llegó en el año 2016 y convirtió el tanto que devolvió al Matador a Primera División.

Hoy, aunque es el principal depositario del mayor porcentaje de “viejo choto” recibidos en el fútbol grande de AFA, todos nos preguntamos porque juega cada vez mejor…

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Fabián Alberto Cubero (39)

El 17 de noviembre de 1996 se escribía la primera página de una historia importante en Vélez Sarsfield. Ese día, en una derrota 2 a 0 frente al Estudiantes del Profe Córdoba, El Poroto jugó el primero de sus más de 600 encuentros con La V Azulada (y contando).

En aquella jornada compartió cancha con algunos históricos, como Pablo Cavallero, Flavio Zandoná, Omar Asad y El Lobo Cordone. Y también con una constelación de baldoseros que incluía, entre otros, a: Leonardo Williams, Rubén Rivero, Mauro Cantoro, Ariel Ércoli y Diego Trotta. En una muestra invaluable de noventismo, Sergio Goycoechea ocupó el banco de suplentes del Fortín.

Con un intervalo de dos años en Tigres de México (2006 a 2008), Cubero hizo el resto de su carrera en Vélez, donde ya se lo considera parte del mobiliario (?). Cuando hizo su debut, por ejemplo, no habían nacido sus actuales compañeros: César Rigamonti, Brian Cufré, Lucas Robertone ni Agustín Delgadillo. Además, jugó con los tres Zárate, con Asad padre e hijo, con Compagnucci padre e hijo, y lo dirigieron casi todos, ya que por suerte para él zafó de Ricardo Lavolpe.

El 1 de enero de 2001, cuando comenzó el corriente Siglo, El Poroto ya contaba con 80 partidos para Vélez. Sus novias eran normalitas y aún no se había hecho la depilación definitiva.

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Cristian David Luchetti (39)

Un par de horas después del debut de Cubero, el juvenil arquero de Banfield hacía su presentación en la elite en un encuentro histórico que lo tuvo como protagonista ¿por lo que atajó? En parte sí, pero más que nada porque aquel fue el último partido de Carlos Fernando Navarro Montoya en el arco de Boca Juniors. Y Luchetti tuvo alguna injerencia.

Antes del match, el mítico guardameta Xeneize alentó y le dio ánimos al Laucha, de apenas 18 años, desobedeciendo aquella bien habida máxima (?) que reza “al contrario hay que pisarlo”. No conforme con eso, tras la victoria 3 a 1 de aquel condenado Taladro sobre el “Dream Team”, El Mono le obsequió su buzo Nike, el cual, junto al resto de la pilcha de Boca, Carlos Salvador Bilardo había tasado esa semana en 30.000 dólares. Ese fue el fin. Y fue también lo que hizo inolvidable el debut de Luchetti.

Histórico de Banfield, donde atajó en tres periodos y ganó el Apertura ’09, pasó por Santos Laguna de México (2003/04), Racing Club (2004/05) y le arruinó la despedida de La Bombonera a Martín Palermo (2010/11). Desde 2012 ataja en Atlético Tucumán, donde consiguió varios hitos. Hoy se encuentra lesionado. Por su edad, veremos si puede volver a ser titular o se retira. Ojalá el cuerpo le deje de dar Batalla (?).

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Daniel Gastón Montenegro (39)

El 6 de abril de 1997, en un mundo sin celulares, Wi-Fi ni Netflix, aparecía El Rolfi en Primera División, reemplazando a Emiliano Romay a los 15 minutos de la victoria 3 a 1 sobre Vélez y causando una grata impresión. Es más, tras un impresionante apilada quedó mano a mano con Chilavert, pero el paraguayo se le tiró encima y casi lo retira del fútbol ese mismo día.

Para tomar dimensión de lo antiguo que nos queda el asunto, aquel día jugaron junto a él: El Turco García sin rehab, un oficinista llamado Pedro Barrios y La Anguila Gutiérrez, quien esa semana había confirmado su ruptura sentimental con Graciela Borges.

El Rolfi comprobó que Europa no era lo suyo (Olympique Marsella, Zaragoza y Osasuna de España, Saturn de Rusia), estuvo en México y pasó por dos periodos en River Plate, cuatro en Independiente y tres en Huracán, donde afirma retirarse a mediados de 2018 ¿Será? ¿O llegado el momento dará marcha atrás con esta decisión?

Por lo pronto, desde acá pedimos un partido homenaje y que El Rolfi no sea antipibe e invite a ese hermano que le obsequió la vida llamado Juan Krupoviesa. Total, el recuerdo lo va a acompañar hasta el último de sus días. Quiera o no…

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Leandro Desábato (39)

Beneficiado por un Profe Córdoba gustoso de experimentar con los pibes de inferiores, El Chavo hizo su aparición el 13 de julio de 1997 en un vertiginoso empate 3 a 3 de su Estudiantes contra Unión en Santa Fe. El defensor entró por El Potro Fúriga para disputar los últimos nueve minutos y no vio mucha acción. Eso sí, compartió cancha con jugadores exóticos como La Araña Maciel, el ghanés Nii Lamptey, el esa semana travestido Martín Palermo, el quilomberísimo Nicolás Tagliani o Christian La Grottería.

Volvió a ver acción recién en el año 2000 y poco a poco cambió su imagen de jugador limitado o, como se dice en la jerga, de burro, hacía confiable patrón de estancia con inequívoca mentalidad ganadora. Bueno, cambiamos todos, hermano. Ya que muchos aplaudimos cuando Desábato le dijo “Macaco” y “Negro” al brasileño Grafite y hoy pedimos perdón hasta por decirles viejos a nuestros padres. Crecimos.

Tras un largo derrotero, por supuesto, El Chavo sigue en la defensa del Pincha y no sabemos cuando dará las hurras. Como tampoco sabemos que se pensó popularmente cuando hizo mención a la adicción de Ariel Ortega ni si Daniel Osvaldo finalmente lo juna o no…

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Rodrigo Braña (39)

Si bien debutó en 1997 jugando el Nacional B para Quilmes y recién apareció en Primera en el año 2001 con la camiseta de Unión de Santa Fe, nadie puede negar que El Chapu es un tipo que lleva 21 temporadas ininterrumpidas al máximo nivel. Al menos, a nivel vernáculo.

Un paso por el Mallorca B (1998/99), uno por El Tatengue (2001), cuatro por El Cervecero y dos por Estudiantes de La Plata signan la vida de este incansable del mediocampo, quien además jugó el Sudamericano Sub-20 de 2001 y estuvo en las selecciones dirigidas por Maradona y Sabella. Un gran producto de consumo nacional que nos hará sentir más viejo el día que de las hurras.

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Adrián Jesús Bastía (39)

Hubo un tiempo, les juro, en que El Polaco fue un sex simbol que enloquecía a las doncellas. Esto ocurrió ni bien el por entonces rubio carilindo hizo su presentación en la elite, allá por el 11 de abril de 1998, en una victoria de Racing Club por 2 a 0 sobre Ferro durante el Clausura.

Bastía hizo historia de la grande al ser el volante central titular del Racing campeón después de 35 años. Al mismo tiempo que iba dejando jirones de sex appeal, continuó su carrera por Espanyol de Barcelona (2003), Saturn de Rusia (2004, al igual que los longevos Guiñazú y Montenegro, por lo cual suponemos que allá algo les dieron) Estudiantes de La Plata (2004 a 2006), otra vez Racing (2005 a 2008), Asteras Tripolis de Grecia (2008 a 2011) y luego regresó al país para meter una segunda adolescencia en Colón de Santa Fe (2011 a 2013), Atlético de Rafaela (2013 a 2015) y de nuevo El Sabalero (2016 / actualidad).

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Esta última etapa de El Polaco está signada por haber atajado un penal y por ser partícipe necesario en el agigantamiento de una de las mejores leyendas urbanas que haya oído nuestra generación. Y que ahora nos hace ver como cavernícolas, bien del siglo pasado…

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Javier Marcelo Gandolfi (37)

El actual defensor de Talleres de Córdoba debutó para River Plate en el Apertura ’98, con tan solo 17 años. Y no fue en cualquier encuentro, sino en uno de los más controversiales del Millonario en aquella década ¿Por qué razón? Porque fue en una derrota por 3 a 2 frente a Gimnasia, en El Bosque, en la cual Los Borrachos del Tablón deseaban la derrota de su equipo y festejaron cada penal o gol a favor del Lobo. Si, así como lo leen.

La posibilidad de un campeonato ganado por Boca Juniors era demasiado para la menemista institución de Núñez; por tal razón, el entrenador, Ramón Díaz, optó por darle franco a varios de sus jugadores y decidió poner suplentes e inexpertos para enfrentar a Gimnasia.

Con el encuentro igualado en 2 y pese a la buena labor de su equipo, El Riojano decidió sacar a Carlos Javier Netto a los 32 del segundo tiempo e incluir al joven Gandolfi para que jugase de volante por derecha. O por lo menos para que lo intente.

No conforme con eso, al minuto sacó a Juan Pablo Ángel e hizo ingresar al baldosero sin homenaje propio Luciano Beutler. A los 38 del segundo tiempo, Mariano Messera marcó el 3 a 2 final gracias a un sospechoso obsequio de Roberto Bonano y de esa manera salvó de un debut vergonzoso a Franco Costanzo, Gabriel Pereyra y Carlos Diego Escudero, quienes aguardaron en el banco de suplentes.

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Gandolfi recién jugó algunos partidos más para River Plate una vez llegado el Siglo XXI. Luego pasó por Talleres de Córdoba y tuvo dos períodos en Arsenal de Sarandí. En medio de eso tuvo un poco recordado retorno al Millonario, donde jugó apenas un puñado de encuentros. La madurez de su carrera la alcanzó en México, donde defendió los colores de Jaguares y Tijuana.

Hoy, en Talleres de Córdoba, sigue demostrando que ningún jovencito va a poder sacarle el lugar ni desplazarlo de su bien merecido apelativo de “Cobija”; el cual se lo puso El Cabo Sarabia ¿Por qué? Ya saben, boludos. Por el tamaño de su pija, sin (?).

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Leandro Atilio Romagnoli (37)

Última jornada del Apertura ’98. Todos mirando al Boca de Bianchi campeón y nadie se percató que en el estadio de Racing Club estaba debutando el máximo ídolo histórico de San Lorenzo de Almagro (victoria de La Academia por 3 a 2).

Habilidoso, talentoso, cerebral. Hay muchos sinónimos para definir al Pipi. Y si vamos a las frías estadísticas, debemos decir que es el jugador más ganador de la historia de Los Cuervos. Es más, ganó tres torneos internacionales con la institución. Algo, hasta su debut, inédito para San Lorenzo.

Hoy por hoy, dicen que sigue jugando. Y seguramente nadie, jamás, va a poder empardar su más logrado hito: en 2016 escribió el prólogo de El Método Bauza, la biografía del señor ese que, acompañado por Lionel Messi, le va a llevar la Copa del Mundo al Papa Francisco después de Rusia 2018. Ahí nos vemos…

Catorce


¿Cómo carajo llegamos a cumplir tantos años? No lo sabemos. Pero el 14 es un número que nos identifica. ¿Por Cruyff? ¿Por Simeone? ¡Ni en pedo! O mejor dicho, sí, en pedo.

Hoy levantamos la copa por el Gordo Kenig, Darío Dubois, El Forito, Benetti cayendo en cana el día del encuentro baldosero, La Hija de La Fata, el Flaco Lamadrid donándonos su colección de fotos para Malvestitti, Orestes Katorosz siendo nuestro padrino y haciendo el prólogo de El Veraz del Fútbol, Gambarino vendiendo autos chotos y caros en el tag, el Mono Mario comentando eternamente en el post de Aimar Centeno, el Loco Abreu bloqueándonos porque le hicimos un Amor a la Guita, el Mundial que cubrimos y el que vamos a cubir, las secciones nuevas, las viejas, las buenas, las chotas. Por todo eso y todo lo nos olvidamos. Pueden seguir la lista ustedes mismos.

Pensamos festejar todo el día y hoy no vamos a laburar. ¡Salud, baldoseros!

Especiales: Campeones fantasmas

¿Cuántos jugadores son referentes de una institución sin haber haber ganado un título? Muchos. Y ahí los vemos todos los fines de semana, con la cabeza bien arriba, levantando los brazos ante el aplauso de su gente que les reconoce alguna victoria en un clásico, algún gol salvador o simplemente el hecho de haber acumulado varias batallas con la misma camiseta.

En la vereda de enfrente de esos persistentes hombres sin fortuna, están aquellos tocados por una luz divina; esos que llegan a un club y en un abrir y cerrar de ojos se cuelan en el póster de campeón. Aunque no hayan hecho mucho. Aunque su participación haya sido escasa e imperceptible. Repasemos, entonces, algunos de los ñoquis con medalla que nos ha dado el fútbol argentino en las últimas décadas.

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Charles

El antecedente de haber amargado a River en una final de Supercopa lo trajo por estos lados. Todos querían ver más goles de Charles al Millonario, pero ni quiera llegó a enfrentarlo.

En el Apertura ’92, ese que cortó la racha de 11 años sin títulos xeneizes, el brasilero tuvo una influencia escasa. Debutó como titular en la primera fecha, haciendo dupla con Roberto Cabañas, en un 0 a 0 ante Mandiyú.  Luego metió minutos ante Belgrano, Talleres, Vélez y Huracán.  Ya para la séptima fecha, Charles nunca más fue tenido en cuenta, pero al menos se anotó en la lista de campeones del fútbol argentino.

Fuera de los números oficiales, el ex Cruzeiro jugó aquellos dos amistosos ante el Sevilla y nos dejó el recuerdo de su presentación en Ritmo de la Noche, donde jugó con el Diego (dueño de su pase) y cumplió el sueño bostero: meterle goles a River.

Mário Jardel

Fue un implacable número 9 brasilero que deslumbró al Mundo en la Copa Libertadores de 1995, donde fue campeón y goleador con el Gremio de Felipão. Ya para 2004, había dejado el fútbol portugués y había tenido un primer paso en falso en el Bolton inglés, donde se lo vio gordo y errático. Adelanto de lo que vendría.

El Newell’s de Gallego lo incorporó para el Apertura 2004, con la ilusión de que hiciera una gran sociedad con Ariel Ortega. Pero las cosas no salieron bien desde la primera fecha, cuando el Burrito no fue habilitado y entonces el lungo atacante tuvo que hacer dupla con el Piojo Manso.

En su debut (derrota 1 a 0 con Vélez), hizo todo mal. Incluso le pidió aliento a los hinchas y eso terminó por condenarlo. «Estoy en la búsqueda de mi acondicionamiento. Estoy tranquilo, sólo pido tiempo, paciencia. Me encuentro en un 70 por ciento de mis posibilidades, y creo que en dos semanas voy a estar cerca de mi mejor forma», tiró.

Ya para la segunda fecha, había perdido el puesto con Scocco. Fue al banco, pero no entró en el clásico ante Central (victoria 1 a 0 con gol de Maidana). Se tuvo que conformar con minutos como suplente en otros dos partidos: ante Huracán de Tres Arroyos y Banfield.

A pesar de que solo disputó 3 partidos, el nombre de Mario Jardel integra aquella lista del Newell’s campeón de 2004.

Luis Salmerón

Personaje querible el Pupi. Jugó en varios equipos, pero es imposible no identificarlo con Ferro, el club donde debutó y en el que tuvo 6 (sí, seis) etapas. Su momento de gloria, sin embargo, lo vivió con otra camiseta verde y blanca.

En 2009, descendió al Argentino A con Talleres de Córdoba y se fue a Chile para firmar con la Católica, pero tuvo algunos problemitas y volvió a la Argentina, para terminar arreglando con Banfield, que le ofrecía una chance en Primera División.

En aquel Apertura 2009, el Taladro se consagró de la mano de sus delanteros: Santiago Silva y Papelito Fernández. ¿Salmerón? Relegado. Apenas disputó un puñado de minutos en 4 encuentros, pero se dio el lujo de sacarse la foto de la consagración en La Bombonera. Al año siguiente pudo disputar otros 11 partidos, pero nunca la metió.

Wason Rentería

Poco se sabía de él a su arribo al fútbol argentino. Apenas que era delantero y que había hecho varios goles en Millonarios de Colombia.  Así que hubo que sentarse a esperar su debut. Y bastante.

A comienzos de 2014, firmó con Racing, declaró que quería ser campeón y se puso a disposición de técnico, Mostaza Merlo, pero a último momento blanqueó que tomaba un medicamento con corticoides y se tuvo que bajar del estreno ante Colón para que no le saltara en el doping.

Al toque, regresó a su país para arreglar unas cosas y muchos especularon que no volvería a la Argentina. Pero sí, volvió. Y en un entrenamiento previo a la segunda fecha se rompió los ligamentos al chocar con Francisco Cerro. Todo en apenas una semana.

Un semestre más tarde, Wason finalmente entró a la cancha en la victoria 1 a 0 ante Arsenal de Sarandí, por la cuarta fecha del Torneo de Transición 2014. Ese mismo día debutó Gustavo Bou en La Academia, por lo que las chances del colombiano se terminarían reduciendo al máximo. Solo volvió a tener minutos en el empate 1 a 1 ante Olimpo, en Bahía Blanca.

Para cuando el Racing de Milito y Cocca se alzó con el título, Rentería ya era un fantasma: ni apareció en los festejos.

Bruno Uribarri

Caso raro el de este jugador surgido en Boca (2006 a 2007) que se convirtió en un amuleto de River. ¡Y casi nadie reconoce su cara!

Llegó a Núñez, proveniente de Colón, a comienzos de 2014. Pese a estar en el plantel, solo jugó en Reserva y no pudo disputar ni un minuto en Torneo Final 2014 que ganó Ramón Díaz. Pero el destino le tendría preparado algo mejor.

Ese mismo año, Uribarri fue titular en uno de los choques ante Godoy Cruz por la Copa Sudamericana. De yapa, el DT lo llevó al banco en el 0 a 0 ante Boca, en La Bombonera, que a la postre serviría para eliminar al rival de toda la vida y luego conquistar ese trofeo continental.

¿Más? Claro que sí, porque el defensor entrerriano además jugó media hora en la caída 2 a 0 ante el San José de Oruro, por la Copa Libertadores 2015. Fue un mal comienzo, sí, pero el Millonario terminaría consagrándose meses más tarde. ¿Y todo gracias a quién? ¿A Alario? ¿A Gallardo? ¿A D’Onofrio? No, señor. Gracias a Uribarri.

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Martín Alejandro Civit

El tiempo es un flujo inconstante, increíble y paradójico. O mejor dicho es inconstante, increíble y paradójico lo que hace con todos nosotros mientras estamos sumergidos bajo su tirano rigor unidireccional. En mi caso particular, lo que me genera mayor perplejo y asombro es lo que hizo con algunos de mis sueños o anhelos… Para ser más específico y por haber crecido rodeado de ejemplares de El Gráfico, trasmisiones deportivas y potenciales futbolistas, lo que hizo con uno de mis deseos primarios: el de ser periodista deportivo profesional.

Probablemente, lo que me movilizó en primer término deben haber sido las ganas de entrar a todas las canchas fácil y sin pagar. O el estar cerca y hacerles preguntas a mis héroes de la infancia. El Diego, El Manteca, El Burrito, y muchos, muchos más. Encima, al ser testigo del surgimiento tanto del primer canal especializado como de la fundación del primer diario deportivo, sentía que ser colega de Gonzalo Bonadeo, Fernando Niembro o Marcelo Araujo era la madre de todas las realizaciones personales. No era el único. Muchos de mi generación tenían el mismo sentir, aunque luego se decantaron por un laburo en serio (?).

¿Qué hace un periodista deportivo en la vida real? ¿Jetonea en la tele contra otros colegas, todos al borde de la histeria y del ataque al corazón, por una ínfima jugada en el primer tiempo? ¿Es un nexo para una transacción económica? ¿Es un actor necesario para inflar una transacción económica? ¿Es un tipo que muestra memes? ¿Es un señor que se sabe la formación de Checoslovaquia del 62? ¿Un hombre que habla y se cree palabra autorizada por sobre las demás, pero que en realidad solo fue hábil para estar donde sentía que tenía que estar gracias a nexos políticos y con el poder?

Hoy por hoy, no hay uno solo de aquellos pibes con los que compartía el deseo de la vocación, ya todos convertidos en hombres, al que no le escuche algún: “como le pegaría a Liberman”, “qué asco que me da Martín Arevalo”, “Lo veo a Azzaro y me dan ganas de vomitar” y así sobre casi todos estos sujetos de omnisciente accionar cotidiano. Pero, viejo ¿ustedes no querían ser uno de ellos? Por supuesto, el tiempo y solo el tiempo hizo lo que siempre. Sabiduría.

En mi caso, aún siento que la parte primordial de ser periodista deportivo es la de contar historias. Tampoco se necesita tanto para eso, claro. Y en ello tampoco hay ninguna realización personal. De hecho, ni siquiera soy periodista deportivo. Es más, ahora también los aborrezco. Pero se puede agarrar alguna foto, un par de datos, hacer de cuenta que nunca pasó el tiempo y jugar a que amo una profesión que nunca conocí.

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Recibimos el diploma en la Escuela de Periodismo Deportivo, le damos un beso a mamá y a papá, nos despedimos para siempre de los forros con los que cursamos durante tres años y, ansiosos por complacer a nuestros nuevos jefes, tomamos un nombre al azar para desarrollar nuestra historia.

En este caso, Martín Civit (25/09/1985), un mediocampista surgido en Arsenal de Sarandí que ingresó en un partido contra Vélez (caída 1 a 0) en el Apertura 2005. Apoyamos nuestro texto, que puede poseer severas faltas de ortografía, que total algún gil va a corregir, con alguna imagen tomada de internet. Total, Siglo XXI, papá.

Conocemos algo de fama repentina, un poco de guita, las minas nos miran distinto y, por compromiso, ponemos que Civit jugó 23 minutos contra San Lorenzo (2 a 2) en el Apertura 2006. Nos damos cuenta que nuestro protagonista participó de 23 minutos contra Boca Juniors (derrota 3 a 1) por el Clausura 2008 y que así se despidió de Primera División, pero no le damos mucha bola porque acaecieron los primeros cachetazos: un colega veterano nos dejó en ridículo al aire; nos apretaron por “decir giladas de tal club” y a ciertos protagonistas les parezco un salame. Apechugo y vivo a la defensiva. Esto no puede volver a pasar…

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Apoyamos la historia con otra imagen robada: Civit estuvo durante el último semestre de 2008 en el Alajuelense de Costa Rica, pero lo fueron rápido porque no se adaptó al club. Todo esto me chupa un huevo, porque no me cabe que me bardeen en las redes sociales. La exposición trae un montón de problemas que siempre sentí que iban a ser del otro. No míos.

Hacen referencia maliciosa a mi cara, a mi cuerpo o el de mis familiares. Se meten con mi novia. Con la ropa que usamos. Yo nunca hago eso. Solo hablo de los jugadores en la cancha, nomás. A no ser que anden en la joda. En los boliches, con gatos. Ellos se tienen que preparar para la alta exposición, no yo… Yo apenas soy un simple periodista. Voy a prepararme para devolver siempre la piña, porque esta se ve que es una carrera que no otorga prestigio. Nadie lo tiene ni lo tendrá por unanimidad. Ira.

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Sacamos otra imagen de la web y caemos en cuenta que, tras seis meses en la nada, a mediados de 2009 Martín Civit se fue al Inter Turku de Finlandia y que así metió el ambicionado pase a Europa, al menos por seis meses. Ambición… Ambición… A veces pienso que la ambición me llevó a convertirme en este grotesco que la gente piensa que soy. Ellos no me conocen y hablan. Hubiera sido mejor una radio zonal o un programa partidario. Algo chico y seguro, vender publicidad. Pero no, acá estamos y cualquiera se arroga el derecho a insultarme. Será culpa de mi ambición. ¿Qué? ¿Es malo tenerla?

Martín Civit pasó otros seis meses desocupado y a mitad de 2010 se unió a Comunicaciones de Primera B (2010/12). Después pasó a Talleres de Remedios de Escalada de Primera C (2012/16) y a ahí se retiró. Y hablando de retirarse, estoy pensando severamente irme hacía el lado de las operaciones periodísticas o el de la representación de jugadores. Este sueño infantil no es lo que se creía y cansa. O tal vez me vuelque al periodismo político. Eso tal vez me otorgue más prestigio, libertad o espacios de poder. Irme del estadio puteado por padres e hijos me cansó.

Además, al pasar me entero que a mediados de 2017 Martín Civit regresó al fútbol en Ferrocarril Midland de Primera C. Y yo la verdad ya no tengo ni ganas ni tiempo como para perder con un futbolista cualquiera que es mucho más chico que yo. Y que encima en cada entrevista cuenta con orgullo que es periodista deportivo recibido…

Y el tiempo sigue pasando.